A veces, una sola habilidad bien elegida rejuvenece más que cualquier suplemento. Hablar con él es como escuchar a alguien que ha vivido varias vidas en una sola. Tras seis startups en 15 años —dos levantadas en Venezuela y cuatro en Barcelona— este ingeniero industrial, que ya podría considerarse un veterano del caos emprendedor, ha decidido centrar toda su energía en un tema que cada vez preocupa más: cómo envejecer bien. Su nuevo proyecto, Vita, no es “otra app más”, sino una apuesta seria por convertirse en la plataforma de longevidad de referencia en el sur de Europa antes de 2030.
Una solución que va más allá del ejercicio: cuerpo, mente y compañía

Vita nació con una idea sencilla pero poderosa: mejorar la vida de las personas mayores en su propio hogar. ¿Cómo? Con ejercicios funcionales, actividades cognitivas y un acompañamiento emocional real, no de pantalla. Lo que podría sonar a programa de fitness para la tercera edad, en realidad es mucho más complejo y, sobre todo, más humano.
El modelo se apoya en tres pilares que funcionan casi como las patas de un taburete: si falta una, todo se tambalea.
— Físico: ayudar a que las personas recuperen fuerza y autonomía, ese “volver a levantarse del sofá sin pedir ayuda” que, dicho así, parece poca cosa… hasta que deja de serlo.
— Cognitivo: mantener la mente despierta, ágil, curiosa.
— Emocional: quizá el punto más potente: combatir la soledad. El coach, al ser presencial, termina convirtiéndose en parte de la rutina del senior, casi un hilo que sostiene el día a día.
Y funciona. Tanto, que la retención tras el primer mes es del 100 %. Difícil encontrar otro servicio para mayores con cifras así.
Un mercado inmenso… pero con un reto muy humano

En esta industria, quien paga (la hija, el nieto) no es quien recibe el servicio. Convencer a un familiar para que deje entrar a un desconocido en casa de alguien frágil es una barrera emocional enorme. A eso se suma el abismo digital: muchos mayores no recuerdan contraseñas o directamente no saben encender un móvil.
Por eso Vita no puede ser solo tecnología. Necesita personas. Coaches formados, pacientes, empáticos. Y muchos. Escalar, en este sector, es casi una misión de artesanía.
El plan incluye crecer en Madrid, Valencia, Sevilla y Bilbao en 2026 y crear una Longevity Academy para profesionalizar el rol del coach. También vienen nuevas integraciones: wearables que midan glucosa o tensión, y servicios de nutrición con tápers a domicilio.
Quince años emprendiendo: luces, sombras y una sacudida de realidad

Su historia emprendedora podría ser una serie por sí sola. Creó Bad Plats (competencia de Wetaca), llegó a facturar 30.000 € al mes y se desplomó al acabar la pandemia por una expansión demasiado optimista. También lanzó Shadow Matcha y Essencia, un e-commerce de cosmética natural y CBD.
Pero quizá el giro más duro llegó en 2015, cuando huyó de Venezuela tras ser incluido en una “lista negra” por trabajar con la oposición. Uno de sus clientes, el alcalde metropolitano de Caracas, acababa de ser encarcelado.
Con todo eso a cuestas, ha aprendido lo que muchos no dicen: “Hay que desromantizar el emprendimiento. Es mucho más oscuro y difícil de lo que venden en redes”. Su consejo fundacional es casi una regla de oro: vender primero, construir después. “Un CEO tiene que ser, ante todo, un buen vendedor”.
¿Y el éxito? Una definición que sorprende por su sencillez
Cuando se le pregunta qué es para él el éxito, no menciona rondas de inversión, métricas ni crecimiento exponencial. Sonríe, casi como si respondiera lo obvio:
“Éxito es tener tiempo para ir a buscar a mi hija al parque”.









