La expresión “mínimos históricos” se ha convertido en una muletilla para definir la acción de Telefónica. Desde el operador azul son conscientes de la situación, y el propio presidente, José María Álvarez-Pallete, habla sobre el tema con franqueza.
Y es que hay dos temas con los que Telefónica vive de forma cotidiana y peligrosa: la deuda y los vaivenes de su acción. Sobre lo primero, hace unos días MERCA2 se hacía eco sobre el impacto que tendría en futuras operaciones corporativas. En este caso de forma positiva, puesto que el consenso del mercado descarta que vaya a influir a la hora de comprar o vender, o en su propia valoración crediticia.
En cuanto a su comportamiento bursátil, tras un mes de caída continuada justo antes de la celebración de la Junta de Accionistas, Pallete ha manifestado la intención de seguir trabajando en mejorar “pese a la coyuntura en bolsa”. Esta expresión denota que en la compañía asumen que tienen un problema de capitalización difícil de solventar y que, por tanto, lo mejor es trabajar -aunque todo vaya lento- para enmendar la situación.
Por lo demás, la Junta ha sido anodina y sin muchas novedades. El presidente se ha vuelto a quejar de la regulación asimétrica que sufren con respecto a las grandes compañías tecnológicas. Con las cuales, curiosamente, cada vez tiene una mejor sintonía e, incluso con alguna, tiene relaciones comerciales.
Sobre este tema, ha advertido de que el «impacto negativo de la regulación» sigue «drenando» el crecimiento en el sector de las telecomunicaciones, para el que ha reclamado, insiste, «respeto» por su importancia «vital» para la economía.
TELEFÓNICA, INCENTIVOS Y DIVIDENDO
El plan de incentivos a largo plazo consiste en la entrega a los directivos invitados a participar en él de un determinado número de acciones de Telefónica en concepto de retribución variable y en función del cumplimiento de los objetivos establecidos para los ciclos en los que se divide.
La compañía remarca que el propósito de este «paquete retributivo competitivo» es «fomentar el compromiso» de los consejeros ejecutivos y los directivos del grupo con su plan estratégico, vinculando su retribución a la creación de valor para el accionista y al logro sostenible de objetivos estratégicos, además de retener a los directivos que ocupan puestos clave.
El plan tendrá una duración total de cinco años y se dividirá en tres ciclos de tres años de duración cada uno de ellos, independientes entre sí. El primer ciclo comenzó el 1 de enero de 2018 y las acciones se entregarán en 2021, el segundo se iniciará el 1 de enero de 2019 y los títulos se repartirán en 2022 y el tercero comenzará el 1 de enero de 2020 y la entrega de las acciones tendrá lugar en 2023.
Por otro lado, la junta ha respaldado el reparto de un dividendo en efectivo de 0,4 euros con cargo a reservas de libre disposición, pagadero en dos tramos. El primer pago de 0,2 euros en efectivo por acción se realizará el próximo 15 de junio, mientras el segundo pago de 0,2 euros tendrá lugar el 20 de diciembre.