miércoles, 19 noviembre 2025

Esto es lo que pasa en tu cuerpo cuando pasas 48 horas sin comer

- Una mirada profunda al ayuno prolongado como experiencia física, mental y emocional.

A veces necesitamos dejar de comer para entender cómo realmente funciona nuestro cuerpo. En los últimos años, el ayuno prolongado ha dejado de ser esa práctica “exótica” que solo unos pocos conocían para convertirse en una herramienta de bienestar que cada vez despierta más curiosidad. Y no es casualidad: su potencial regenerativo, tanto físico como emocional, está empezando a recibir una atención científica y social que antes no tenía. A diferencia del famoso ayuno intermitente —ese que mucha gente incorpora de forma cotidiana—, el ayuno prolongado exige ir un poco más allá: implica una estrategia consciente, acompañamiento profesional y una mirada integral al bienestar. No es solo dejar de comer; es entrar en otra lógica del cuerpo.

En los retiros de “Mi ayuno”, uno de los proyectos más consolidados de España en este ámbito, se aplica el método Buchinger, quizá el modelo de ayuno más estudiado y reconocido en Europa. Este enfoque propone un aporte calórico mínimo, alrededor de 250 calorías al día, divididas en dos momentos: un licuado por la mañana (no un zumo, para no activar la digestión con la fibra) y un caldo vegetal por la noche. A diferencia del ayuno hídrico —solo agua e infusiones—, el método Buchinger tiene algo de “cuidado vacacional”: permite descansar sin llevar al organismo a un extremo innecesario. Una especie de pausa profunda, suave y sostenida.

Publicidad

Un retiro de 7 días para desconectar (de verdad)

comer
El método Buchinger permite un ayuno suave y sostenido. Fuente:Canva

Un programa típico de “Mi ayuno” dura siete días, aunque en realidad son seis días completos de ayuno guiado. Pero el ayuno es solo la base: la experiencia se completa con senderismo —unos 50 kilómetros a lo largo de la semana—, charlas, talleres, sesiones corporales y pequeños espacios de descanso que, por sí solos, ya son terapéuticos. Aunque la supervisión médica no está presente cada minuto, los participantes son evaluados el primer día y acompañados por profesionales durante toda la estancia, algo fundamental para quienes toman medicación habitual para la hipertensión, la diabetes, el colesterol o incluso para el estado de ánimo.

Beneficios físicos: un viaje del metabolismo a la longevidad

ayuno553d Merca2.es
Caminar en la naturaleza potencia los beneficios del ayuno. Fuente:Canva

El cuerpo comienza a transformarse de forma notable después de unas 48 horas sin un aporte calórico significativo. Ahí arranca la verdadera “aventura metabólica”.

• Primeras 48 horas: Se agota el glucógeno —la reserva rápida del cuerpo— y pueden aparecer síntomas como cansancio o dolor de cabeza, especialmente si no se ha hecho un preayuno adecuado.
• Flexibilidad metabólica: Una vez que la glucosa se acaba, el cuerpo enciende el plan B y empieza a usar la grasa como combustible. El cerebro cambia la glucosa por cuerpos cetónicos y aparece una sensación de claridad muy particular.
• Regeneración celular: Es quizá uno de los capítulos más fascinantes. Se activan procesos como la autofagia y la mitofagia, mecanismos que reciclan componentes dañados de las células. Las mitocondrias —las pequeñas “pilas” del organismo— se renuevan. No es extraño que muchas personas describan una ola de energía alrededor del cuarto día.
• Mejoras medibles: El ayuno prolongado se ha vinculado con mejoras en enfermedades autoinmunes (psoriasis, fibromialgia, Hashimoto), en trastornos metabólicos (diabetes tipo 2, hipertensión) y en problemas de piel. Incluso se ha estimado que un ayuno de siete días puede sumar hasta cuatro años de vida biológica si se mantienen los hábitos posteriores. Uno de sus efectos más potentes es la reducción de grasa visceral, esa grasa silenciosa que rodea los órganos y que tanto tiene que ver con la inflamación y con cómo pensamos o sentimos.

Beneficios emocionales: del ruido a la claridad

ayuno009k Merca2.es
La autofagia ayuda a limpiar y regenerar cada célula. Fuente:Canva

Pero si hay algo que sorprende, incluso a los más escépticos, es el cambio emocional. Esa “neblina mental” que arrastramos en la vida moderna —entre pantallas, prisas y decisiones constantes— empieza a desaparecer. Muchos describen la experiencia como volver a sentir el propio cuerpo, como si el cerebro pasara a “modo avión” y dejara por fin descansar al sistema nervioso.

El ayuno invita a hacer un parón en una sociedad donde todo es estímulo inmediato: redes, notificaciones, ruido. De repente, el silencio se vuelve una herramienta poderosa. Y la naturaleza, el detox digital y el simple hecho de caminar cada día actúan como antídotos. Superar el miedo inicial a no comer abre puertas internas que van más allá de la alimentación: aumenta la confianza, desmonta creencias limitantes y devuelve una sensación de capacidad que muchas personas creían perdida.

YouTube video

Publicidad