“No les gusta el tenis; ni los toros, ni el fútbol, ni el golf…”

Anoche se apagaron las últimas luces de la Caja Mágica, los últimos ecos de los pelotazos y los agónicos gritos de esfuerzo de los tenistas, la resonancia de los aplausos y el himno del ganador. Madrid ha sido uno de los escenarios protagonistas mundiales del deporte durante una semana, un éxito indudable…. A pesar del Gobierno. Más bien de su Gobierno, el local, el municipal, que utiliza el Máster de tenis como una de las trincheras donde escenificar la división absoluta en el partido que sostiene a la alcaldesa Manuela Carmena. En el fondo del panorama, la Operación Chamartín.

Como dice uno de los más altos funcionarios del Ayuntamiento a MERCA2, “no les gusta el tenis. Tampoco los toros, pero es que tampoco el fútbol, el golf, el ciclismo. No les gusta nada”. Se refiere a la enemistad de buena parte de los concejales, ligados al movimiento autodenominado “anticapitalista” contra los grandes acontecimientos en la capital de España.

El panorama que le gustaría de ciudad a muchos concejales es una urbe en la que los vecinos no salieran de sus barrios (no les gusta que la gente vaya al centro, es más, van a obstaculizarlo al máximo), ni para trabajar ni para su ocio, sin turismo (se van a prohibir los pisos turísticos), ni grandes acontecimientos de masa. No sólo deportivos, sino culturales, están contra las grandes exposiciones o conciertos –que han vivo trabas brutales– y a favor de cosas experimentales como las que suceden a diario en el espacio cultural de El Matadero, casi en el anonimato.

El Másters de Madrid (el Mutua Madrid Open) –que genera un impacto positivo a la ciudad de unos 107 millones de euros por edición– sin embargo ha tenido un abogado defensor inesperado: el coordinador general de alcaldía, Luis Cueto. Ya esta casi olvidado que Cueto es, además de funcionario de carrera la Administración central, sobrino de Manuela Carmena.

Es inédito que la celebración de un acontecimiento deportivo de relevancia mundial lleve aparejado un cruce de querellas entre los mismos miembros del Gobierno que lo aloja. El asunto le costó la cabeza –el cargo de concejal de asuntos económicos– al comunista Carlos Sánchez Mato, asociado para la ocasión a una anticapitalista, la concejala también destituida de sus funciones, Celia Mayer. Pero este bando, no conforme con su derrota judicial y política, intentó poner el último palo en la rueda del open de tenis en los mismos días que comenzaba, a principios de este mes de mayo. Filtraron a un medio amigo –curiosamente considerado de derechas y de la órbita de Sáenz de Santamaría– las disconformidades sobre una formalidad del contrato.

Lo que subyace en el fondo es que a Cueto se le considera “el alcalde en la sombra”, un alcalde al que no ha votado nadie y que fue nombrado a dedo por su tía. Malhumorado, generalmente malencarado, poco agradable en las formas, Cueto realmente es la única persona del equipo de Carmena que conoce la Administración y cómo puede engranarse una maquinaria tan complicada como un Ayuntamiento con más de 4.700 millones de euros de presupuesto, más que algunos ministerios con competencias en todo el país.

Luis Cueto es un hombre con barba, de pelo desarreglado, conocido por maneras poco agradables en actos públicos, que sin embargo ha ayudado a Carmena a templar y domeñar las salidas de tono de sus propios concejales. “Si no fuera patético sería hasta divertido ver cómo los concejales del equipo de Gobierno votan en contra de sus propias iniciativas”, explica un concejal de la oposición.

Manuela Carmena ya explicó, a los pocos días de lograr el nombramiento de alcaldesa, que consideraba el programa electoral del partido que la había llevado al sillón como “un conjunto de sugerencias”.

REBELIÓN INTERNA

Lo cierto es que sus propios concejales están revelados contra las políticas de su propia alcaldesa. La pugna por medidas radicales en aspectos urbanísticos, de tráfico, policiales, y la necesidad de no colapsar una ciudad de cuatro millones de habitantes ha sido el pulso que ha dominado los tres largos años de gobierno de esta marca blanca de Podemos. Hasta tal punto ha sido tormentoso poder consensuar una acción política que muchos miembros de la órbita de Ahora Madrid –el partido instrumental utilizado para conquistar la ciudad– consideran esta legislatura como un “calentamiento” y que será a próxima “cuando Carmena haya limpiado a esos concejales estorbo” la que será realmente productiva.

