domingo, 12 octubre 2025

Los dueños de Vivanta retiran 100M€ de la empresa y la dejan cerca de la quiebra

Ares y Portobello reducen el capital social de la compañía en un 70%.
La firma apenas cuenta con fondos propios para afrontar más años de pérdidas.
Hace un par de años recibió un rescate público de 40 millones que no devolverá hasta 2028.

En un abrir y cerrar de ojos, los propietarios de las clínicas Vivanta —el fondo norteamericano Ares y el español Portobello— han hecho desaparecer algo más de 100 millones de euros de la empresa. La operación consistió en una reducción de capital por dicho importe y se ejecutó durante los primeros días de octubre, según reflejan los documentos presentados por la propia compañía en el Registro Mercantil. Lo más preocupante de esta maniobra es que, tras recortar un 70% de los fondos propios, Vivanta podría encontrarse próximamente en una situación de quiebra técnica.

Además, la operación realizada por Ares y Portobello llega después de que, años atrás, el propio Estado español tuviera que rescatar a la compañía y de que esta incumpliera el pago de los intereses derivados de ese rescate. En concreto, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) prestó 40 millones de euros a Vivanta a través del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas (FASEE), dividido en dos líneas: un préstamo participativo —que puede transformarse en capital— de 20,4 millones, y otro ordinario de 19,6 millones. Ambos fueron desembolsados íntegramente en 2022.

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No obstante, Vivanta incumplió sus compromisos con el organismo estatal. Según reflejan sus propias cuentas, bajo la denominación de Aestes Dental, el 21 de julio de 2023 «el FASEE concedió un aplazamiento de un año de la cuota a pagar en 2023 (2.940.000 euros más intereses devengados) correspondiente al préstamo ordinario. En consecuencia, la cuota aplazada ha comenzado a generar interés de demora«. La negociación entre ambas partes concluyó con que la empresa devolverá finalmente «el principal y los intereses en un único pago final el 6 de julio de 2028».

Dentro del intrincado mundo financiero de Vivanta

La realidad detrás de Vivanta es mucho más compleja. Por un lado, la situación económica y financiera se presenta extremadamente delicada. Las últimas cuentas publicadas muestran una caída de los ingresos del 10,7%, mientras que los costes han aumentado notablemente. La propia empresa reconoce que ha tenido que afrontar «un fuerte incremento en los gastos de personal» debido al «aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI)» y a la actualización de los convenios del sector sanitario.

A este aumento de los costes laborales se suma la elevada inflación en materiales sanitarios. «Adicionalmente, se ha producido un incremento de precios generalizado por parte de los principales proveedores, destacando materiales, suministros y alquileres», recoge el informe. Además, hay que tener en cuenta que Vivanta depende de un alto gasto en marketing y publicidad. Aunque esa partida se redujo el último año, aún absorbió casi un 24% de los ingresos totales.

En el plano financiero, la situación es todavía más enrevesada. Los fuertes contrastes en las cifras, los créditos cruzados entre empresas del grupo y los movimientos internos de capital hacen difícil seguir el rastro del dinero. Para hacerse una idea, entre 2022 y 2023 el activo corriente pasó de 141 a 45 millones de euros, principalmente porque las inversiones en empresas del grupo cayeron de 112 a 37 millones. También llama la atención que la tesorería se desplomara de 20 millones a poco más de 300.000 euros en apenas un año.

¿Clínicas Vivanta cerca de la quiebra?

El resultado de este complejo entramado es que ambos fondos, Ares y Portobello, pueden mover a Vivanta a su antojo. Esa es una de las razones por las que, de la noche a la mañana, decidieron retirar 100 millones de euros del capital, dejando a la compañía al borde de la quiebra técnica. En la partida de capital social apenas quedan 45 millones de euros, una cifra insuficiente para cubrir los 46 millones de pérdidas registrados en 2023, ni los más de 80 millones de pérdidas acumuladas de ejercicios anteriores que figuran en el balance.

¿Existe realmente riesgo de quiebra? A día de hoy resulta difícil imaginar un cierre total de Vivanta. De hecho, hace un par de años, el fondo Ares ejecutó una «capitalización por compensación de créditos» por valor de 81 millones de euros. En otras palabras, transformó una deuda que la empresa mantenía con el propio fondo en capital social, eliminando así la deuda y absorbiendo las pérdidas por ese importe. Este precedente podría anticipar lo que ocurra próximamente con el préstamo participativo otorgado por la SEPI, en un ‘nuevo éxito‘ para la firma.

En definitiva, la maniobra de Ares y Portobello forma parte del sofisticado juego financiero habitual entre fondos de inversión y sus filiales: inflarles créditos internos para retirar beneficios en forma de intereses, evitando así la tributación directa sobre los beneficios reales. Sin embargo, la situación económica de Vivanta sigue deteriorándose y las ampliaciones de capital tienen un límite. Para muchos clientes, esa inestabilidad genera incertidumbre y deja un sabor amargo. Y si no, que se lo pregunten a quienes en su día confiaron en Dentix.


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