Juan Luis Galiacho: «Sobre la monarquía española pesaba un tabú»

Juan Luis Galiacho edita y dirige El Cierre Digital; ejerce como profesor universitario; participa en diversas tertulias de Telecinco, Cuatro o Telemadrid; y además ha sacado tiempo para atendernos durante unos minutos.

La investigación tiene fama de cara y peligrosa porque ahuyenta a la publicidad. ¿Por qué te lanzaste a la aventura de abrir un periódico?

Consideraba que el periodismo español tenía dos nichos sin explotar que eran la investigación y los sucesos. La desaparición de Interviú había dejado huérfanos a estos dos géneros que, en el caso de los sucesos, tanto éxito tuvieron en medios como El Caso. Estas dos ‘patas’ son dos asuntos en los que creo que me he manejado bien a lo largo de toda mi carrera.

También es que esta ‘locura’ se está sacando adelante a pesar de las dificultades que tiene cualquier medio de comunicación de hoy en día. Pero contra viento y marea aquí seguimos sobreviviendo con unos resultados de los que estoy orgulloso: El Cierre Digital cuenta con cuatro millones de visitas y dos millones de usuarios únicos mensuales. Y detrás no tenemos a nadie que nos respalde: ni un mexicano, ni el Ibex-35, ni un partido político, ni un ‘ladrillero’…

El Cierre Digital apuesta por ahora por la información propia y rechaza el clickbait…

Efectivamente. Todos los días elaboramos nueve noticias y creemos que la calidad es más importante que la cantidad. Y aquí cabe de todo siempre que esté ligado a la investigación: política, deportes, corazón, economía o el asunto que tercie.

Todos los medios se están replanteando ahora sus modelos de negocio. ¿Se va a poder vivir exclusivamente de la publicidad?

El modelo de negocio de un medio de comunicación hoy en día es complicadísimo porque no hemos educado a que la gente pague. La ciudadanía lleva veinte años leyendo todo gratis y ahora queremos cobrarles con un muro de pago.

Yo creo que se puede pagar por informaciones muy exclusivas, pero me parece complicado. Creo que sí que puede funcionar un modelo de mecenazgo como el de eldiario.es, para que los lectores reciban avances o detalles a cambio de mantener un periódico con el que están comprometidos.

Otra cosa que ha cambiado, y en este caso para bien, es que antes los medios de comunicación tenían pistoleros que se iban a empresas del Ibex-35 y les decían, ‘o me das tanto o saco esto’. Ahora tras destaparse lo de Villarejo y esos presuntos chantajes, la cosa ha cambiado y creo que se apuesta más por la meritocracia. O sea, por las visitas.

Lo que por desgracia sigue vivo son los acuerdos secretos entre empresas y medios para que no salga nada malo de ellos: un banco pagaba determinada cantidad de dinero a cierto digital para que no saliera información sobre ellos y algunas cadenas de alimentación y distribución hacen lo mismo con muchos medios.

Decía el otro día Juan Luis Cebrián en Periodismo 2030 que hay más periodistas evitando que salga información que intentando publicarla. ¿Pasa factura destapar escándalos?

Uno de los problemas de hoy en día es que el propio periodista se censura. Yo no me autocensuro. Me censurará otro, claro está. Pero hoy muchos jóvenes periodistas quieren ir al palco de fútbol, echarse fotos con los futbolistas y quién investiga al presidente del club de turno… pues los cuatro tontos de siempre.

Eso ‘los americanos’ lo tienen claro: hay que aislarse del poder porque si no te salpica. Y el periodismo de investigación español, es una pena, está salpicadísimo por intereses ajenos. Y este hecho redunda en que cada vez se haga menos periodismo.

Publicase libros sobre Ruiz-Mateos, Gil o Boyer, destapaste los fondos reservados de Rafael Vera, sacaste información comprometida para Florentino Pérez o Jesús de Polanco y eres el autor de la mítica portada titulada ‘La dama del rumor’, que supuso un duro golpe a la figura de Juan Carlos de Borbón. Imagino que otros personajes se te habrán escapado vivos…

Muchas veces no se puede sacar la información por falta de pruebas… me pasó por ejemplo con el patrimonio de un ex presidente del Gobierno. Pero sí que pude investigar en El Mundo con Pedro J. Ramírez la fortuna de Juan Carlos I.

Sobre el rey emérito fui al Registro de la Propiedad para pedir sus propiedades… y no me lo dieron. Por supuesto que me fui al juzgado de guardia a denunciarlo. Y algo parecido me pasó con Juan Guerra. En los tiempos del ‘felipismo’ se paró mucho desde arriba, fue un periodo muy duro.

Tampoco fue fácil la portada de Marta Gayá, que yo escribí una segunda parte que no se publicó a la semana siguiente porque Sabino Fernández Campo llamó a Jaime Campmany para decirle que no sacara más información ‘porque doña Sofía no paraba de llorar’.

Ahora es cierto que ese periodismo no tiene nada que ver con el de ahora, que en muchos casos es periodismo de dossieres sin contrastar. A mí me han intentado clavar dossieres de todos los colores en la época de Ruiz-Mateos, Javier de la Rosa o Mario Conde. Las redacciones estaban repletas de dossieres… pero mi trabajo era contrastarlos.

Te voy a contar una anécdota: estaba un día en el estadio Carlos Belmonte viendo un Albacete-Racing de Santander y en el descanso me dicen, ‘has visto la finca que se ha comprado Rafael Vera’. Yo no tenía ni idea.

Pues bien, yo averigüé que este chivatazo era cierto y ya tenía una pieza del puzzle. Por eso en EEUU se dice que la investigación es un ‘oficio de precisión’. Gracias a esa pieza completé el puzzle entero y Vera acabó en la cárcel por el ‘caso Fondos Reservados’.

