Un suceso insólito ha sacudido la rutina de la comisaría de Granollers, donde un hombre irrumpió en la sala de espera con la intención de consumir cocaína. Los agentes lograron detenerlo tras ofrecer resistencia, encontrando más de 20 gramos de la sustancia en su poder. Tras la intervención, fue trasladado a un hospital para recibir atención.
Este hecho, impactante por su desenfado, se suma a la creciente preocupación por la gestión de las comisarías en Cataluña, donde incidentes y situaciones inesperadas han puesto de relieve la presión que enfrentan los cuerpos policiales. La seguridad y el orden en el interior de estas instalaciones se convierten así en un tema de atención pública constante.
1Incidentes dentro y fuera de la comisaría

La comisaría de Granollers no es un caso aislado. Apenas hace unas semanas, en la localidad ilerdense de Les Borges Blanques, se dio a conocer que la comisaría acumulaba unas 2.300 plantas de marihuana, con un peso estimado de entre 5.000 y 6.000 kilos, amontonadas en el exterior del complejo. La situación generaba fuertes olores y problemas de higiene que los sindicatos de los Mossos calificaron como “lamentables y esperpénticas”.
Los agentes denuncian que la gestión de incautaciones masivas en las comisarías se ha convertido en un desbarajuste logístico. Las instalaciones, diseñadas para atender la actividad cotidiana, se ven sobrepasadas cuando se enfrentan a volúmenes extraordinarios de droga. La combinación de espacio limitado, procedimientos insuficientes y recursos humanos ajustados hace que tanto dentro como fuera de la comisaría surjan tensiones que afectan la operativa diaria.