CHAMARTÍN, ESE OSCURO OBJETO DE DESEO

Mucha gente comete un error de apreciación con Manuela Carmena. La alcaldesa se mueve por la ciudad acompañada por una asistente que lleva una libreta. Carmena gusta de hablar con la gente –“le encanta ser alcaldesa”, dice un amigo suyo de toda la vida– y hace una de las muestras más celtibéricas de microgestión. Lo que le dice la gente a pie de calle, ella le pide a su asistente que lo apunte en la libreta para luego llevarlo a su equipo de Gobierno. Está orgullosa de haber apuntado ya más de 700 propuestas, que son peticiones individuales de 700 ciudadanos en una ciudad de cuatro millones de vecinos. El caos subsiguiente requiere de los oficios de al menos un Cueto, si no dos. Pero esto lleva al error de pensar que Carmena es una abuelita gagá que apunta lo que dicen sus nietecitos-administrados.

“El objetivo de Carmena siempre ha sido la Operación Chamartín. Para eso se presentó”, explica un veterano político socialista. El PSOE ha sido la muleta en la que se ha apoyado la alcaldesa muchas veces en contra de su propio partido. Una situación que trae pocos réditos al PSOE, con el débil liderazgo de Purificación Causapié decidido directamente desde Ferraz por Pedro Sánchez que liquidó al candidato que presentaron a las elecciones, Antonio Miguel Carmona. Curioso, porque el extrovertido concejal fue uno de los primeros apoyos de Sánchez en el partido, y ahora se ha convertido en diana de sus odios africanos. El propio Carmona define la situación de su partido en los Plenos como de “medio embarazados. Ni aquí, ni allí. Así no vamos a ningún sitio”.

ARQUITECTOS DE FAMILIA

Carmena no ha sido en su larga vida ajena para nada a la gestión urbanística de Madrid. Su marido, el arquitecto Eduardo Leira, estaba en los equipos de Mangada que ordenaron Madrid en los tiempos del mítico alcalde socialista Enrique Tierno Galván. Allí nació la Operación Chamartín. El hijo arquitecto de Carmena ha estado en la junta directiva del colegio de arquitectos de Madrid. Pero esta historia ya la desarrollaremos en futuras entregas.

La operación Chamartín, que no va a dar tiempo a desarrollar en el año de mandato que queda antes de las elecciones de mayo de 2019, es el gran objetivo de Carmena desde que optó al despacho blanco que diseñó Alberto Ruiz Gallardón en el palacio de Cibeles.

Pero hoy, día después de la gran final del Mutua Madrid Open, hay que hablar de tenis y grandes acontecimientos deportivos en Madrid.

MADRID Y EL DEPORTE

Los tiempos de las grandes citas en la ciudad pasaron, tras años de apretar el acelerador en este campo. Madrid necesitaba acontecimientos y estar en el escaparate para sumar puntos de cara al proyecto olímpico. Podemos no quiere oír hablar de olimpiadas ni nada que se asemeje. “Si no les gusta la Feria de San Isidro o que vayamos a tener la final de la Champions, para hablar de unos juegos olímpicos”, dice este alto funcionario que ruega se mantenga su anonimato. Pero es que cada cita o cada evento que se programa en la ciudad lleva aparejad el enorme lastre de inconvenientes y trabas que se le ponen desde las concejalías. Ni siquiera el maratón de Madrid se ha sentido cómodo con el Ayuntamiento, que lo ha expulsado del Retiro, su tradicional anfitrión.

El promotor de una de estas citas explica a MERCA2 que “empezar a hablar con ellos ya es un reto. Retrasan todo lo que pueden las citas, las anulan, hasta que ya estás sin margen de tiempo. Entonces te mandan a un asesor de su cuerda, que te viene con imposiciones increíbles, generalmente encaminadas a enviarte a la periferia de la ciudad”. Ha habido ocasiones en que un evento con años de tradición se ha visto postergado porque los concejales de un distrito han decidido que ese día la calle se usaba para una cita infantil, a la que apenas acudieron un puñado de niños.

TORNEO ENVIDIADO POR MEDIO MUNDO

Nadal, valiente en la pista y fuera de ella, asertivo, ya ha explicado claramente que muchas ciudades del mundo se darían de tortas por quitar a Madrid este Masters 1000, el único que coincide en calendario con una prueba del circuito WTA femenino también de máximo nivel. Con las tiranteces económicas lógicas con una empresa, el resultado de este masters ha sido que se ha mostrado al mundo una ciudad con una instalación de primer orden –la Caja Mágica–, un público entregado al deporte y una organización perfecta. Los madrileños, por miles, han podido ver a las primeras figuras mundiales del tenis a pocos metros. Los niños de la cantera han tenido semanas de atención en este open, torneos para ellos y sitio preferencial, porque uno de los objetivos de la empresa organizadora es fomentar el tenis español.

Ajenos a las minucias de la política local, difícilmente los astros del tenis se habrán enterado que los propios gobernantes están en contra de albergar una cita envidiada en el mundo entero en su ciudad. Eso sí que es una doble falta que merece un match point.