En la mayoría de los casos el autónomo piensa en su pensión con preocupación. Son realmente pocos los que pueden cotizar lo suficiente como para llegar a recibir en el futuro una prestación pública que les permita vivir cómodamente y sin preocupaciones. En la mayoría de los casos quienes trabajan por cuenta propia deben asegurar su futuro a través de otras medidas de inversión privadas.
Para el autónomo hacer frente a los gastos de cotización no es sencillo, especialmente si tenemos en cuenta que estos profesionales suelen tener problemas de liquidez por lo que tardan en cobrar sus facturas. Sin embargo, también hay trabajadores por cuenta propia que tienen la suerte de poder cotizar bastante y recibir así una buena pensión.
Pensión máxima vs. pensión mínima
Si una persona ha pasado su vida trabajando y contribuyendo al gasto público a través de sus cotizaciones es normal que al llegar al momento de su jubilación reciba a cambio una pensión. Se trata de una prestación pública que sustituye a los ingresos que el jubilado obtenía cuando todavía estaba trabajando.
La cuantía de la pensión se determina atendiendo a factores como los años cotizados, el importe de las bases de cotización y la situación personal del jubilado. Pero además, existen unos límites máximos y mínimos que no se deben superar. Esto implica que ningún autónomo podrá cobrar una pensión que esté por debajo del umbral mínimo fijado cada año, pero tampoco recibirá más que lo fijado como pensión máxima, por mucho que haya cotizado.
