jueves, 11 diciembre 2025

Estrógenos a la baja: Las 5 señales silenciosas que tu cuerpo usa para pedir ayuda

- Una mirada honesta a cómo el cuerpo habla, se adapta y nos guía en cada etapa de la vida.

Cuando los estrógenos bajan, el cuerpo empieza a hablar en susurros que conviene escuchar. A veces se nos olvida —yo la primera— que el cuerpo no es solo un envoltorio ni un sitio donde pasar los días. Es, como dice el especialista en salud holística Edgar, nuestro vehículo, el que nos acompaña a todas partes… incluso cuando lo tratamos regular. Y ese vehículo habla. Mucho más de lo que creemos. Cada molestia, cada pinchazo, cada inflamación es como un pequeño post-it que el cuerpo nos deja pegado por dentro: “eh, mírame un segundo”. Pero solemos mirar para otro lado. Y ya sabemos lo que pasa cuando ignoras un aviso: el cuerpo sube el volumen.

Nutrición, hábitos y mitos: cuando la emoción manda más que la teoría

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El cuerpo avisa mucho antes de enfermar si aprendemos a escucharlo. Fuente:Canva

Que comer sano es importante lo sabemos todos. Pero… ¿por qué cuesta tanto? Porque la vida real no es un manual. Porque llega el viernes y te dices “me lo he ganado”, porque en una comida familiar nadie te aplaude por pedir brócoli, porque la emoción a veces pesa más que la teoría. Edgar lo resume con humor en una pregunta que parece broma pero no lo es: “¿Por qué lo que está tan bueno suele sentar tan mal?”. Ay, si lo supiéramos.

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Además, recuerda que en nutrición no existe el “para todos sirve lo mismo”. Los eslóganes fáciles que vemos en redes suelen ser peligrosos precisamente por eso: simplifican lo que no se puede simplificar. Meter ultraprocesados en el cuerpo, explica, es como colar un virus en un ordenador antiguo: lo desordena todo. Las señales se vuelven confusas y ya no sabes si algo te alimenta o solo te entretiene.

Por eso propone un experimento casi poético: tres semanas de comida real, como si estuvieras en una isla desierta. Nada raro, nada comprado con prisa, solo alimentos de verdad. Un pequeño reseteo —menos del 0,1% de una vida— para escuchar de nuevo lo que el cuerpo tiene que decir.

Hambre real vs. apetencia: esa conversación interna que suele perderse por el camino

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Distinguir hambre real de apetencia cambia toda la relación con la comida. Fuente:Canva

Uno de los aprendizajes más liberadores es distinguir entre el hambre real y la simple apetencia.

El hambre “de verdad” es tranquila. No exige, no chilla. Te deja elegir.
El hambre emocional, en cambio, es teatral: quiere ese cruasán de chocolate, no cualquier alimento. Edgar siempre lo dice así, muy claro: “Si solo deseas una cosa concreta, no es hambre: es apetencia.” Y qué razón tiene.

Salud femenina y menopausia: una nueva biología, no un fallo del sistema

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El ayuno bien llevado puede ayudar a volver al diseño original del cuerpo. Fuente:Canva

La menopausia llega sin pedir permiso, pero también sin mala intención. No es un error del cuerpo; es una nueva etapa biológica. Los sofocos, los cambios en la piel, la falta de concentración o la grasa abdominal no aparecen “porque sí”, sino porque el cuerpo necesita tiempo para reorganizarse con menos estrógenos y progesterona.

Las mujeres que llegan mejor preparadas —más masa muscular, menos inflamación, mejor alimentación— suelen adaptarse con menos turbulencias. Y aquí entran en juego tres pilares clave:

Masa muscular. No es solo fuerza: es un órgano que combate la inflamación y ayuda a que las hormonas hagan su trabajo.
Alimentación antiinflamatoria. Más comida real, menos azúcar, menos procesados, menos prisa. La inflamación corta la comunicación hormonal.
Gestión del estrés. El cortisol alto es como un ladrón silencioso: roba energía, bloquea la pérdida de grasa y sube la glucosa aunque no hayas comido. Y si cuatro de cada cinco mujeres dicen que no tienen tiempo ni para respirar, imagina cómo responde el cuerpo.

Edgar suele cerrar sus charlas con una frase que, la verdad, te deja con una sonrisa:
“Si el cuerpo pudiera hablar cada mañana, diría: vamos a disfrutar del día.”

Porque quizá, al final, la salud va más de escuchar que de corregir. Y de tratarnos con un poco más de respeto… y un poco más de cariño.

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