El uso de tecnología podría reducir el riesgo de deterioro cognitivo en mayores de 50 años

Correlación o causalidad: lo que realmente sabemos sobre la tecnología y el cerebro

El uso de tecnología podría reducir el riesgo de deterioro cognitivo en mayores de 50 años

La generación que vio nacer el Internet, que cambió los teléfonos fijos por móviles inteligentes, los álbumes de fotos por pantallas táctiles, comienza a llegar a la edad en que el cerebro empieza a ceder. Durante años se ha discutido si el uso continuado y generalizado de la tecnología nos vuelve más rápidos o más torpes mentalmente, y ahora la ciencia comienza a esclarecer los términos. Un reciente metaanálisis publicado en Nature Human Behaviour analizó 57 artículos que involucraron a más de 400.000 personas mayores de 50 años. Su conclusión sorprendió a muchos: quienes utilizan la tecnología con frecuencia tienen menores índices de deterioro cognitivo que quienes no la utilizan.

PANTALLAS, MEMORIA Y PLASTICIDAD

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Fuente: FREEPIK

Desde hace años, el debate científico se ha movido entre dos posturas que son difícilmente conciliables entre sí. La primera, la “hipótesis de la demencia digital”, describe cómo el hecho de confiar en la tecnología en nuestras actividades cotidianas nos vuelve dependientes mentalmente y, en consecuencia, pasivos. El neurocientífico alemán Manfred Spitzer fue el primero en acuñar la expresión, y advierte que al delegar funciones como recordar números de teléfono, fechas o direcciones de los lugares que frecuentamos, lo que se logra es una “descarga cognitiva”: dejaremos de ejercitar ciertas funciones y el cerebro irá perdiendo agilidad y resiliencia con el tiempo.

En este sentido, hay una visión pesimista de la misma que se remite a varios estudios donde el tiempo delante de una pantalla se considera relacionado con peores rendimientos cognitivos, sobre todo para los más jóvenes. Sin embargo, no todos los cerebros responden de la misma manera a la exposición a estímulos digitales, cosa que justifica en parte el malentendido emergente. Como bien dice Benge, para los adultos mayores el contacto con la tecnología puede tener un efecto opuesto: mantener activo un pensamiento más complejo, facilitar la multitarea y la conexión social, los tres elementos que son fundamentales en el proceso de envejecer saludablemente.

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ENTRE LA PRUDENCIA Y LA ESPERANZA

El uso de tecnología podría reducir el riesgo de deterioro cognitivo en mayores de 50 años
Fuente: FREEPIK

No todos los especialistas tienen el mismo entusiasmo. Salvador Macip, profesor del área de Medicina Molecular en la Universidad de Leicester, avisa que una correlación no implica que haya una relación causa-efecto (es decir, las personas que usan mucha tecnología son más sociales o tienen más nivel educativo, cosa que puede ayudar a explicar una parte de la correlación observada). Pero aun así Macip está de acuerdo en que cambiar la forma de usar la tecnología que tienen los mayores es positivo, si con ello se puede compensar el aislamiento y facilitar las relaciones con los otros.

El metaanálisis no aclara del todo la cuestión, pero sí que da un mensaje tranquilizador: no sería posible hablar de «ola de demencia digital» entre los primeros usuarios de internet. Las personas que fueron pioneras en el uso de los ordenadores, de los móviles y de las redes sociales no mostrarían tasas de deterioro cognitivo más elevadas que las de los grupos de una generación anterior. Las cifras son casi las mismas, lo que haría pensar que el salto en la tecnología no ha hecho demasiadas muescas en la biología del ser humano. En resumen, la tecnología no sería el enemigo del envejecimiento sano, sino un posible aliado. El reto está en saber utilizarla de forma consciente, estimulante y equilibrada.