El Consejo de Administración de BBVA se enfrenta a la disyuntiva de cortar con el pasado y retirar los puestos honoríficos otorgados a Francisco González o mantener al expresidente que espió a gran parte de la clase política, económica y empresarial del país.
La próxima reunión, cuyas fechas no son públicas, tendrá encima de la mesa la crisis reputacional que ha golpeado a la entidad recientemente con la publicación de las escuchas encargadas por Francisco González al excomisario Villarejo. Quince personas, once hombres y cuatro mujeres, serán los encargados que tomar la decisión que puede marcar un antes y un después en la trayectoria del banco.
El actual Consejo de Administración de BBVA está formado por quince directivos, el máximo legal que permiten los estatutos del banco. Está distribuido en tres consejeros ejecutivos (el presidente, Carlos Torres, el consejero delegado, Onur Genç, y José Manuel González-Páramo), ocho independientes (José Miguel Andrés Torrecillas, Jaime Caruana Lacorte, Belén Garijo López, Sunir Kumar Kapoor, Lourdes Máiz Carro, Ana Peralta Moreno, Juan Pi Llorens y Jan Verplancke) y cuatro externos (Tomás Alfaro Drake, Carlos Loring Martínez de Irujo, José Ramos Maldonado y Susana Rodríguez Vidarte). Además, cuenta con la presencia de Domingo Armengol Calvo (secretario no consejero) y Rosario Mirat Santiago (vicesecretaria no consejera).
El último en llegar fue Onur Genç con su nombramiento de consejero delegado el pasado diciembre. La Junta General de Accionistas celebrada en marzo de 2018 realizó importantes cambios en el Consejo de Administración de BBVA. Por un lado, el Consejo propuso y la Junta aprobó la incorporación de Jaime Caruana, Ana Peralta y Jan Verplancke como consejeros independientes. Este movimiento, según comunicó el banco, favorecía “la diversidad de experiencias, conocimientos, competencias y género en su Consejo”. Por otro lado, la Junta también sacó adelante la reelección de otros cuatro consejeros (José Miguel Andrés Torrecillas, Belén Garijo López, José Maldonado Ramos y Juan Pi Llorens).
Sumada a la reelección de otros cinco (Tomás Alfaro Drake, José Manuel González-Páramo, Carlos Loring Martínez de Irujo, Lourdes Máiz Carro y Susana Vidarte Rodríguez) en la junta de 2017, BBVA ha renovado el sillón o la confianza de su ocupante en el Consejo en los últimos dos años. FG dejaba todo bien atado antes de su jubilación dorada. De hecho, la entrada de Jaime Caruana, exgobernador del Banco de España y muy cercano al por entonces presidente, llegó a ser vista como la antesala de su ascenso a la presidencia de la entidad.
Por desgracia para el banco, 2019 ha comenzado con la bomba Villarejo publicada a lo largo de enero por Moncloa.com. Carlos Torres no ha podido disfrutar de un comienzo tranquilo en su nuevo puesto como presidente de BBVA. “Una transición ordenada y bien planificada es fundamental”, declaró Francisco González tras su nombramiento. La primera piedra de toque habría sido la presentación de los resultados relativos a 2018. Mientras los redactan y analizan los números, el antiguo consejero delegado ha tenido que lidiar con una crisis que va más allá de las cifras.
Los grandes fondos internacionales, principales accionistas de BBVA, así como los empleados a través de los sindicatos mayoritarios han mostrado su preocupación por las prácticas oscuras llevadas a cabo por Francisco González para mantenerse al frente del banco. Ha llegado el momento para Carlos Torres y su Consejo de tomar decisiones realmente complicadas. Hacer la vista gorda y mantener a la persona que les puso en BBVA en sus cargos honoríficos o cortar el problema de raíz y cerrar la etapa de FG en el banco para siempre.
LOS CONSEJEROS DE BBVA
La confianza de Francisco González en Carlos Torres era total. Tras su nombramiento como sucesor en septiembre, el anterior presidente afirmó que “el trabajo de Carlos estos últimos años es la mejor garantía de continuidad en la estrategia”. “Carlos es un gran líder y con toda seguridad va a llevar a BBVA a nuevas cotas de éxito y de liderazgo a nivel global”, sentenció FG. La patata que ha dejado a Carlos Torres y el Consejo no es caliente, puede considerarse radiactiva.
Los consejeros más veteranos en la mesa de BBVA son José Maldonado Ramos (primer nombramiento en 2000), Susana Rodríguez Vidarte (2002), Carlos Loring Martínez de Irujo (2004) y Tomás Alfaro Drake (2006). El primero es el único que perdura del extinto banco Argentaria. Abogado del Estado y conde de Galiana, se prejubiló como ejecutivo del Banco en diciembre de 2009, pero continúa como miembro del Consejo. Cierra el cupo nobiliario Carlos Loring Martínez de Irujo, abogado asturiano primo del actual duque de Alba. La trayectoria de Susana Rodríguez Vidarte, doctora en Ciencias Económicas y Empresariales, siempre ha estado vinculada al ámbito universitario. Por último, el profesor Tomás Alfaro cursó estudios de Ingeniería en ICAI y ha compaginado su labor entre la empresa privada y las aulas.
En la segunda década del siglo XXI, se han estrenado el resto de consejeros como miembros del Consejo. Desde el actual presidente, Carlos Torres, hasta el consejero delegado, Onur Genç. Destacan Juan Pi Llorens, expresidente de IBM España y Portugal, Lourdes Máiz Carro, con una dilatada trayectoria en las administraciones públicas españolas, Belén Gajiro López, médico y directiva de renombre en farmacéuticas como Abbott, Merck y Sanofi, y José Manuel González-Páramo, miembro del consejo de gobierno tanto del Banco de España como del Banco Central Europeo y eterno aspirante a la sucesión de FG.
Nueve de los quince consejeros de BBVA también son accionistas del banco. La retribución en títulos es habitual en el sector financiero. Entre todos suman una cartera superior a las 630.000 acciones, más de la mitad (380.138) en posesión de Carlos Torres, con un valor de mercado estimado de casi 3,3 millones de euros (precio a cierre del 18 de enero), según los datos de Bloomberg.