Y te cuento más: ese tema lo di en el programa que tenía Encarna Sánchez en COPE. Ella avanzó lo que iba a dar en el sumario que avanzaba al inicio de su programa. Y ahí se formó la mundial: la cúpula de COPE bajó a parar a Encarna a las tres de la tarde. Y ella, ‘que no’.

Me acordaré toda mi vida, Encarna rodeada de directivos me viene y me dice, ‘Galiacho, ¿tienes los papeles?’. Yo le dije que ‘sí’. Y me soltó, ‘pues al estudio’. Y lo dimos: esos son ‘los huevos’. Ese es el periodismo de investigación. Pero para eso hace falta un periodismo que conozca la verdad y un ‘jefe’ que aguante el vendaval.

Porque cuando entras a un despacho de pie y sales de rodillas, date por jodido. Y si sigues de pie, muchos poderosos quieren tenerte entretenido con demandas para dejarte sin fuerzas y distorsionar la investigación.

¿Que cómo era Encarna? Tenía lo suyo, pero hacía un periodismo de investigación social que por desgracia se ha perdido. Encarna trataba temas que afectaban a la gente de verdad: asuntos como el ‘fraude del aceite’, etc., hoy no se tocan.

En los noventa había dos trincheras para la investigación que han ido desapareciendo: los libros y los semanarios

Así es: el periodismo de la Transición hasta finales de los noventa se hizo en revistas como Interviú, Tiempo, Época, Cambio 16, Panorama o Tribuna. Y también en los libros. A finales de los ochenta se vendía mucho porque las editoriales te dejaban publicar lo que no salía en los diarios, que apenas investigaban y se dedicaban a la inmediatez.

Hubo una colección de libros en Temas de hoy que se vendió muy bien. Yo trabajé codo con codo junto a Ymelda Navajo. Y en esos libros podía sacar cosas de Gil que no me dejaban publicar en prensa. Entonces es cierto que la gente de la calle quería saber… hoy apenas se quedan con unos titulares que ni siquiera están contrastados.

¿Cómo conseguiste realizar investigaciones sobre la monarquía española?

Sobre la monarquía española pesaba un tabú informativo. Fui el primero que dio que el juez Torres estaba detrás de Urdangarin en 2010. ¿Sabes cuánto duró en la web de COPE? Tres minutos. También fui el primero en contar lo que hacía el yerno del rey en Palma y como no me lo dejaban publicar en un libro sobre el tema, lo colé de rondón en obras como ‘Los herederos del gran poder’. Me las tenía que ingeniar para colar a Urdangarin en capítulos alternativos…

García, Pedro J. Ramírez…. háblame de tus jefes

Te dejas Julián Lago, que fue mi primer director en Tribuna y con el que aprendí mucho. Él fue novillero y ya le llamaban ‘El revoltoso’, porque siempre dio mucha guerra. También me llevó a sus exitosos programas de Telecinco, ‘Misterios sin resolver’ o ‘La máquina de la verdad’.

Con Lago di la cena de cuando Juan Carlos se levanta del lado de doña Sofía para saludar a Marta Gaya en la cena en honor al Aga Khan. La verdad es que Lago vio antes que nadie el periodismo british que se iba a imponer.

Con Pedro J. Ramírez también hicimos cosas buenas. Y también con García. Pero creo que no valoró que nos lanzábamos a la piscina contra Florentino Pérez… y cuando tienes un ‘enemigo’ de ese calibre necesitas tener munición suficiente para tener la metralleta cargada y no poder caer al primer disparo.

El otro día batisteis récords en Telecinco con Kiko Rivera

Lo dije el otro día en Telemadrid: intuí a una persona destrozada y dolida. En las pausas de publicidad no levantaba cabeza. Y al final de la noche le costaba mantener el hilo…

¿Crees que los medios están tan desacreditados que el periodismo de investigación estará el día de mañana en organizaciones sin ánimo de lucro tipo ProPública, en EEUU?

La verdad es que no lo sé. Pero el periodismo tiene que cambiar: hay que contrastar, hay que citar a los compañeros y también creo que mejorará. Te cuento una noticia: en los últimos días ha habido una reunión muy importante en los aledaños del Gobierno para atajar las intromisiones al derecho al honor de los personajes públicos. Quizás esto haga que el periodismo vuelva al rigor que nunca debió perder…

RESEÑA BIOGRÁFICA

Juan Luis Galiacho, nació en Albacete, es graduado en Ciencias de la Información y Ciencias Económicas y Empresariales y ejerce como profesor contratado-doctor de Periodismo y Comunicación en la Universidad Rey Juan Carlos, en Madrid.

Trabajó en el suplemento de negocios de el diario El País, en la revista Tribuna, en la Gaceta de los Negocios, en Panorama, en Época, en la cadena COPE, Telecinco, Radio España, Radio Intercontinental, Onda Cero, en el diario El Mundo, en Trece, en Antena 3. Actualmente trabaja como colaborador habitual en Telecinco, Cuatro y Telemadrid.

Ha publicado los libros ‘Jesús Gil y Gil, el gran comediante’; ‘Filesa, las tramas del dinero negro en la política’; ‘Gil: La farsa continua’; ‘Los herederos del Gran Poder’, ‘Matrimonios SA’, ‘Isabel y Miguel: 50 años de la historia de España’ o ‘El oligopolio catalán en los medios de comunicación’.

También ha presentado y dirigido veinte ediciones del Premio Nacional de Teatro Pepe Isbert y en 2018 la Asociación de Periodistas de Albacete le otorgó el galardón ‘Premio a la Trayectoria’ en reconocimiento a su carrera profesional.