El secreto de Tesla en Bolsa: no es la producción, sino la brecha tecnológica

Tesla se ha convertido en uno de los nombres propios en Bolsa durante los últimos meses. Su buen hacer desde el otoño de 2019, tras presentar beneficios por primera vez en años, la habían vuelto a colocar en el radar de muchos inversores. Pero, ha sido la pandemia la que ha detonado el botón de despegue. De hecho, su valoración se ha multiplicado por cinco desde los mínimos de marzo, arrasando topes históricos y posiciones cortas. Además, lo ha logrado mientras el resto del sector, en especial los fabricantes europeos, se iban a pique. Un hecho que podría parecer curioso, pero que en realidad está mucho más relacionado de lo que parece.

En realidad, el covid-19 ha demostrado lo que ya apuntaban muchos analistas del mundo del motor. La relación entre los fabricantes clásicos, desde Volkswagen a BMW o Toyota, y Tesla es indirecta. Dicho de otra manera, a medida que a los primeros les va cada vez peor, más se revaloriza la segunda. La razón es que la principal ventaja que posee la compañía fundada por el excéntrico Elon Musk es su brecha tecnológica en la fabricación de vehículos eléctricos. Así, cuando las finanzas de las firmas tradicionales se debilitan, también lo hacen sus inversiones en I+D, lo que afianza todavía más la diferencia.

Esa versión de líder y perseguidores, se ha visto amplificado por el efecto de la pandemia. Así, el covid-19 ha supuesto una drástica caída de ingresos que ha puesto contra las cuerdas a los fabricantes europeos. Una situación tan complicada que ha obligado a las mismas a recortar sus fondos destinados a investigación para preservar el efectivo. De hecho, las estimaciones de los analistas alertan de un potencial hachazo en estos presupuestos del 20% como mínimo, lo que suponen más de 14.500 millones de euros.

EL HACHAZO AL I+D HA SIDO EL MAYOR PROPULSOR DE TESLA

Antes de que la pandemia hiciera mella en la economía mundial, el consenso esperaba que los fabricantes de automóviles de la UE alcanzaran un gasto acumulado de 74.000 millones en I+D. Una cifra similar a la de un año antes. Pero, una vez que el covid-19 ha destrozado sus balances esa cifra tendrá que reducirse con fuerza. Por el momento, las mejores estimaciones hablan de que se reducirá en una quinta parte, pero el hachazo podría ser bastante mayor. La razón es que las estimaciones de ventas de cara al segundo semestre se han vuelto más sombrías a medida que los datos macro no remontan.

«La demanda mundial ya se encontraba en un ciclo descendente antes de la pandemia de coronavirus. Además, las ventas de automóviles en muchos países de la UE están inversamente relacionadas con la tasa de desempleo», alerta el equipo de analistas de Bloomberg. Así, el 2020, y veremos que ocurre en el 2021, la liquidez seguirá siendo «clave» por delante de algunos de los proyectos de investigación, o gastos de capital directos en infraestructuras, que estaban proyectados para estos años.

Una operativa que salvamento que, sin embargo, tiene «el riesgo de retrasar el desarrollo y los lanzamientos de nuevos vehículos eléctricos y la brecha tecnológica con Tesla se amplía aún más», resumen los expertos. En definitiva, una bendición para la firma que dirige Musk dado que logra incrementar su liderazgo. Además, en un momento en el que los Gobiernos van a regalar miles de millones para comprar ese tipo de coches en el que su cuota de mercado no ha parado de crecer. De hecho, el colapso de ventas ha afectado con menos virulencia a los premium como Tesla Model 3, Audi e-tron o Porsche Taycan.

LA PESADA HERENCIA CONTAMINANTE DE LOS FABRICANTES TRADICIONALES

Pero, no es solo tecnología. Hay más factores que explican el abultado acelerón bursátil de la compañía californiana. Otro, por ejemplo, es su velocidad de ejecución. Sin ir más lejos, Tesla logró poner en marcha su Gigafactory en China en apenas 11 meses y espera repetir el truco en Alemania. Además, ya tiene preparados distintos modelos nuevos: dos de ellos son versión SUV, los más vendidos, uno más convencional, el futurista Cybertruck, y otro más pequeño, el Model Y. Por último, también sacará a la venta el Roadster.

Todo ello, mientras el resto de competencia tiene parada, en cierta medida, su sala de máquinas. Por último, también resulta clave su corto pasado y, más en especial, inédito en lo contaminante. Lo primero, le permite una estructura más ligera sin grandes cargas en forma de pensiones y pagos por prejubilaciones. La segunda, dado que muchos de los fabricantes tradicionales incumplirán previsiblemente las exigencias de emisiones de la UE, lo que podría suponer hasta 4.500 millones en multas. Entre las más castigadas en este punto estaría Mercedes junto a Volkswagen y Peugeot.

Así, el mix ha detonado el valor al alza desde los mínimos de marzo. Hasta el punto, de que no solo ha sido una de las que más han subido, se ha multiplicado casi por cinco, sino también entre las que más volumen de capital ha ganado. En concreto, ha sido la cuarta con cerca de 110.000 millones de dólares más de valor, solo superada por Amazon, Microsoft y Apple. Y, por delante de otras como Facebook o Google. Pese a todo, la hegemonía de Tesla no está mi mucho menos consolidada, dado que todavía sigue fallando (cada vez menos) en la tarea más mundana: fabricar vehículos en masa.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2