La compañía energética alemana RWE se anotó un beneficio neto atribuido de 728 millones de euros en el primer trimestre de 2020, lo que equivale a un descenso del 24,2% en comparación con el mismo periodo del ejercicio anterior, según ha informado este jueves la empresa.
El descenso en las ganancias se corresponde con el impacto extraordinario de las desinversiones, ya que en el primer trimestre la empresa contabilizó unos ingresos antes de impuestos de 1.013 millones procedentes, sobre todo, de la venta de Innogy. Si no se tiene en cuenta este cargo, el beneficio neto de RWE mejoró un 92,8% en comparación con el ejercicio anterior.
«RWE logró un buen inicio del año. Gracias a nuestro robusto modelo de negocio, registramos ganancias significativas en todas las métricas clave incluso en estos tiempos difíciles», ha subrayado el director financiero de la empresa, Markus Krebber.
Los ingresos totales en el trimestre alcanzaron los 3.803 millones de euros, un 2,3% más. Por segmentos de negocio, la distribución se mantuvo con el principal área, con unos ingresos de 2.522 millones de euros, un 13,2% menos.
De su lado, la generación eólica y solar en tierra duplicó su facturación, hasta 628 millones de euros, mientras que la nueva rama de generación eólica en mar alcanzó los 118 millones de euros. Las ramas de biomasa, hidroeléctrica y gas natural se elevaron un 23,8%, hasta 312 millones de euros, al tiempo que la división nuclear y de carbón se contrajeron un 12,6%, hasta 221 millones de euros.
El coste de los materiales fue de 2.064 millones de euros, un 22,6% menos, al tiempo que los gastos de personal se elevaron un 9,2%, hasta 571 millones de euros. El impacto de la depreciación y amortización de activos fue de 358 millones de euros.