Por qué el coronavirus no es un Cisne Negro según Nicholas Taleb

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El “solo sé que no se nada” que se le atribuye a Sócrates es, posiblemente, el mejor resumen de lo que vivimos estos días. Lo único que sabemos es que debemos quedarnos en casa y actuar con solidaridad. Algunos estudiosos, expertos y duchos (o no tanto) en la materia, vienen a tranquilizarnos diciéndonos aquello de: “el Co-VID19 es un cisne negro, era imposible de prever”. «Con esto, lo único que se busca es que entendamos esta pandemia con resignación, que no busquemos culpables y que seamos más dóciles a aceptar todas aquellas medidas “inevitables” que nos quieran imponer», comenta la colaboradora de CFDmás, Elvira García, experta en economía del comportamiento.

El problema de este intento de contención es precisamente el comienzo, pues no se trata de un suceso cisne negro en absoluto. Nicholas Taleb, padre de este concepto tan utilizado en Economía, hablaba de tres requisitos para hablar de un cisne negro: atipicidad o rareza, impacto extremo y predicción en retrospectiva. Empezando por el final, la predicción en retrospectiva supone que “a toro pasado”, parece algo sencillo de prever, surgen teorías y demostraciones que parecen explicar su predicción, pero siempre después de que suceda, en ningún caso con prospectiva a que ocurra. ¿Podemos decir que el CO-Vid lo cumple? Sí. En segundo lugar, poco hay que explicar en la característica de tener un impacto extremo, lo estamos sufriendo ya, pero no es nada con el grave impacto que tendrá en las economías una vez consigamos vencerlo. También cumple este requisito. Sin embargo, el punto más importante que caracteriza a un cisne negro es el de su rareza o imposibilidad de prever su aparición.

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Elvira García de CFDmas

«Esto desde luego no lo cumple-comenta la colaboradora de CFDmas-. ¿Por qué? Existen varios argumentos aquí, pero vamos a quedarnos con uno a nivel nacional y otro internacional. Por un lado, ya en 2017, la Estrategia de Seguridad Nacional de España contemplaba las pandemias como “desafíos que se prevén”, sumado a una lista donde aparecen otros tan conocidos como los movimientos migratorios, la vulnerabilidad energética o el cambio climático. ¿Algunos de estos los catalogaríamos como sucesos imposibles de prever? Se recogen casos como la gripe porcina, el síndrome respiratorio agudo grave, el Zika o el ébola como ejemplos que muestran la debilidad del mundo para la aparición de una nueva pandemia global».

«Por otro lado-continua explicando García-, encontramos la conferencia de Bill Gates en Massachussets en abril de 2018 ante la Sociedad de Medicina, donde habla claramente de la necesidad de prepararnos para una nueva pandemia. El magnate va más allá y cataloga al ébola de “llamada de atención” y de que el mundo debería prepararse porque la historia nos ha enseñado que sufriremos una nueva pandemia mortal global».

Podemos desechar el argumento de rareza o aticipicidad a la hora de hablar del coronavirus. Por lo que, no podemos hablar de que estemos ante un cisne negro. Según Elvira Garcia, de CFDmas, «lo importante reside en reconocer que no estábamos preparados, que hemos hecho oídos sordos durante su fase de inicio y propagación y que, ahora, los titulares van a buscar utilizar argumentos como el del cisne negro para disminuir un alarmismo justificado y no buscar culpables».