Prisa puede vender el resto de Santillana para cerrar 14 años de crisis

El Grupo Prisa sigue sin poder cerrar las graves heridas económicas de antaño. La compañía liderada por Manuel Mirat ha hecho caja esta semana con la joya de la corona del holding mediático, Santillana España.

La editorial con la que Jesús de Polanco se hizo de oro en pleno franquismo pasa a manos de la finlandesa Sanoma Corporation, que desembolsará 465 millones de euros y ayudará a rebajar la deuda de Prisa por debajo de los 800 millones.

BALÓN DE OXÍGENO PARA PRISA

Prisa reduce su deuda neta en un 30% y recibirá más de 250 millones de euros de liquidez. Su CEO Manuel Mirat dice que «el grupo demuestra la validez de la hoja de ruta marcada, que ha merecido también la confianza de los acreedores».

«Con la venta de Santillana España se pone de manifiesto la capacidad de generar valor en sus proyectos empresariales. Además, con la elección de Sanoma, Santillana contribuye de forma destacada a conformar uno de los grandes líderes europeos en el sector«, añade.

El consejo de Prisa asegura que «los acuerdos adoptados permitirán que el grupo se pueda centrar a futuro de forma prioritaria en la gestión y puesta en valor sobre bases firmes y sostenibles de sus dos negocios, Educación y Medios».

«Como ya puso de manifiesto en su pasada Junta General, ambos tienen un elevado potencial, gestionados con equipos diferenciados, atentos a sus características y circunstancias específicas, que requieren capacidades y rutas distintas, estando así en condiciones de atraer los recursos y el capital necesarios para cada uno de ellos», afirman.

PACTOS, PODER Y RUNRNÚN

Sobre Prisa se ciernen un volumen inconmensurable de intereses contrapuestos. El holding más cercano al establishment cuenta con un presidente no ejecutivo sostenido por el Santander, Javier Monzón, que es consciente de que el máximo accionista del grupo lo quiere fuera del cargo.

El armenio Joseph Oughourlian, fundador de Amber Capital, ‘sanchista’ y muy querido en algunos ámbitos de Prisa por haber echado ‘a patadas’ a Juan Luis Cebrián de los mandos de poder del grupo, pactó este verano con algunos emblemas del IBEX35.

Pero del horizonte del inversor no se borra la posible venta de la división latinoamericana de Santillana, verdadero pulmón del grupo gracias a la red de contactos tejidos en algunos países sudamericanos sin tradición democrática mediante los favores que desgrana Jesús Cacho en ‘El negocio de la libertad’.

La venta de la rama latinoamericana de Santillana eliminaría la deuda de Prisa, que encararía el futuro con seguridad tras más de una década de culebrón político-financiero. El grupo se consolidaría como un influyente holding libre de cargas que dispondría de la radio y el periódico más importantes de España, la Cadena SER y El País.

Muy feliz con ambos medios se encuentra Pedro Sánchez, que sabe que Daniel Gavela y Javier Moreno no enredarán contra el PSOE. Aun así, algunos prebostes socialistas pretenden tutelar una operación que podría implicar la salida del accionariado de Telefónica y la entrada en el consejo de Miguel Sebastián.

BUENOS SÍNTOMAS

Manuel Mirat advierte con buenos ojos los números de El País, que solo cinco meses después de lanzar su paywall se ha convertido en el periódico español con más suscriptores tras alcanzar 68.500. El CEO respira tras lograr refinanciar la deuda del grupo hasta 2025.

Cierto es que la deuda sigue siendo elevada y esta no se solventaría a corto plazo de no producirse la venta de la rama latinoamericana de Santillana, que podría ayudar a que la nueva Prisa refuerce El País y la Cadena SER con una televisión que venga a cubrir el hueco que dejó Cuatro en 2009.

Aunque la prioridad en el grupo es cerrar definitivamente una deuda que se disparó tras la OPA sobre Sogecable en 2006. Esta operación multiplicó los números rojos de Prisa desde los 751 millones de 2005 hasta los 2.710 de 2006. En 2008 la deuda llegó a su punto máximo, más de 5.000 millones, y desde entonces los sucesores de Jesús de Polanco han hecho malabares para evitar la quiebra.