Amazon diseña su ataque relámpago en logística para volver a cambiar el mundo

Amazon concita una duda razonable: ¿es predominantemente un gigante del comercio digital o del sector logista? La respuesta resulta tan complicada como contraindicativa. Para muchos, la correcta, y evidente, es la primera. Pero los analistas, y la realidad, apuntan más a la segunda. De hecho, una de las ideas más revolucionarias de la compañía fue aquella de: «a bajo coste y [sobretodo] siempre en stock». La traducción de aquello, que enamoró a los usuarios, fue la posibilidad de obtener cualquier producto en un tiempo récord desconocido hasta entonces. Ahora, la compañía planea volver a revolucionar todo con el mismo lema.

Los nuevos tiempos de entrega de Amazon, y el coste de realizarlos, fue lo que verdaderamente le ayudó a dar un salto sideral a su marca. De hecho, en apenas unos años había logrado reducirlos entre un 60 y hasta un 95%. Una revolución que se apoyó en dos pilares: por un lado, la proliferación de centros logísticos por todo el mundo que permitían hacer las entregas de forma más veloz. Por otro, la utilización de nuevas tecnologías, en especial la inteligencia artificial, para gestionar esa red única en el mundo. Un entramado dinámico no solo a nivel de almacen, sino a también de software que permitía tener los paquetes listos en cualquier momento y cualquier lugar.

AMAZON BASÓ SU CRECIMIENTO EN EL DESARROLLO DE SU PROPIA IA

Aunque probablemente, la parte más importante es la segunda: los avances en IA de Amazon. Al fin y al cabo, la proliferación de centros logísticos, se han duplicado en menos de una década, ha estado ligado a esa mejora en la gestión de los datos. Además, ha estado presente desde el principio. El aprendizaje automático, como también se conoce a la IA, extrae patrones que se pueden usar para hacer predicciones y echó raíces en la compañía en 1999, cuando Jeff Wilke se unió a la firma. Por aquel entonces se creó un grupo de científicos para estudiarlo y desarrollarlo. A medida que crecían las ambiciones de Bezos, también lo hacía la importancia de la información automatizada.

Esos desarrollos han sido clave para el éxito logístico de Amazon. Así, por ejemplo, los algoritmos creados por Brad Porter, el jefe de roboticistas de la firma y su equipo que es el encargado de la optimización de los centros, es el responsable de que cientos de robots mezclen todo tipo de productos dentro y fuera de los estantes, deslizándose debajo de ellos y arrastrándolos. La pasta de dientes, los libros y los calcetines se apilan de una manera que parece aleatoria para un observador humano. Sin embargo, a través de la lente de los algoritmos que guían el proceso, todo tiene un sentido eficiente.

A medida el poder de computación ha ido creciendo el grupo ha podido acelerar su proceso de expansión. En 2015, Amazon apenas contaba con 100 grandes centros logísticos por todo el mundo, ahora posee 175. Y lo más importante es que tiene miles de otros más pequeños repartidos por cualquier lugar. La red de algoritmos es capaz de guiar los paquetes de los primeros a los segundos para que después su entrega sea más rápida. Aunque ahora, todo eso promete ser solo un entrenamiento para lo que se avecina: las entregas ultrarrápidas.

LA ENTREGAS ULTRARRAPIDAS YA ESTÁN AQUÍ

En la actualidad ya se conocen. Algunas firmas ya lo hacen con algunos productos específicos como la empresa turca Getir que ha recaudado en el último año unos 1.000 millones. La compañía es similar a lo que pueda ser Glovo, pero presume de ser mucho más rápida gracias a sus almacenes de cercanía. Otra que también ha sido muy publicitada es la firma de supermercados alemana Gorillas para alimentos y bebidas. Una empresa que, además, saltó a la fama después de un desafortunado reportaje en el que su directora general, Magdalena Szuszkiewicz, explicaba que poner a una persona a correr por un almacén como un atleta olímpico para hacer la compra no generaba estrés, sino “adrenalina positiva”.

Pero ese modelo no es en cierta manera una revolución como lo fue en su día Amazon. Al fin y al cabo, falta la parte más importante que introdujo Bezos además de la rapidez: “siempre en stock”. Las firmas como Getir o Gorillas, cada una en su especialización, tienen un catálogo amplio, pero no ilimitado como la firma estadounidense. La razón es sencilla: los almacenes interurbanos, como los que están proliferando, ofrecen más cercanía, pero menos capacidad en tamaño, por lo que o adivinas lo que pedirá cada cliente o es imposible satisfacer todas las demandas.

Curiosamente, esa es la definición (ya dada) de lo que debe generar el aprendizaje automático: predicciones sobre los próximos pedidos. Y muy probablemente, Amazon posee el sistema mejor desarrollado del mundo para poder deducir en un rango muy alto las peticiones (casi) de cada usuario del mundo desarrollado. Ese puede ser el factor diferencial entre la compañía y el resto de actores no solo logísticos, como Getir o Gorillas, sino también frente a cualquier minorista que ahora trabaja en una estrategia omnicanal, ya sea Walmart, Carrefour o Inditex.

LA BRUTAL EXPANSIÓN DE AMAZON EN LAS CIUDADES

Hasta el punto de que el analista de Abrdn Ken Murphy advirtió recientemente en The Economist que Amazon está creando una red para reducir los tiempos de entrega tan drásticamente que la gente tendrá pocos incentivos para ir a las tiendas. La base es el desarrollo de su IA. Pero su ataque más demoledor es la gigantesca inversión que está realizando para extender su red de instalaciones dentro de las ciudades para almacenar, clasificar y enviar artículos.

Así, Amazon está cubriendo Estados Unidos con más de 450 nuevas instalaciones, según la consultora de logística MWPVL International, lo que supone duplicar su imperio logístico para hacer también entregas y devoluciones ultrarrapidas sin depender de remitentes externos. En este sentido, también, encajan la idea de que la firma lance sus propios establecimientos minoristas en los próximos años. Al fin y al cabo, se trataría de centros de recogida, almacenes de entrega y zona de venta retail de productos específicos con mucha demanda.

La expansión, además, se está haciendo gracias a que los tipos de interés están en mínimos históricos, lo que permite un financiamiento a muy bajo coste. Así, en los últimos años el grupo ha emitido deuda por más de 35.000 millones de dólares que no vencerán hasta 2057, como pronto. Además, a un precio bajísimo. Así, si las notas emitidas en 2012 tenían un coste mínimo del 3,30%, pero los 18.500 millones que se lanzaron al mercado durante el 2021 apenas alcanzaba el 0,25%. En total, la deuda de la compañía a largo plazo ya alcanza los 50.000 millones, pero su coste medio ha caído en picado.

Amazon, con ello, busca acelerar la nueva revolución para volver a cambiar el mundo. En lo que ya se denomina una guerra relámpago por su presteza y utilizando el efecto sorpresa. Una vuelta de tuerca más a la filosofía de día uno tan característica de la firma. Pero también un nuevo varapalo para los minoristas físicos y, también, para aquellos que luchan por ponerse al día en el ámbito online. Antes de darse cuenta, puede haberse quedado muy por detrás.