Con la nueva normalidad, en las oficinas se demandan más espacios flexibles, que permitan el teletrabajo y que faciliten la convivencia de los trabajadores en espacios cerrados. Además, se estima que para 2030 el 30% de los espacios de trabajo serán demandados en formato flexible. Esto significa un gran paso, ya que actualmente este porcentaje a nivel global es solamente del 5%.
Según datos de Savills Aguirre Newman, en los últimos meses, las solicitudes de análisis de viabilidad de espacios flex por parte de propietarios se han multiplicado por tres y han empezado a pasar de solo edificios de oficinas a activos de otros usos, fundamentalmente retail, hoteles y, en menor medida, como servicio de valor añadido en activos residenciales en alquiler.
El concepto tradicional de oficina ha evolucionado, incorporando mejoras y nuevas maneras de llevar a cabo el trabajo de despacho. Por otro lado, la digitalización ha puesto de relieve que las empresas se tengan que adaptar a las necesidades laborales de hoy en día en un espacio funcional, cómodo y agradable, facilitando la conciliación familiar velando por el bienestar de las personas.
La consultora internacional apuesta por Savills Flex, un servicio con experiencia en España especializado en diagnóstico, diseño y gestión de espacios flexibles y que ha realizado más de 40 proyectos de viabilidad que han resultado en la puesta en marcha y gestión de casi 1.000 puestos de trabajo flexibles en diferentes edificios de oficinas en Madrid y Barcelona.
Igualmente, y respecto a los trabajadores e inquilinos de las oficinas, el 75% de los mismos, valoran positivamente la adaptación del espacio de trabajo a un entorno mucho más flexible que los actuales. La propuesta de flexibilización de espacios en edificios de oficinas y otros usos de Savills Aguirre Newman es pionera en Europa. En 24 meses, con el periodo de pandemia entre medias, la consultora ha consolidado en España a un equipo de 15 especialistas en flex que a través de un enfoque integral dan respuesta al creciente interés por parte de los propietarios en desarrollar sus propios espacios flexibles en sus edificios.
David García de Jaén, director nacional de Savills Flex, explica que «nuestra labor es facilitar la entrada de la flexibilidad en los edificios ajustándonos a la estrategia inmobiliaria del cliente, en la medida adecuada y rentable. Creemos que la flexibilidad debe aportar ventajas para todos, inquilinos y propietarios, y que se debe introducir en las estrategias para generar valor a medio y largo plazo con poco riesgo y mucho control. Sin embargo, no todos los edificios son adecuados para el modelo flex en términos de rentabilidad actualmente y es necesario asesorarse».
«No todos los edificios son adecuados para el modelo flex en términos de rentabilidad»
TECNOLOGÍA COMO ELEMENTO CLAVE
Las oficinas flexibles necesitan de la tecnología para hacer posible esta conectividad casi del 100% cualquier día a cualquier hora y, en línea con esto, los lugares específicos de cada empleado dejan de tener sentido dando paso a lugares que pueden ser utilizados si conviene por diferentes personas. Por lo tanto, el espacio flexible va ligado a un nuevo concepto de empleado que no tiene un lugar fijo, sino móvil e incluso remoto puesto que no importa donde esté, sino que esté conectado digitalmente.
Los coworkings y los nuevos modelos de negocio que lideran las startups son el ejemplo más claro y han propiciado este cambio de concepto de oficina del siglo XXI. Los espacios abiertos, un tipo de mobiliario más funcional y minimalista, elementos ergonómicos, modulares y espacios comunes tanto para generar ideas, por desconectar o comer están llegando también a las oficinas tradicionales generando feedbacks muy satisfactorios tanto por parte de los trabajadores como por parte de las empresas puesto que los pros son más que los contras.