Rocío Carrasco vuelve a estar en el centro del huracán mediático, aunque esta vez no es ella quien toma la palabra, sino su exmarido, Antonio David Flores. La nueva batalla legal que se avecina entre ambos promete sacudir los cimientos de la televisión española, no solo por los nombres implicados, sino también por la cifra millonaria que está en juego. Tras más de tres años de relativo silencio por parte del exguardia civil, una demanda admitida a trámite por el Juzgado de Instrucción número 1 de Málaga ha devuelto su figura al primer plano.
Más de 5 millones de euros

En esta acción judicial, Antonio David Flores reclama 5,67 millones de euros en concepto de indemnización por los supuestos daños morales y profesionales que habría sufrido como consecuencia del documental “Rocío, contar la verdad para seguir viva”. Emitido por Telecinco en 2021, aquel testimonio audiovisual en el que Rocío Carrasco narraba en primera persona los episodios más oscuros de su vida, incluidas acusaciones de maltrato psicológico, supuso un antes y un después tanto para ella como para su entorno. El despido inmediato de Antonio David de Mediaset, sin derecho a réplica, fue solo el primer paso de un camino que ahora podría pasar factura a varios de los rostros más conocidos del panorama televisivo.
Entre los demandados figuran nombres tan relevantes como Jorge Javier Vázquez, María Patiño, Kiko Hernández, Belén Esteban y los productores Adrián Madrid y Óscar Cornejo, quienes entonces estaban al frente de La Fábrica de la Tele, y que actualmente lideran el nuevo espacio “La Familia de la Tele” en Televisión Española. Esta circunstancia no hace sino aumentar el ruido alrededor de una causa judicial que ha estallado justo en la semana del estreno del programa. Un proyecto que ha generado gran expectación y que ya arrastra polémica por sus continuos retrasos y el complicado contexto que envuelve a sus creadores.
La noticia ha generado una enorme conmoción no solo en los despachos jurídicos, sino también en los pasillos de las cadenas implicadas. El posible impacto económico de esta demanda podría convertirse en un hito en la historia reciente de los medios de comunicación en España. Nunca antes se había planteado una reclamación tan cuantiosa ni tan mediática por motivos relacionados con el tratamiento televisivo de la vida privada de una figura pública. Para muchos expertos, este caso marcará un precedente en lo que respecta a los límites éticos de la televisión y el derecho a la intimidad.
La estrategia de Antonio David Flores

Desde su salida fulminante de “Sálvame”, Antonio David Flores había optado por un perfil bajo, alejado de los platós y del ruido mediático. No ha dado entrevistas ni ha firmado contratos televisivos en otras cadenas. Su presencia se ha limitado a sus redes sociales y a las apariciones públicas de su hija, Rocío Flores, quien le dedicaba recientemente un mensaje de cumpleaños en el que quedaba patente su afecto incondicional: “Feliz 49+1, jefe. Te amamos”. Ese núcleo familiar, a pesar de las polémicas, ha permanecido unido frente a las críticas.
Tampoco su vida sentimental ha estado exenta de episodios mediáticos. Tras su separación de Olga Moreno, ganadora de “Supervivientes” en 2021, inició una relación con la periodista Marta Riesco, una historia que alimentó decenas de titulares y que terminó de forma abrupta y pública. Sin embargo, más allá de estos episodios, Antonio David había mantenido una estrategia de silencio que ahora se rompe por completo con esta iniciativa legal.
La situación para Rocío Carrasco es complicada. Después de su catarsis televisiva, en la que logró gran respaldo social pero también muchas críticas, esta nueva ofensiva judicial supone un golpe inesperado. Aunque ella no figura como parte demandada en esta ocasión, el hecho de que su testimonio sea el origen del conflicto pone nuevamente en entredicho su versión de los hechos. Legalmente, el debate no gira en torno a si lo contado era cierto o no, sino sobre el posible daño provocado al honor y la imagen pública de quienes fueron señalados durante las emisiones.
El proceso promete ser largo y complejo. Las pruebas aportadas, los testimonios y la interpretación de los límites legales de la libertad de expresión y de la información serán claves para definir el desenlace. De fondo, se abre un debate de mayor calado sobre el uso del dolor personal como contenido televisivo, las responsabilidades de los medios y la delgada línea entre denuncia social y espectáculo. Lo que está en juego no es solo una suma millonaria, sino también el modelo de televisión que durante años ha liderado la audiencia en España.
La guerra del exmatrimonio

Mientras tanto, los acusados guardan silencio, al menos públicamente. Ninguno de los rostros citados ha reaccionado aún ante la demanda. Pero en privado, el nerviosismo crece, especialmente entre quienes siguen vinculados a los medios de comunicación y podrían verse obligados a rendir cuentas ante la justicia.
Para Mediaset, este conflicto representa un nuevo frente en una etapa ya de por sí convulsa. La cadena atraviesa un periodo de transformación tras el fin de “Sálvame” y el intento de renovación de sus contenidos. La amenaza de una indemnización de semejante magnitud pone en jaque no solo la estabilidad económica, sino también la credibilidad de su modelo informativo y de entretenimiento.
En resumen, la batalla entre Antonio David Flores y quienes fueron responsables de su caída pública acaba de comenzar. La demanda no solo busca compensación económica, sino también un gesto de reparación ante lo que considera una injusticia. Para Rocío Carrasco, es un golpe moral que vuelve a remover los cimientos de una historia personal marcada por el dolor, la controversia y la exposición pública. Europa entera mira ahora a los tribunales de Málaga, donde se dirimirá si la televisión cruzó una línea que nunca debió traspasar.