En los últimos años, la tecnología modificó para siempre la forma de entender el delito. Nacho Carretero, una de las voces más respetadas en la investigación del narcotráfico en España, sostiene que las criptomonedas cambiaron el tablero policial. Lo que antes se rastreaba en papeles, cuentas o escrituras, hoy se esconde en un simple dispositivo USB imposible de seguir.
Para el periodista, el lavado de dinero dio un salto cualitativo. Las criptomonedas se convirtieron, según afirma, en “un quebradero de cabeza” para las áreas económicas de investigación. Si antes se detectaba la compra sospechosa de un edificio, ahora todo se difumina en un monedero frío con una clave que solo conoce su dueño.
Criptomonedas: la nueva frontera invisible del narco

Carretero explica que las criptomonedas ya no están solo en los grandes cárteles. También aparecen en apuestas ilegales, juegos online y negocios que simulan ser legítimos. El mecanismo es simple: alguien “pone la cara”, gana, y después desaparece la pista. Con este sistema, las criptomonedas se transforman en un método inrastreable, capaz de mover millones lejos de cualquier control fiscal.
La reflexión es contundente: las criptomonedas son hoy una de las fórmulas más presentes entre las redes criminales. La policía lo sabe, pero está varios pasos atrás. Los investigadores pueden vigilar movimientos, pero no descifrar qué ocurre detrás de una pantalla encriptada. Teléfonos pinchados, órdenes judiciales, interceptaciones… nada de eso sirve cuando los narcos utilizan aplicaciones como Signal o Telegram, que vuelven la comunicación prácticamente invisible.
La policía lucha con menos medios frente a un enemigo mejor equipado
Carretero reconoce el esfuerzo de los cuerpos de seguridad, pero advierte que trabajan en clara desventaja. Mientras el crimen organizado se adapta con criptomonedas y software sofisticado, los agentes siguen lidiando con trámites, falta de recursos y salarios que no corresponden a la peligrosidad de su labor.
El ejemplo es ilustrativo. La Policía Nacional resolvió el 100% de los homicidios vinculados a ajustes de cuentas en la Costa del Sol el último año. Ese dato, destaca Carretero, muy pocos países pueden mostrarlo. Aun así, asegura que los grupos especializados contra el crimen deberían contar con tecnología avanzada, incentivos salariales y protección real. No puede ser —dice— que su permanencia dependa solo de la vocación.
Mientras el narcotráfico utiliza criptomonedas a escala internacional, España corre el riesgo de mirar hacia otro lado. “Nos creemos inmunes”, advierte el periodista. Pero los hechos demuestran lo contrario. Ya se disparó contra policías en zonas de alta actividad narco y, de no actuar, lo próximo será todavía más grave. Las criptomonedas no son solo un concepto financiero. Son, ahora mismo, una frontera decisiva en una batalla silenciosa donde el Estado no puede permitirse perder terreno.









