sábado, 14 diciembre 2024

Ricard Guillem (Cafler) mantiene los pies en la tierra, pero quiere ser un unicornio

Ricard Guillem tiene el objetivo de llevar a su empresa, Cafler, a lo más alto y en el menor tiempo posible. La meta es alcanzar una valoración de 1.000 millones con un fuerte crecimiento a muy corto plazo. Según desvela este joven que inició su andadura empresarial con apenas 16 años a MERCA2, «lo conseguiremos en meses», ha asegurado, aunque mantiene los pies en la tierra al asegurar que «no nos guiamos por valoraciones».

Este soñador, pese a su juventud, da muestras de madurez impropias a su edad. Bajo su cargo tiene a un ejército de conductores y está rodeado por empresarios con renombre. Viendo sus métricas, con un crecimiento que se duplica en muy poco tiempo, podría perfectamente alcanzar el estrellato y convertirse en la nueva Wallbox. Eso sí, mantiene una actitud tranquila, sin forzar la conversación ni rehuir ninguna pregunta. Un desparpajo que muestra con una naturalidad apabullante.

No hay titubeo durante la conversación, realizada paseando, sin despacho privado o en un rincón alejado del ruido del Mobile World Congress 2022 (MWC22). Con los 17 años recién cumplidos, este jovencísimo fundador pretende dar solución a los problemas cotidianos de las personas, una inquietud que ostenta desde los ocho años. «Buscaba siempre solucionar los problemas«, ha comentado. Su pasión por los usos de la tecnología para aportar soluciones a las dificultades comenzó muy pronto, con tan sólo ocho años.

EL INICIO DE GUILLEM EN CAFLER Y SU ESTRECHA RELACIÓN CON LA AUTOMOCIÓN

Guillem guarda una estrecha relación con el mundo de la automoción. Su abuelo fue propietario de numerosos talleres, y uno de ellos fue heredado por su tío. Éste le trasladó las inquietudes de los clientes. «¿Cuándo estará listo el vehículo?» era la cuestión más repetida. «¿Cuándo podré venir a buscarlo?», era la segunda. «¿Pueden llevármelo a casa?» fue la clave. Los clientes tenían la necesidad de conocer los tiempos y de recibir el vehículo en su domicilio. Una vez identificadas estas inquietudes, Guillem comenzó a trabajar para darle una solución.

La llamada de su tío le dejó con el teléfono en la mano y se refugió en su habitación para tratar de encontrar la solución tecnológica. «Hay solución a cualquier problema a dos clics de distancia«, ha apuntado. Esta es la sociedad en la que se rodeó desde pequeño. La gran cuestión a resolver era cómo nadie había llegado a esta solución, hasta ahora. «No tenía sentido que no existiera algo así para cubrir esta necesidad«, ha sostenido.

Ricard Guillem, presidente ejecutivo y fundador de Cafler
Ricard Guillem, presidente ejecutivo y fundador de Cafler

De ahí surgió Cafler, una empresa que dobla sus cifras a las pocas semanas. Su negocio consiste en hacer más fácil el día a día de los usuarios realizando por ellos la visita obligada de la ITV, llevando el coche a la puesta a punto o al taller, o bien simplemente lavarlo.

LA CLAVE DE TENER A SABADELL ENTRE LOS INVERSIORES

Una idea que nunca se había puesto en marcha y que se ha conseguido con el paraguas inversor de BStartup de Banco Sabadell. La entidad financiera apostó por el proyecto en su fase semilla y aún mantiene la inversión. La entidad financiera aporta a Cafler su experiencia a la hora de diseñar estrategias, así como un método ortodoxo. «Esta relación nos obligan a ser exigentes en el desempeño», ha considerado Guillem. «Es un socio clave», ha sostenido.

La valoración no es el principal objetivo

«La valoración no es el principal objetivo. Éste se encamina a revolucionar el mundo de la automoción para que Cafler acabe siendo una realidad en cualquier parte del planeta y para cualquier persona», ha afirmado. La idea surge de la mezcla «identificar los problemas y aportar soluciones tecnológicas».

NUNCA HA FALLADO, PERO CAFLER CUENTA CON LA PROTECCIÓN DE MAPFRE

El primer servicio que prestó Cafler comenzó con trasladar el vehículo desde el domicilio o empresa a los establecimientos de las Inspecciones Técnicas del Vehículo (ITV). Un servicio de recogida y entrega que puede suponer, desplazamiento incluido, cerca de tres a cuatro horas para el usuario. Cafler realiza este servicio por tan menos de 50 euros más las correspondientes tasas.

En apenas seis meses, Cafler ha realizado ya 10.000 servicios, duplicando cada mes el número de servicios. «Nunca hemos fallado en la entrega», ha asegurado. En caso de fallo, Cafler tiene contratado un seguro a todo riesgo con Mapfre por valor de cinco millones, cubriendo así cualquier incidencia. «Nos da tranquilidad y también a los usuarios», ha comentado.

En cuanto a las cifras, a nivel operativo la empresa es rentable en las ciudades más maduras, pero aún no han alcanzado el punto de equilibrio dado su alto crecimiento. Por el momento, el negocio se centra en crecer, pero vigilando que se cumplan los estándares de crecimiento. De cara a escalar y poder operar en más ciudades con menor población, Cafler estudia los municipios así como también realiza pruebas de ensayo y error. Por ejemplo, intentó su asalto en Mataró, con cerca de 125.000 habitantes, pero no cuajó. En Sabadell, por ejemplo, opera con talleres, pero aún no con particulares. Por tanto, hay que mirar población por población.

APOYO FAMILIAR CON UN NUTRIDO Y RECONOCIDO GRUPO DE INVERSORES

Guillem, que aún vive con sus padres, ha recibido siempre un fuerte apoyo familiar, más cuando su padre ha dirigido startups. Una experiencia que le ha servido para poder rodearse de un gran equipo profesional. Entre ellos se encuentra Íñigo Cavero, también fundador de Cafler y de otras empresas como i-neumaticos.es; y Ana Santacruz, ex de Actium y Acciona, que desempeña la difícil labor de la expansión internacional.

Entre inversores y asesores de Cafler se encuentra un nutrido grupo de especialistas en el mundo de las empresas de alto crecimiento. Además de BStartup de Banco Sabadell aparecen otros nombres como Encomenda, Dídac Lee, René de Jong, Tom Horsey, Jesús Alonso y Telmo Pérez, entre otros. Carlos Blanco, uno de los grandes business angel del panorama nacional, está en el selecto grupo de asesores, junto a María Seguí (DGT) y Xavier Verdaguer. Pese a su reciente creación, la empresa cuenta con director de Markéting, con Óscar Pardo, otro joven de apenas 28 años, al frente.

Cafler tiene ahora 50 empleados repartidos entre las oficinas de París, Londres, Madrid y París, con un gran peso de los conductores profesionales en nómina con ocho horas de trabajo diarias, y otros autónomos. El secreto para trabajar en esta empresa, llamada a ser un unicornio, es estar comprometido para «cambiar el mundo» y «la urgencia para hacerlo«.


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