Alguien tiene que morir: por qué tachan de fracaso la serie de Ester Expósito

Hace uno días se estrenaba en Netflix, ’Alguien tiene que morir’, el último trabajo de Ester Expósito. Se trata de una miniserie de tres capítulos que esboza unas breves pinceladas de la situación social y personal de las clases adineradas en plena dictadura española. La historia se inicia con el regreso de Gabino a su Madrid natal después de haber pasado diez años educándose en México. Pero no vuelve solo, sino que lo hace con un Lázaro, un joven bailarín mexicano, y la supuesta relación entre ambos comienza a despertar especulaciones. La abuela y el padre de Gabino, ambos firmes defensores de la dictadura y con una reputación que desean mantener a cualquier precio, son los que más desconfían. Ellos han previsto que Gabino se case con Cayetana, la hija de un importante empresario con quien desean estrechar vínculos, a pesar de que ni la madre de Gabino ni el hermano de Cayetana están demasiado conformes con este arreglo, por motivos muy diferentes.

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EXPECTATIVAS

Uno de los problemas de ‘Alguien tiene que morir’ es que se generaron muchas expectativas. Manolo Caro acababa de saborear las mieles de éxito con La Casa de las Flores, cuando emprendió su nuevo proyecto, pero no ha sabido estar a la altura de su trabajo anterior. Cierto es que la narrativa es muy distinta en una serie de varias temporadas y en una de solo tres capítulos, pero el director mexicano ha pasado de crear personajes e historias disparatadas y entrañables, a contar una historia llena de estereotipos y tópicos, y con giros totalmente previsibles. Todo ello envuelto en un ambiente intrigante y atractivo, sí, pero se ha cuidado más el continente que el contenido.

Noemi A.
Noemi A.
Soy una apasionada de internet, las nuevas tecnologías y las redes sociales, adicta a la información y a aprender y descubrir algo nuevo cada día.