Sacyr dispara su beneficio en el primer semestre del año

Sacyr ha notado un importante crecimiento gracias a la expansión que se ha registrado en todas las áreas y el foco que han puesto en la rentabilidad de sus negocios. Con estos movimientos han conseguido alcanzar un EBITA un 25% más alto que en el mismo periodo de 2017 (239 millones de euros).

El crecimiento se ha dado en las cuatro áreas que controla Sacyr: Ingeniería e Infraestructuras, Concesiones, Servicios e Industria. Es más, la rentabilidad de los negocios ha notado un incremento del 0,7%. Es por esto que la cifra de negocios se situó en unos 1.803 millones de euros, lo que supone un 18% más que en el primer semestre de 2017.

Pero no es lo único, el beneficio neto alcanzó los 72 millones de euros. Además, un 60% de las cifras de negocios y un 71% de la cartera están fuera de España, por lo que han conseguido remarcar su enfoque internacional.

Los nuevos proyectos han sido indispensables para la tasa de crecimiento que se ha registrado. Entre enero y junio, la compañía ha llevado a cabo proyectos que han sido relevantes para sus divisiones, sobre todo en el área de Ingeniería e Infraestructura, dónde destacan diferentes proyectos deportivos en Perú y otros muchos de rehabilitación y actualización en las zonas urbanas de Colombia.

A pesar de que todas las cifras hablen de crecimiento positivo, también se muestra como su esfuerzo inversor en el negocio concesional ha provocado que la deuda neta del grupo aumente de 3.421 millones en 2017 a unos 3.719 millones de euros en el primer semestre de 2018.

Como se ha dicho con anterioridad, el 71% de la cartera es internacional, estando más presente en América con un porcentaje del 38%, seguida de Europa con el 30%. En cambio, el 3% restante se divide entre Oceanía, África y Asia.

Los cambios realizados junto con los proyectos desarrollados han sido el empujón que Sacyr necesitaba para seguir creciendo. Asimismo, la solidez de los resultados y la buena evolución de los negocios de la compañía han marcado el reinicio de una política regular de dividendos, obteniendo así un objetivo de rentabilidad anual del 4,2%.