jueves, 27 noviembre 2025

Iñaki Piñuel (60), psicólogo: «El contacto cero es la única vía de supervivencia emocional»

- Iñaki Piñuel desmonta las dinámicas ocultas de las relaciones tóxicas y la decisión de romper.

A veces, el primer paso para salvarte es aceptar que el contacto cero no es una opción, sino una necesidad. En su última intervención, el psicólogo y especialista en violencia psicológica Dr. Iñaki Piñuel puso palabras a algo que muchas personas piensan en silencio, casi con pudor: ¿cuándo es realmente el momento de salir de una relación tóxica? Su charla, directa y sin rodeos, sirvió como un faro para quienes sienten que ya han cruzado demasiadas líneas rojas. A veces —lo dijo casi de pasada— uno solo se da cuenta del daño cuando intenta hacer balance.

Piñuel explicó que las víctimas de este tipo de vínculos no se enfrentan a simples discusiones de pareja ni a diferencias de carácter. No. Lo que viven es algo “cualitativamente distinto”, una maquinaria emocional que desgasta, drena y acaba quebrando por dentro. Según él, la pregunta que más atormenta a quienes pasan por esto es cuánto más deben soportar. Los golpes emocionales, los desplantes y esa estrategia tan sutil pero devastadora de ninguneo, vacío y denigración que narcisistas y psicópatas integrados usan para controlar.

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Daño emocional incremental y disonancia cognitiva

contacto cero
El desgaste emocional suele empezar mucho antes de que la víctima lo vea. Fuente: Canva

Durante su exposición, el Dr. Piñuel remarcó que las relaciones tóxicas producen un daño psicológico constante que no deja de crecer. En una relación sana puede haber conflicto, claro, pero también reparación. En estas relaciones, en cambio, la víctima da lealtad, entrega cuidados, tiempo, incluso años enteros con la esperanza de recibir algo a cambio. Pero esa reciprocidad nunca llega. Para ilustrarlo, Piñuel citó una frase que dolió incluso oírla:

“Ninguno de estos personajes tóxicos son capaces de devolver nada… ni siquiera valorarlo. A veces habéis invertido años o décadas de vuestra vida”.

Cuando el telón del «bombardeo amoroso» cae y aparece el verdadero rostro del agresor —frío, sin empatía, sin afecto— la víctima entra en una especie de niebla mental conocida como disonancia cognitiva. Allí empieza un combate interno agotador: ¿debería esperar un cambio… o irme?
Esa espera, explicó él, es una auténtica tortura emocional.

La clave: aceptar la incapacidad de amar

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Las tácticas de control psicológico dejan huellas profundas y silenciosas. Fuente: Canva

Uno de los momentos más duros (y al mismo tiempo más liberadores) llegó cuando habló de una verdad que muchas víctimas simplemente no quieren escuchar:

“Cuando se trata de psicópatas integrados y narcisistas, hablamos de personas incapaces de amar”.

Piñuel desmontó también la idea tan repetida de que estos individuos tienen una autoestima altísima. Según él, es propaganda vacía. No aman a otros, pero tampoco se aman a sí mismos. Y esto tiene una consecuencia clara: cualquier futuro con ellos será exactamente igual que su pasado.

Por eso, dijo, la víctima debe hacerse una pregunta brutal pero necesaria:
¿Existe alguna expectativa racional de que estas personas ofrecerán algo distinto a la frialdad, la humillación o el maltrato?

Si la respuesta es no, entonces ha llegado el momento de afrontar las “malas noticias” y detener la rueda. De hecho, citó la frase que Israel Lorca preparó para el encuentro, una frase tan simple como afilada:

“Si no te quieren, márchate”.

El proceso de liberación: sacudirse el polvo

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La disonancia cognitiva mantiene atrapada a la víctima en la duda. Fuente: Canva

Pero marcharse no es tan sencillo como apagar una luz. Existen el apego traumático, las adicciones neuroquímicas y el autoengaño emocional, que agarran fuerte. Por eso Piñuel insiste en una “administración controlada de malas noticias”. Verdades dichas con claridad, sin anestesia, para romper la esperanza ilusoria de que “algún día cambiará”.

La estrategia correcta para salir —que también se aplica a familias disfuncionales— viene de un antiguo consejo evangélico que él mismo recordó:

“Si no te quieren en un lugar, sacúdete hasta el polvo de tus sandalias”.

Sacudirse el polvo significa salir sin llevarse nada: ni recuerdos idealizados, ni restos de culpa, ni la llamada “amnesia perversa”, que borra el dolor y deja solo los momentos buenos… esos que nunca fueron tan buenos si uno los mira sin filtros.
Es un corte limpio, necesario y profundamente sanador.

Liberarse sin odio: el objetivo final

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El final del camino no es escapar con furia o rencor. Como dijo Piñuel, el resentimiento es un veneno que solo destruye a quien lo sostiene. La verdadera liberación llega cuando la víctima se desprende de todo el patrimonio tóxico de la relación abusiva. Solo entonces puede avanzar hacia una vida nueva, sin la sombra del agresor en su mente.

Su exposición terminó casi como empezó: como una guía para quienes viven atrapados en relaciones de dolor. Un recordatorio firme de que la libertad empieza con una decisión valiente y transformadora.


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