Tal vez sea una de las profecías menos conocidas de las que aparecen en Los Simpons, pero a la vez puede ser una de las que más afecte -negativamente- a miles de trabajadores en todo el mundo. Hablamos del desarrollo de los coches autónomos y dirigidos a través de Inteligencia Artificial (IA/AI).
«Nos pagan cuarenta dólares la hora por conducir estos camiones, crees que nos contratarían si supieran que no lo hacemos«, así de claro se mostraba uno de los camioneros que amenazaba a Homer -en la décima temporada de la serie- al enterarse de que estos vehículos contaban con un sistema de autonavegación que hacía el trabajo por ellos.
Pues la Casa Blanca ha venido a dar una respuesta a esta pregunta abierta que se hacía aquel malhumorado transportista de enorme sombrero vaquero que trató con tan burdos modales a nuestro querido Homer. En 20 años, la industria del transporte -tanto de personas como de mercancías- puede perder, solo en Estados Unidos, un total de 3,1 millones de puestos de trabajo a causa del desarrollo de esta nueva tecnología con la que los coches se conducen solos.
Pero desde ATA (Asociación de Transportistas Autónomos) se muestran tranquilos. Al menos el mensaje que su presidente, Vasilio Hidalgo, ha querido mandar ha sido de calma y tranquilidad ante estos datos: «No creo que este problema llegue a España en tan solo 20 años. Puede que en Estados Unidos sí, pero aquí estoy seguro de que va tardar el doble de tiempo«.
Lo cierto es que la normativa actual -y la circulación- no ayudan a que se desarrolle este tipo de tecnologías. En su propio país, las autoridades judiciales tumbaron el proyecto de coche autónomo desarrollado por Uber.
El coche autónomo asistido de Uber ha sido prohibido en su propio país
«Uber ha presentado un coche autónomo asistido que ha sido prohibido, porque la circulación es muy compleja y debería homogeneizarse toda. Ya en ese escenario de futuro, habría que ver», asegura Jesús Fernández, Vicepresidente de la Federación Profesional del Taxi.
Por su parte, Hidalgo, no coincide con su homologo en este sentido, de hecho va más allá y niega que el sistema autómata vaya a funcionar en las urbes más inmensas: «En el esquema de las grandes ciudades no creo que se extienda tanto este tipo de transportes autónomos. Sería un caos de drones, robots y droides el que se desarrollaría», asegura el mismo Hidalgo en este sentido.
«Los coches autónomos llegarán, pero hay que coger estos datos con mucha prudencia a día de hoy»
A pesar de que más de 180.000 de estos empleos se perderían dentro del sector del taxi, según el estudio realizado por Washington, y solo en Estados Unidos, sus representantes en España todavía no se sienten preocupados por esta cuestión.
«Estoy seguro de que la automatización de los coches llegará, pero a día de hoy, hay que coger esos datos con mucha prudencia», asegura Fernández en este sentido.
En cualquier caso, desde Fedetaxi confían en que su sector -como ha hecho siempre- buscará su sitio en una nueva realidad que se abre con el futuro. Hay que recordar que nos encontramos ante un gremio que ha conseguido sobrevivir desde el Siglo XVI, con Fernando VI como Rey de España, cuando el vehículo utilizado para transportar a las personas era la silla de manos.
«Ambas realidades van a poder convivir en el futuro»
«La necesidad de ir de un punto A a un punto B es la que siempre va a mantenerse latente en la sociedad. Lo que varía es la manera en que se hace. Hay legislación que normaliza y regulariza nuestro sector desde el Siglo XVI y XVII y siempre nos hemos conseguido adaptar a los nuevos tiempos«, finaliza el vicepresidente de la Federación de taxistas.
Por su parte, Hidalgo, el máximo cargo de ATA, se muestra también confiado sobre el futuro: «Seguro que en el futuro ambas realidades -transporte humano e inteligencia artificial- van a poder convivir. Por ejemplo, en las grandes ciudades».
En cualquier caso, desde ambos sectores coinciden en que «existen unos lobbys de presión muy fuertes» que buscan intervenir en el sector transportes en los últimos años. «Están creando una necesidad que no existía anteriormente», concluye Fernández.