Zlatan Ibrahimovic aún no ha desvelado cuál será su próximo equipo (previsiblemente el Milán), pero sí ha hecho oficial su futura aventura empresarial: El Hammarby. El futbolista buscará redimirse de sus últimos fracasos empresariales. Una tarea compleja con el escaso presupuesto que maneja el equipo. Eso sí, el delantero ha escogido el momento idóneo para tomar las riendas de un club que concluyó a un punto del campeón y que suma un lustro de ahorros en sus cuentas.
El jugador compró el pasado mes de noviembre el 50% de las acciones de la filial sueca de la compañía estadounidense de espectáculos AEG. Una inversión cuyo propósito era apropiarse del 25% de las acciones del club sueco Hammarby. Una decisión controvertida por la histórica rivalidad que este equipo mantiene con el Malmo, donde Ibrahimovic dio sus primeros coletazos como profesional. Los aficionados exhibieron su descontento con insultos y destrozos a la estatua que el jugador tiene en la ciudad.
Pero la decisión adoptada por el ariete tiene sentido. El Hammarby, que sólo ostenta un título de Liga en su palmarés, se encuentra en un momento óptimo. El club cerró la temporada en la tercera plaza, a un solo punto del Malmo. O lo que es lo mismo: aseguró su presencia en la Europa League. Sólo este hecho inyecta un plus de 2,92 millones de euros en las cuentas del club sueco. A ello habría que sumarle la diferencia de cuantía obtenida por su salto en la tabla (fue cuarto en 2018). En total, cinco millones de euros más que otras temporadas.
EL HAMMARBY SE HA PREPARADO PARA UNA MAYOR INVERSIÓN
Desde luego, El Hammarby tiene casi el deber de dar un paso al frente en este 2019. Sobre todo, tras casi un lustro en de ahorros. En las cuatro últimas campañas ha cerrado el balance de fichajes-ventas en positivo, siempre con cifras inferiores al millón. En total, la suma asciende a casi cuatro millones de euros. Una cuantía que sumada a los pluses en 2019 le abre la puerta a Ibrahimovic a meter cierta mano en el mercado para buscar el título.
No es una quimera. El club ha rozado el campeonato este curso con un valor de mercado de tan sólo veinte millones de euros. El problema reside en el estrecho margen entre el éxito y el fracaso en clubes que manejan presupuestos tan limitados. Y en la incógnita del papel de Ibrahimovic. “Es demasiado pronto para explicar cómo puede contribuir, pero le vemos un gran potencial a esta colaboración”, apuntó Richard Von YxKull, presidente del club.
Lo que resulta evidente es que Ibrahimovic asumirá un papel relevante. “Poder unirme y ayudar a que avance el Hammarby es un honor”, espetó el sueco tras hacerse oficial la noticia. La ambición de Ibrahimovic es conocida. No tiene buen perder. Y si quiere que el Hammarby salga campeón tendrá que manejar unas discretas cuentas, con un equipo que tiene menos de diez millones de euros de presupuesto. Fichajes casi a coste cero, mirando siempre al futuro, una de las claves de este joven club (26 años de edad).
IBRAHIMOVIC, UN EMPRESARIO CUESTIONADO
El problema es que Ibrahimovic y los negocios no han tenido una buena experiencia en el pasado. Como otros deportistas de élite, el sueco se lanzó al mundo empresarial con el objetivo de invertir y ampliar su fortuna más allá del fútbol. El sueco ideó su propia marca de ropa AZ (Amateur a Zlatan). En principio reunía los ingredientes para cosechar el éxito. Su fama era el mejor marketing posible y el bajo coste (nació con ese objetivo) incitaba a la compra de esta ropa deportiva.
Pero la operación no cuajó y el resultado fue un pujo de veinte millones de euros en sólo dos años (2016-2018). La empresa terminó por desaparecer tras perder el apoyo de sus socios, que le abandonaron en mitad del camino por el alto coste que conllevaba el negocio. Ahora Ibrahimovic busca redimirse, con un club que afronta un momento clave en su futuro. En Europa, y con dinero tras casi un lustro vendiendo jugadores. La ambición y las decisiones de Ibrahimovic marcarán donde queda esa suma.