Un fármaco experimental puede retrasar la progresión de la enfermedad de Alzheimer en quienes comienzan a tomarlo cuando la enfermedad aún se encuentra en sus primeras etapas. El medicamento, un anticuerpo monoclonal llamado donanemab , no mejora los síntomas, pero entre las personas que comenzaron a tomarlo en las primeras etapas de la enfermedad, el 47 % no tuvo progresión de la enfermedad después de un año de tratamiento, en comparación con el 29 % que tomó un placebo.
El fármaco no ofrece tantos beneficios a las personas en etapas posteriores o a aquellas con una variación genética común que aumenta el riesgo de la enfermedad. Los resultados son «muy alentadores», dice la neuróloga Reisa Sperling de la Escuela de Medicina de Harvard en Boston, Massachusetts, particularmente porque son similares a los de un fármaco similar llamado lecanemab. “Me hace creer que estamos en el camino correcto”, señala la experta.
El fabricante de donanemab, Eli Lilly, con sede en Indianápolis, Indiana, presentó los resultados del ensayo de 1736 personas en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer (AAIC) en Ámsterdam y los publicó en JAMA. La compañía hizo públicos resultados parciales en mayo, pero los investigadores aún tenían dudas sobre la seguridad y eficacia del fármaco en ciertos grupos.
Como muchos otros medicamentos de última generación para el Alzheimer, el donanemab es un anticuerpo monoclonal que se dirige al amiloide, una proteína que se adhiere y daña las neuronas del cerebro de las personas que padecen demencia. El donanemab, al igual que el lecanemab y el fármaco relacionado aducanumab tiene efectos secundarios y puede causar una afección denominada anomalías en las imágenes relacionadas con el amiloide (ARIA), que a veces conduce a hemorragias cerebrales y convulsiones potencialmente mortales.
Alrededor de una cuarta parte de los participantes en el ensayo de fase III de Eli Lilly desarrollaron ARIA y tres murieron a causa de la afección. ARIA fue más común entre los participantes del estudio que portaban la variación genética APOE4 , que aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
EL MEDICAMENTO CONTRA EL ALZHEIMER DEPENDE DE UNA PROTEINA
Los participantes que portaban el APOE4 se beneficiaron menos de donanemab que los pacientes que no tenían la variante. El medicamento funciona mucho mejor en personas que comienzan a tomarlo cuando tienen niveles bajos de otra proteína cerebral llamada tau. La proteína tau forma parte del citoesqueleto de las células y se expresa principalmente en las neuronas. Está involucrada en varios procesos celulares como la estabilización de microtúbulos, el mantenimiento axonal y el transporte intracelular.
Los niveles de tau aumentan a medida que avanza la enfermedad, aunque su papel en la enfermedad aún no se conoce bien. En una conferencia de prensa en la AAIC, Mark Mintun, vicepresidente de investigación y desarrollo en neurociencia de Eli Lilly, dijo que aunque es importante desarrollar mejores pruebas para determinar los niveles de tau, no cree que los médicos necesiten evaluar los niveles de tau del paciente antes de decidir si administrarle el fármaco.
En personas con un deterioro cognitivo relativamente menor que comenzaron a tomar donanemab, la progresión se desaceleró hasta en un 60 %. El fármaco también eliminó alrededor del 90% de la cantidad total de amiloide del cerebro, una vez que las personas tenían niveles mínimos de amiloide, los investigadores los cambiaron a un placebo. En el año posterior al cambio, los que habían tomado donanemab continuaron disminuyendo a un ritmo más lento que los que habían recibido inicialmente un placebo.
Los resultados, dice la neuróloga, demuestran que las personas con Alzheimer tienen mejores resultados si se diagnostica y se trata a tiempo. Asegura que los ensayos clínicos están probando si lecanemab y donanemab pueden prevenir la enfermedad en personas que aún no han desarrollado síntomas.
Brent Forester, psiquiatra geriátrico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts en Boston, Massachusetts, está preocupado por cómo funcionará el donanemab y otros medicamentos en la práctica clínica. No está claro, por ejemplo, si los médicos deberían copiar el diseño del ensayo y retirar el fármaco a las personas una vez que ya no tengan amiloide en el cerebro. La detección de ARIA probablemente será costosa y difícil, al igual que identificar a las personas que tienen más probabilidades de beneficiarse del tratamiento.
En la conferencia de prensa, el director médico senior de Eli Lilly, John Sims, señaló que la compañía solicitó la aprobación a la Administración de Medicamentos y Alimentos de los EE. UU. y espera recibir una respuesta antes de fin de año. Sims y Mintun se negaron a comentar cuánto costaría donanemab si se aprobara, pero otros fármacos como lecanemab y aducanumab tienen un precio de más de 26.000 $ (alrededor de 23.200 euros) al año.