Dormir es el primer entrenamiento que todo corredor debería dominar. Hay algo casi mágico en salir a correr. La música suena, el aire golpea la cara y el mundo parece, por un rato, más claro. Quizá por eso cada día más personas se lanzan al asfalto, convencidas de que basta con calzarse las zapatillas y sumar kilómetros. Pero, según el experto en entrenamiento y nutrición Adrián Romero, detrás de ese gesto tan simple hay una ciencia que pocos conocen.
“No todo lo que cansa entrena, y no todo lo que entrena cansa”, dice con una sonrisa que mezcla paciencia y experiencia. Porque, aunque muchos crean lo contrario, el progreso no llega solo con esfuerzo. “Correr es entender el cuerpo —añade—, su fisiología, sus límites y sus ritmos.”
La ciencia del progreso: paso a paso

Romero lo deja claro desde el principio: no hay fórmulas universales. Cada corredor tiene su historia, su contexto y su biología. El clásico consejo de “no aumentar más del 10% por semana” puede ser prudente para unos y un obstáculo para otros.
Su filosofía se apoya en tres pilares: frecuencia, duración e intensidad, siempre en ese orden. Primero, aumentar los días de actividad; después, alargar el tiempo de carrera; y solo al final, jugar con la velocidad o los intervalos.
“La intensidad es la parte más sexy del entrenamiento”, reconoce, “pero también la más peligrosa. El sistema cardiovascular mejora antes que el músculo-esquelético, y eso puede engañarte. Te sientes fuerte, pero aún no lo estás del todo.”
Antes de pensar en correr rápido, hay que ser capaz de correr una hora suave sin parar. “Ahí está la base”, dice. “En la paciencia. El corredor que entiende eso, progresa sin romperse.”
Técnica, fuerza y sentido común

Romero desmonta otro mito con naturalidad: no existe la técnica perfecta.
“Prefiero a un corredor que corra feo pero fuerte, que a uno que corra bonito pero débil”, afirma. El cuerpo, explica, encuentra su propio modo eficiente de moverse, y si no hay lesiones, no tiene sentido cambiarlo.
Cuando hay molestias, la solución no es forzar la técnica, sino fortalecer los músculos. Cambiar el gesto por capricho puede ser contraproducente: “Correr no lesiona”, resume, “lo que lesiona es hacerlo mal, o demasiado pronto.”
La clave está en respetar el cuerpo y no obsesionarse con parecer perfecto.
La maratón y la paciencia del corredor
Para Adrián, la maratón es un amor exigente. “Es preciosa, pero brutal”, admite. “Incluso los élites acaban destrozados. Subestimarla es un error.”
Su consejo es tan simple como difícil de aplicar: ir despacio. “El problema de muchos principiantes es querer hacerlo todo demasiado pronto y durante demasiado tiempo. Pero este deporte premia al paciente, al que entrena día tras día, sin atajos.”
También advierte contra un hábito muy común: usar la maratón para perder peso. “Durante esos meses el cuerpo necesita energía para recuperarse. Si hay déficit calórico, las lesiones no tardan en aparecer.”
La maratón no se improvisa, se respeta.
Dormir, el mejor suplemento

“Solo mejoras del entrenamiento del cual te recuperas”, dice Romero. Y la recuperación, insiste, no está en un batido ni en una cápsula milagrosa.
“Nada recupera como dormir. No hay suplemento que se le acerque, ni siquiera de lejos.”
El descanso nocturno repara tejidos, equilibra hormonas y consolida el aprendizaje del cuerpo. Aun así, muchos lo siguen sacrificando por un entrenamiento extra.
Dormir más también es entrenar mejor.
Volumen, zona 2 y lo que de verdad importa
El volumen semanal —los kilómetros totales— es el mejor predictor del rendimiento. “Quien más se lesiona, suele ser quien menos entrena”, comenta.
El trabajo en Zona 2, ese ritmo constante y cómodo, es la herramienta perfecta para acumular kilómetros sin sobrecargar el cuerpo. “No te hace más rápido de inmediato, pero te permite entrenar más y recuperarte mejor.”
Sobre la obsesión con los gadgets o las zapatillas de carbono, su respuesta es directa:
“Si necesitas perder 10 kilos, eso tendrá mil veces más efecto que un zapato de 300 dólares.”
Romero lo resume todo en una frase que parece un mantra:
“Corre con cabeza, entrena con paciencia y duerme con ganas. Todo lo demás es accesorio.”