Usman Garuba, un soplo de aire fresco para la tediosa ACB

Siro Lopez Endesa Merca2.es

Intensidad, compromiso y espectáculo. Usman Garuba, la nueva perla madridista salida de la cantera, es (y será) un soplo de aire fresco para los aficionados blancos en muchos de los tediosos partidos de liga doméstica. El canterano está sorprendiendo en sus primeros partidos como titular y ya ha demostrado que será la gran atracción blanca en gran parte de los partidos de ACB que dispute el equipo de Pablo Laso.

En la nueva época de baloncesto en la que vivimos hay una realidad cada vez más más evidente: el nivel de los equipos está distorsionado. Así, la diferencia entre los equipos de Euroliga, principalmente Real Madrid y Barcelona, frente al resto es tan abultada que la mayoría de los partidos se vuelven tediosos para el espectador. Aunque eso sí, abrimos paréntesis, la diferencia es todavía mayor no solo por el presupuesto o nivel de jugadores, sino también porque este Real Madrid, al igual que las plantillas de años anteriores, son un equipazo que juega a las mil maravillas, cerramos paréntesis.

Sea como fuere, la diferencia con el nivel medio de la liga termina por aburrir al espectador. Sin ir más lejos, el primer partido de liga ACB contra el Joventut se solucionó en algo menos de 15 minutos y el segundo frente al Ucam Murcia apenas duró 7 minutos. En la grada se barruntaba, incluso se apostaba, a que la diferencia a mitad del encuentro fuera de 20 puntos y no hubo que esperar ni un cuarto para ello. Pero, entre toda esa pesadumbre, el espectador de baloncesto está siempre ávido de emoción, emergió una levantó una y otra vez al público: Usman Garuba.

La sucesión de elementos con Garuba en pista adquiere un tono diferente al que puede ofrecer cualquier otro jugador en la plantilla madridista. Puede ser por las proyecciones de estrella que se le auguran al chaval, chavalote más bien, que ya le sitúan entre los mejores (aparece el quinto en las quinielas) para el todavía lejano Draft de 2022. También podría ser porque es un jugador muy diferente a lo que está acostumbrado ver el madridismo de finos estilistas (desde la mecánica de Carroll a las impecables entradas de Caseur o las filigranas de Campazo), que no poseía un finalizar tan potente desde hace muchos años. Quizás por la intensidad y el hambre con lo que lo hace todo, desde taponar a machacar o defender. En definitiva, todavía no se sabe bien porque es, pero es un jugador que levanta al aficionado de su asiento.

Para ver dicho efecto, volvemos al Wizink Center el pasado domingo. A lo largo de los dos primeros cuartos, Garuba levantó al aficionado a base de mates, más de uno (entre los que me incluyo) perdió la cuenta de cuantas veces se había comido el aro. También colocó un par de tapones de mucho mérito, de hecho, en uno de ellos apareció por donde nadie le esperaba, a una altura a la que no muchos jugadores en el continente europeo lograr llegar y con una violencia suficiente para que todo el estadio se llevasen las manos a la cabeza. Además, acabó el partido con un estratosférico doble doble de 13 puntos y 10 rebotes, lo que de por sí sería unos números récord para un jugador consolidado imagínense para un joven de 17 años.

Pero sería injusto valorar a Garuba solo como un showman, ya que es mucho más que ello. Su contundencia frente al aro o para tapar el suyo propio se combina con un juego de pies solvente, en pleno proceso de mejora; un tiro de tres que si bien es mejorable ya es solvente y una inteligencia para cortar hacía canasta que demuestra un alto IQ. Por desgracia, sabemos que le veremos poco en Euroliga, donde el nivel medio es más alto, pero cada fin de semana Garuba será el hombre que más hará disfrutar a los aficionados del Real Madrid.