Conseguir el «tres en raya» con la rentabilidad, la solvencia y la liquidez de tu empresa

Como ocurre con quien juega al “tres en raya”, se necesitan lógica y estrategia para gestionar la liquidez y la solvencia de la empresa y lograr alinearlas con la rentabilidad, sin que los movimientos de tu competencia te impidan seguir avanzando.

LIQUIDEZ

Se dice que una empresa tiene liquidez cuando sus activos pueden convertirse en dinero rápida y fácilmente. La gestión de la liquidez que hace el Director Financiero, debe asegurar el efectivo necesario para pagar las facturas de proveedores y acreedores, las nóminas, los gastos financieros u otros gastos en el corto plazo y, en su caso, repartir dividendos. Y al mismo tiempo, evitar que haya saldos excesivos de dinero.

Además, el director financiero debe gestionar con eficacia el nivel óptimo de tesorería o saldos de efectivo en caja y bancos, que dependerá de la previsión de pagos pendientes y de la cantidad a reservar para posibles eventos inesperados.

Cuanto más control tenga el director financiero sobre la gestión del cobro y del pago y más información tenga para acertar en las previsiones, el importe de efectivo que necesitará mantener será menor.

El director financiero analiza la liquidez bajo esta perspectiva de la capacidad de la empresa de generar dinero con la actividad ordinaria.

Entonces, cuando la empresa tiene seguridad en la disponibilidad inmediata de efectivo para pagar las deudas que van venciendo, ¿se puede decir que es solvente?

SOLVENCIA

La solvencia es la capacidad de la empresa para hacer frente al pago de sus deudas, tanto los gastos generados por su actividad como los financieros bien sea por el uso de activos corrientes, la venta de algún activo fijo o incluso solicitando un préstamo.

Una empresa es solvente cuando tiene la suficiente inversión en activos para garantizar que podrá afrontar las deudas futuras a largo plazo.

El análisis de la solvencia se hace desde esta perspectiva: la capacidad del activo de la empresa para generar los fondos necesarios para afrontar las deudas.

¿UNA EMPRESA CON LIQUIDEZ ES SIEMPRE UNA EMPRESA SOLVENTE?

La elevada liquidez no asegura a la empresa la solvencia pues, aunque tenga dinero suficiente para cubrir los pagos necesarios a corto plazo, puede no contar con recursos suficientes para atender sus deudas futuras.

Tampoco una escasa liquidez indica falta de solvencia, ya que la empresa puede tener activos fijos de valor que sirvan de garantía ante los acreedores o para acceder a financiación, etc. y llegar a cubrir razonablemente sus obligaciones de pago.

ALINEAR LIQUIDEZ, SOLVENCIA Y RENTABILIDAD, LA CLAVE DEL ÉXITO

Gestionar bien la liquidez en el corto plazo y tener control de la tesorería, hace posible rentabilizar el efectivo que no sea estrictamente necesario para atender los pagos inmediatos, invirtiéndolo en activos que se puedan vender a corto plazo como bonos, acciones, letras del tesoro, etc. o adelantando el pago de facturas a proveedores a cambio de descuentos.

El descuento por pronto pago se puede gestionar de forma digital, con gran flexibilidad y agilidad, utilizando una herramienta de SCF (Supply Chain Finance). Para las empresas españolas, la solución BilliB les permite transformar sus facturas en rentabilidad. Está desarrollada por la consultora multinacional tecnológica everis y comercializada en España en joint-venture con Bankia.

Sin embargo, si el Director Financiero no ha realizado una buena gestión de la liquidez, es posible que no cuente con efectivo disponible en las fechas de vencimiento de las deudas y se vea obligada a vender algún activo, obtener un préstamo o incluso ampliar capital, para realizar los pagos.

La rentabilidad se puede ver afectada negativamente, tanto la rentabilidad económica generada por la actividad de explotación, en el caso de que la venta de activos disminuya la productividad, como la rentabilidad financiera en el caso de necesitar endeudarse más de lo conveniente y/o a un alto coste o asumir nuevos compromisos de pago importantes con los accionistas.

En este caso, la empresa logra ser solvente a corto plazo, pero está comprometiendo, su solvencia efectiva a medio y largo plazo.

Por lógica, la gestión de la liquidez y la solvencia a largo plazo están relacionadas. Pero se requiere una buena estrategia de gestión para lograr alinearlas con la rentabilidad. Un verdadero ejercicio del tres en raya.