Fiasco para los fondos españoles: acusan de manipulación contable una de sus joyas

Agónica sesión para una de las firmas que más hype habían ganado, tanto en redes sociales como en fondos (que incrementaron su posición en más de un 16.000%) en el último año: Burford Capital. El bufete de abogados inglés especialista en litigios perdió más de la mitad de su valor este pasado 7 de agosto, después de que el fondo activista Muddy Waters, que encabeza Carson Block, le haya acusado de irregularidades contables, a través de un informe, que le habrían permitido mantener una imagen financiera muy distinta de la que en realidad posee.

A última hora del pasado martes 6 de agosto, el fondo oportunista, que presume de realizar el trabajo que Wall Street no hace, señaló a través de twitter que a primera este miércoles anunciaría una nueva posición bajista en un valor «que es potencialmente insolvente y que posiblemente enfrenta una crisis de liquidez». Y como el que avisa no es traidor, aunque con cierto retraso sobre el horario previsto, la firma estadounidense ponía sobre la diana a al despacho de abogados: «Buenos dias Londres. Perdón por el retraso. Quería consultar con un abogado. Estos chicos de Burford tienen un aspecto culpable, ¿no?» A lo que siguieron otros tweets para explicar su posición en corto a través de su estudio.

En cuanto al informe, que no es demasiado extenso (algo menos de 25 hojas), señala que la contabilidad de Burford para valorar sus litigios literalmente «engaña activamente» a los inversores, debido a que gran parte de los ingresos de la firma provienen, según Muddy Waters, de casos que todavía no han terminado. Unas sospechas que distintos analistas habían apuntado anteriormente a que el fondo de cobertura hiciera público su estudio, de hecho, una de las grandes críticas era que su generación de efectivo era muy pequeña (lo cual es raro cuando generas muchos ingresos, pero lo normal cuando esos ingresos se contabilizan mucho antes de que realmente lleguen).

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Otro de los puntos clave para Muddy, es la manipulación de las ratios ROIC (el retorno sobre el capital invertido) y el IRR (más conocido en español como Tasa Interna de Retorno o TIR). El bufete presentaba una rentabilidad de tres dígitos de manera constante, lo cual chirriaba para los analistas dado que prácticamente ninguna empresa en el mundo es capaz de mantener dicha ratio en esos niveles constantemente con ampliaciones de capital continuadas. Además, también apunta a problemas de gobernabilidad en la compañía, dado el matrimonio entre el director financiero y la consejera delegada.

Ante las dudas levantadas por el fondo oportunista, Burford se ha defendido explicando, ante la bolsa de valores inglesa, que utiliza los estándares de contabilidad IFRS que son «utilizados ampliamente en toda la industria financiera». Asimismo, ha citado el buen hacer de la auditora, que no ha dado quejas, Ernst & Young que lleva años dando cuenta de los resultados, aunque de confirmarse el escándalo será la siguiente que tenga la patata caliente.

El renuncio de Burford, o al menos desde la perspectiva de Muddy y el Mercado, también ha pillado por sorpresa a los fondos españoles que tenían apostado en la compañía hasta 25 millones de euros, una cantidad que, además, había crecido en un solo año la friolera de un 16.876%. De hecho, en el segundo trimestre de 2018 apenas mantenían en la empresa poco más de 150.000 euros invertidos. Entre los más perjudicados se encuentran: Gestion Boutique II, Valentum, Esfera I, Alondra y las gestoras de Caixabank o Bankinter.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2