Alejandra Rubio ha vuelto a situarse en el centro de la polémica televisiva tras protagonizar un enfrentamiento en directo que ha dejado a todos sin palabras. La hija de Terelu Campos, que se encuentra disfrutando de una etapa personal muy mediática junto a Carlo Costanzia y el hijo que ambos tienen en común, ha tenido que dar explicaciones sobre unas imágenes tomadas durante sus vacaciones en Ibiza. Lo que parecía una escapada idílica bajo el sol balear se ha convertido en el origen de un cruce de acusaciones que amenaza con enturbiar el clima en los platós. En Gossip lo sabemos todo.
El lado oscuro de Alessandro Lequio

Todo ha comenzado cuando en ‘Vamos a ver’, programa en el que ambos coinciden, Alessandro Lequio lanzó una información que no tardó en desatar la tormenta. El colaborador aseguraba con total seguridad que las imágenes publicadas por una revista, en las que se veía a la pareja disfrutando de la playa con su bebé, no eran fruto de la casualidad. Según su versión, Carlo habría pactado con el fotógrafo la realización de esas instantáneas. “Una vez más he traído una información que me ha dado una fuente que en otras ocasiones ha sido muy solvente. Pero mis admirados compañeros manejan otros datos, yo respeto los datos de mis compañeros, pero sostengo los míos, que ella no sabía nada pero Carlo había pactado las fotos con el fotógrafo”, afirmaba Lequio, sin mostrar dudas sobre la veracidad de sus palabras.
La reacción de Alejandra no se hizo esperar y fue tan contundente como inesperada. Lejos de mostrarse enfadada, respondió con una carcajada irónica que evidenciaba su incredulidad ante lo que acababa de escuchar. “Tú eres el único que dice tener la razón, está claro que el problema lo tienes tú”, replicó, dejando claro que no piensa asumir como cierta una acusación que considera infundada. Sin embargo, la tensión no se disipó, ya que Lequio insistió en que su información era sólida y que, si bien Alejandra desconocía el supuesto acuerdo, su pareja sí habría intervenido en la filtración de las fotos.
El debate fue subiendo de tono y el conde lanzó un mensaje que no pasó desapercibido. “Le deseo todo lo mejor, pero aquí parece que la fe es selectiva, las informaciones de mis compañeros son respetadas y las mías analizadas y cuestionadas”, comentó con cierto desdén, dando a entender que siente que sus datos no reciben el mismo trato que los de otros colaboradores. Unas palabras que, lejos de calmar el ambiente, avivaron la conversación.
Lo cierto es que esta discusión televisiva llega en un momento en el que Alejandra Rubio no deja de acaparar titulares. A su reciente maternidad se suman los continuos rumores que la rodean, desde los que apuntan a un posible pacto con la prensa hasta las insinuaciones sobre el estado de su relación con Carlo. En este contexto, cualquier gesto es analizado al milímetro, algo que ella parece llevar con paciencia, aunque no sin incomodidad.
Los problemas de Alejandro Rubio

Por si fuera poco, la controversia en torno a las fotografías no es la única que ha tenido que afrontar en los últimos días. El paparazzi Sergio Garrido ofreció en Fiesta unas declaraciones que generaron todavía más comentarios. Según el fotógrafo, Alejandra y Carlo fueron vistos durante una cena en un restaurante de Ibiza y su actitud resultó, cuanto menos, distante. “No hacían nada, no se hablaban, estaban picando, estaban muy como cada uno a lo suyo. A mí me sorprendió los dos días, el día que sí sabían que estaban las cámaras y el día que no sabían que estaban las cámaras”, relató. Estas palabras encendieron las alarmas y muchos empezaron a preguntarse si algo no iba bien entre ellos.
Alejandra, cansada de la especulación, decidió dar un golpe en la mesa y contar su versión para acallar rumores. Lo hizo, de nuevo, en directo y con una naturalidad que sorprendió. “Es lo más fuerte que he visto en mucho tiempo. Este señor, que debía estar un poco enfadadillo porque no nos pudo pillar todos los días, tiene que hacer algo para dar qué hablar”, declaró sin ocultar su molestia. Después, ofreció detalles para aclarar la situación: “No daría explicaciones porque me da igual y yo sé lo que hay con mi pareja, pero os lo cuento. Ese día teníamos reservado un restaurante de pasta y estaba cerrado, por lo que nos mandaron a otro de la misma cadena que estaba cerca. La carta no nos gustó y estábamos los dos con el móvil y sin cobertura para ver si encontrábamos otro. Solamente estuvimos 45 minutos”.
Además, la influencer añadió un dato personal que quiso guardar en privado, pero que dejó entrever que no todo era tan frío como se había insinuado. “Pasó algo muy especial que me guardo para mí. Es una tontería, pero Carlo y yo nos lo pasamos muy bien”, afirmó, restando importancia a las imágenes que mostraban una aparente falta de complicidad.
Alejandra Rubio confiesa cómo se encuentra

Pese a sus explicaciones, la sombra de la duda sigue planeando sobre la pareja, especialmente después de que la agencia encargada de vender las imágenes a Diez Minutos negara cualquier pacto. Lequio, lejos de retractarse, se reafirmó con un argumento que no dejó indiferente a nadie: “El personaje tiene todo el derecho del mundo a mentir, faltaría más. El fotógrafo o la agencia tienen la obligación de mentir y es la fuente menos solvente de todas”, apuntó, dejando claro que para él las negativas carecen de valor.
Este enfrentamiento televisivo ha puesto sobre la mesa un tema recurrente en la prensa: ¿hasta qué punto son espontáneas las fotografías que llenan las revistas? Y, sobre todo, ¿es posible que Alejandra Rubio, siempre crítica con ciertos aspectos del mundo del corazón, esté ahora en el punto de mira por algo tan habitual como un supuesto pacto con la prensa? Ella lo niega con rotundidad, y Carlo también, pero la polémica no parece que vaya a apagarse tan fácilmente.
Mientras tanto, Alejandra sigue defendiendo su felicidad y su relación por encima de cualquier comentario. “Estoy bien así, tened en cuenta esas palabras”, aseguró recientemente en redes sociales, dejando claro que no permitirá que las especulaciones empañen su vida personal. Sin embargo, la tensión en plató evidencia que esta historia todavía tiene capítulos por escribir, y que el choque con Alessandro Lequio podría ser solo el principio de una batalla mediática que dará mucho que hablar.




















































































