Pareja: ese estado que te acaba cortando las venas

Tener pareja es lo mejor que te ha podido pasar. Nunca se discute, no te engañará jamás ni te dejará por una rubia con unas tetas de vértigo y cara de conejita Playboy. No se irá de fiesta con los amigos a escondidas ni llegará oliendo a perfume de otra. El amor es lo más bonito del mundo mundial. Tienes que gastar el resto de tu jodida vida intentando encontrar a tu pareja perfecta para que las mariposas hagan estragos en tu estómago.

Todo, absolutamente todo en esta vida, desde que naces te hace creer que tener pareja es lo más importante de tu existencia. En la mayoría de los dibujos, la chica y el chico se enamoran perdidamente y hasta los pájaros les limpian la casa para que puedan saltar por el campo entre nubes de corazones de algodón.

Los libros están llenos de historias de amor, los poetas le dedican toda la tinta de su pluma a lo espectacular que es estar en pareja. El problema de todo esto es cuando las mariposas se transforman en mantis religiosa y te comienzan a devorar por dentro sin que sepas qué te está pasando.

Aquí te daré motivos de sobra por los que, si tienes pensado entrar en esa ruleta rusa a la que llaman estar enamorado con tu pareja, te lo tomes con precaución si no quieres que te sucedan.

Te vuelves estúpido a causa de la pareja

pareja de enamorados

No es que te des un golpe y te quedes tonto, no, eso tendría más sentido que lo que va a pasar contigo si te enamoras. Cuando sientes idolatría por tu pareja no eres capaz de concentrarte. Deseas cosas que, en cualquier otro momento, te hubiesen hecho vomitar arco iris de colores hasta por el culo.

Dejas de ser tú. Te sorprendes viendo películas románticas cuando lo que realmente recuerdas que te gustaban eran en las que la sangre bañaba a los protagonistas. Tampoco estás muy seguro de esto último porque en tu cerebro se ha unido el positivo con el negativo y te han frito las pocas neuronas que te quedaban.

Lo peor de todo es la mirada. Se te cambia la expresión de la cara cuando tienes a tu pareja cerca y los ojos se te deforman de alguna extraña manera haciendo que solo puedas mirarlo hasta cuando se está sacando un moco de la nariz y haciéndolo pelotilla. ¡¡ESO, ESO TAMBIÉN TE PARECERÁ ROMÁNTICO!!

Hay unos sonidos que no conocías que tu cuerpo comienza a exteriorizar, y que al principio pueden llegar a darte un poco de miedo. De pronto escuchas algo varias veces seguidas hasta que por fin te paras a ver si al ambientador del pasillo se le están acabando las pilas hasta que pegas un salto sorprendido al darte cuenta que ese ridículo sonidito proviene ni más ni menos que de ti. Es un SUSPIRO, estás todo el día suspirando como si estuvieses en una nube de marihuana puesta hasta las narices sin tener control sobre tu organismo.

El tiempo se vuelve relativo por tu pareja

pareja de enamorados sentados

En otras ocasiones, cuando eras una persona normal y corriente, tu día a día transcurría con sus respectivas 24 horas. Sin embargo, cuando estás «obnubilado» por tu pareja ese tiempo ya no pasa como antes. Te están robando minutos, segundos y horas sin que sepas cómo. La explicación es muy sencilla: Tu tiempo ha dejado de pertenecerte.

Lo que antes hacías en cuestión de minutos ahora te llevará media vida porque no eres capaz de centrarte en nada que no sea su estúpida sonrisa. En tu retina lo único que habrá será su imagen mirándote mientras tú observas un punto fijo en lo que viene siendo la nada. Si vives solo, no puedes llegar a preocupar a nadie.

El problema es cuando vives con tus progenitores y ellos te ven con cara de ida, la sonrisa de medio lado y las mejillas sonrosadas porque eres «imbécil». Tus pobres padres pueden llegar a pensarse que estás fumándote la nube de antes y obligarte a ir a un terapeuta, que lo mismo no te viene tan mal…

Tu salud se va por el retrete

pasión por los libros

Cuando tu pareja discute contigo por cualquier cosa, tu salud se va por el retrete. No duermes a tus horas y te pasas el día en la cama llorando pensando qué has hecho para que esta vida te trate así. No puedes concebir tu existencia sin esa persona que está logrando trastornarte silenciosamente.

Los kilos son otra cosa que se vuelven locos cuando el amor llama a tu puerta. Si lo vuestro no va del todo bien, dejas de comer o te comes un «ñu» entero sin cocinar. No existe el término medio. Y lo peor es que si no comes mucho y eres gordita, mira, eso que te llevas.

Sin embargo, si ya es más fácil saltarte que rodearte y encima los enfados con tu pareja provocan que sigas comiendo, no creas que te van a apetecer ensaladitas. NO, quieres chocolate, dulces, helados, cosas saladas con grasa y todo lo que pueda provocarte diabetes, colesterol y que te suba la tensión más de lo que ya la tienes.

Eres el león de “El Mago de Oz”

pareja enamorada

Antes de estar locamente perdido por tu pareja eras valiente y decidido, no titubeabas al hablar, tenías amigos, salías de fiesta o a tomar algo tranquilo, pero tenías vida propia. Cuando dejaste de ser tú para ser la “persona amada” no quieres meter la pata. No sabes qué decir para que no se enfade o te deje.

Dejas de pensar con claridad y olvidas tus gustos para centrarte en hacer un máster sobre todo lo que al otro le interesa. Da igual que no soportes a «Manolo García» cantando, te vas a aprender la discografía completa empezando por «Los Burros» para que podáis tener algún tema de conversación y que todo vaya sobre ruedas.

El miedo será partícipe de tu día a día al igual que la soledad. Las amistades se llegan a aburrir de escucharte decir continuamente lo maravillosa y lo que amas a tu media naranja. Al final, te acabas quedando sola con tus fantasías y tu loca utopía de que todo en el amor es totalmente fantástico.

El problema de todo esto es que, cuando estás enamorado de tu pareja, también es cuando más feliz te sientes, aunque hagas toda esta sarta de tonterías por él (o ella) sin que tan siquiera lo note. Cuando amas a alguien de verdad, tus días son más bonitos y tu sonrisa más sincera.

Es una forma de levantarte ilusionado esperando que te diga ‘buenos días’. Los mejores momentos serán los que pases junto a ella y escuches tu corazón latir por encima de sus decibelios normales.

Si estás dispuesto a aceptar que el amor es un horror y que lo vas a pasar realmente mal, felicidades, estás preparado para tener una pareja.