Actualmente las condiciones para acceder a un préstamo hipotecario se han endurecido respecto a la situación anterior al estallido de la crisis. Pero, si solicitar una hipoteca para una vivienda habitual exige el cumplimiento de unas condiciones estrictas, el problema se agrava en el caso de necesitar una cantidad para el pago de una segunda vivienda vacacional.
En estos casos, la única solución es solicitar un préstamo con garantía hipotecaria que funcione de aval para la compra de una segunda vivienda, supuestos en los que, dada la complejidad de la operación, aconsejamos ponernos en manos de asesores de préstamos con garantía hipotecaria.
Hipotecas para solicitar una segunda vivienda
Cuando ya se cuenta con una hipoteca de la vivienda habitual, solicitar una hipoteca para inmueble distinto de nuestra vivienda habitual supone someterse a unas condiciones diferentes y más estrictas. Por tanto, la clave no está en el número de hipotecas que solicitemos, sino en el destino que vayamos a darle al inmueble que queremos comprar. Un ejemplo claro de este tipo de hipotecas es el de aquellas que se piden para la adquisición de una segunda vivienda para su uso en el período de vacaciones.
Estos casos se consideran de mayor riesgo, ya que la vivienda habitual siempre será la prioridad de una unidad familiar, sus posibilidades de venta pueden ser menores al tener unas características de habitabilidad menos atractivas, o encontrarse en zonas donde la población es baja. Por ello, las entidades de crédito solicitan unas condiciones más gravosas, así, además de los requisitos habituales para solicitar cualquier tipo de hipoteca, como tener un empleo estable, unos ingresos mínimos, no figurar en listas de morosos y no presentar un elevado endeudamiento, se exigirán otras condiciones.
Mientras que en una hipoteca para vivienda habitual se acostumbra a prestar hasta el 80% de su valor, en estos casos, la cantidad puede reducirse hasta el 50%, por lo que la cantidad de la que debe disponerse es mayor. Además, lo más probable es que se exija un nivel de ingresos superior, puesto que con ellos habrá de atenderse al pago de dos créditos.
Pero esto no es todo, sino que los plazos se reducen, y no se suelen conceder hipotecas para este tipo de inmuebles por plazos superiores a los 20 o 25 años, lo que hace que las cuotas mensuales sean superiores. Por último, es habitual que los intereses aplicados sean más gravosos.
Préstamos con aval hipotecario
Para sortear este tipo de dificultades, existen los préstamos con aval hipotecario, en los que las únicas exigencias son tener un inmueble en propiedad, libre de cargas o pagado al 70 u 80%, y ser mayor de edad. Por lo general, permiten solicitar grandes cantidades y no impiden seguir habitando la vivienda que se utilice como garantía.
Aunque los intereses pueden ser más gravosos, en los casos en los que las duras condiciones impuestas por las entidades de crédito para el acceso a una segunda hipoteca nos impida adquirir una vivienda distinta de la habitual, este tipo de préstamos puede suponer una solución para hacer frente a dicha compra, aprovechando así las oportunidades que se pueden presentar.