La industria papelera no solo ha salido ilesa de la crisis derivada de la pandemia, además mantuvo su actividad 24/7 desde el primer día del confinamiento. De hecho, protagonizó uno de los episodios más llamativos a nivel de consumo en un momento crítico para el abastecimiento: la compra masiva de papel higiénico. Pasado un año, las exportaciones siguen creciendo respecto a años anteriores: el comercio electrónico y la demanda de productos sostenibles catapultan al cartón como “imbatible” frente a otros materiales.
Con el repunte del comercio electrónico se ha consolidado la penetración del cartón ondulado como principal material de empaquetado y embalaje para la distribución. Además, la creciente demanda de productos sostenibles, “capaces de cumplir su función con un mínimo impacto ambiental” sigue en aumento, comenta a MERCA2 el director general de Aspapel, Carlos Reinoso.
La celulosa ofrece un material “renovable, reciclable y biodegradable” explica Reinoso, por eso “tanto marcas, como prescriptores y consumidores”, buscan, cada vez más, incorporar sus usos, impulsando así el sector, manifiesta el representante de Aspapel.
Con inversiones que se elevan a los 2.000 M€, una apuesta así “no se hace si no se cree en el futuro»
El sector papelero presume de mantenerse “en modo inversor”, en ratios “cercanos al 10% de nuestra facturación”, comenta a MERCA2 el director general de la patronal papelera, pero sigue reclamando mejoras para la industria electrointensiva, con el fin de “mejorar nuestra competitividad”.
Con inversiones que se elevan a los 2.000 M€, una apuesta así “no se hace si no se cree en el futuro, a largo plazo y con períodos de retorno muy amplios, de mucho futuro y mucha inversión”, explica Reinoso. El destino del esfuerzo inversor del sector se centra en mejoras ambientales, eficiencia energética y mecanismos de descarbonización”, para una industria “más moderna, de futuro, y de ámbito internacional”, añade.
La producción asciende a los 7 millones de toneladas de celulosa y papel “que viajan mucho, pese a la severa competencia internacional”, por eso, “nuestras industrias deben ser las mejores en eficiencia energética, transporte, logística y costes laborales”, para ser cada vez más “competitivas”.
En este sentido, “casi exportamos el 50% de la producción y, del otro 50% del consumo nacional, la mitad se atiende con importaciones”, puesto que “hablamos de un mercado muy competitivo”, afirma al dirigente de Aspapel.
La principal fortaleza de la industria española de la celulosa reside en que “encuentra la mayor parte materias primas en su entorno local” proporcionando una “independencia estratégica y de competitividad”, gracias al enorme potencial de madera en el país. Eso sin olvidar que hasta el 80% de la materia primera empleada en este sector procede del reciclado.
El papel y el cartón representan “el paradigma de la economía circular y de proximidad”, concluye el representante de Aspapel.