Andorra combina caramelos fiscales e innovación para atraer la inversión extranjera

Con la entrada de Andorra en el Common Reporting Standard (Estándar Común de Declaración) en 2018 finalizaba la era del secreto bancario bajo el que se escudaban muchos inversores que querían ocultar dinero. A pesar de ello, el país vecino tiene muchos más incentivos, fiscales también, para atraer la inversión de extranjeros.

Los más evidentes saltan a la vista. El 36% de los 468 km2 de superficie que ocupa el pequeño país pirenaico está considerado parque natural, con todo lo que ello conlleva. Aire puro, bosques, interminables pistas de esquí, agua cristalina, etc. Además, aunque parezca mentira, aseguran contar con más de 300 días de sol al año.

Hay otras cualidades de Andorra asociadas al desarrollo social del principado. Por ejemplo, es uno de los estados más seguros del mundo. Un robo ocupa la portada en sus periódicos locales. Sus sistemas sanitario y educativo también destacan. Aunque el lenguaje oficial es el catalán, la mayoría de los andorranos hablan castellano y, en menor medida, francés, portugués o inglés.

Por si estos dos párrafos no fueran suficientes, el Gobierno del pequeño país ha implementado una serie de ventajas fiscales para conquistar a personas físicas y jurídicas. Con la transparencia como bandera (no forma parte de la lista de paraísos fiscales desde 2017), Andorra sigue incentivando la atracción de empresas y personas con mayor o menor poder adquisitivo. Seas rico o pobre, el IVA es del 4,5% y la tarifa máxima de impuestos directos (IRPF, sociedades, patrimonio, sucesiones, etc.) está fijada en el 10%.

El IVA es del 4,5% y la tarifa máxima de impuestos directos está fijada en el 10%.

Solo estas dos medidas, unidas a su belleza natural, han convencido a muchos deportistas de diferentes nacionalidades para asentarse en Andorra. Ahí están los ejemplos de Joaquim Rodríguez, los hermanos Espargaró, Luc Alphand, Toni Bou o Joan Barrera, entre otros. Además, muchos equipos ciclistas pasan buenas temporadas en el país para entrenar.

Para los más adinerados, a los incentivos descritos anteriormente hay que añadir algunos más. Por ejemplo, no hay que pagar impuestos por los dividendos. No todo el mundo tiene acciones de compañías. Pero más allá de las subidas o bajadas del valor, a nadie le gusta abonar a Hacienda una parte de los dividendos que recibe por la confianza de destinar parte de sus ahorros en el capital de una cotizada.

La conocida ‘Golden Visa’ también atrae numerosos inversores que se benefician de los incentivos fiscales. Si en España es necesaria la adquisición de bienes inmuebles en España con una inversión igual o superior a 500.000 euros, en Andorra la cifra baja a 350.000 euros. Esta medida ha incentivado el crecimiento del incipiente sector inmobiliario andorrano. Aunque solo se puede construir en terreno privado (apenas el 4% de la superficie del país), los promotores han puesto la mirilla sobre el país vecino. Sirva como ejemplo The White Angel Andorra. «Si bien en la última década no hubo mucha obra nueva, en 2019 se están desarrollando 20-30 proyectos», explica Jordi Ribó, vicepresidente de Fiabci Internacional.

ANDORRA IMPULSA LA INNOVACIÓN

Por si todo esto fuera poco, el Gobierno andorrano creó en 2012 la iniciativa Actua. Se trata de un ente de carácter público y privado, que aglutina varios ministerios, agencias gubernamentales, asociaciones y/o entidades del sector privado, y que tiene como misión liderar la apertura económica a empresas extranjeras y facilitar la inversión y la diversificación económica en el país.

Las iniciativas desarrolladas por Actua junto a la retahíla de ventajas fiscales y naturales han llevado a que el sector financiero representara el 21% del PIB en 2018. Esta cifra solo está por detrás del sector público (23%). Hay que tener en cuenta que el país de 77.000 habitantes tiene todas las administraciones públicas. Sumen funcionarios de Justicia, seguridad del Estado, ministerios, Educación, Sanidad, etc.

Actua ha identificado varios sectores de oportunidad para el crecimiento del país: salud y bienestar, deportes y TIC. “Apoyamos tanto al tejido empresarial andorrano como a los posibles inversores”, destaca Judit Hidalgo, la directora de Actua Empresa. El Gobierno del principado no quiere medidas cortoplacistas para desarrollar la economía local. Prefiere trabajar a largo plazo. Andorra pretende posicionarse como un “Living Lab”. De hecho, colabora con entidades de reconocido prestigio internacional como el MIT, Google o Barcelona Tech City.