Existen espacios que siempre nos reciben con los brazos abiertos sin importar cuánto viajemos. Esos lugares que reconocemos, por su olor, por la luz, o por el contacto con un cojín. Nuestro hogar es más que una composición de paredes; es el punto donde encontramos bienestar, identidad y equilibrio. En el podcast del Club de los 60 de la Junta de Castilla y León, el arquitecto Miguel Ángel Fonseca dijo cómo hay que construir y mantener las viviendas como espacios confortables, saludables y accesibles, sobre todo para las personas mayores. Su mensaje fue claro: vivir bien empieza por habitar bien.
1LA ARQUITECTURA DEL BIENESTAR

El bienestar en el hogar se construye a partir de pequeños detalles. Desde la temperatura de la casa hasta la manera en la que entra el sol, todo afecta a nuestro estado de ánimo y a la salud. El confort térmico no depende solo del calor o del frío sino del equilibrio que exista entre temperatura, humedad y ventilación. Fonseca recuerda que lo ideal es mantener entre 18 y 22 grados en invierno en el hogar, huyendo tanto de las altas temperaturas como de ambientes cerrados que “asfixian” la vivienda.
Una clave que se suele olvidar muchas veces es la ventilación. Ventilar no es abrir de par en par las ventanas durante cinco minutos, sino permitir una microventilación constante. De esta manera, el aire se renueva sin perder la temperatura del ambiente, evitando que la casa se convierta en un sitio cargado o húmedo. Pequeños dispositivos, rejillas o incluso dejar la ventana corredera entreabierta pueden ser la diferencia entre un ambiente cargado y uno lleno de vitalidad.
Pero el aire no lo es todo. También la luz juega un papel determinante en nuestra sensación de confort. Una buena iluminación transforma los espacios, regula nuestro ánimo y nos ayuda a concentrarnos. Fonseca marca que no todas las luces son iguales y que no deben cumplir la misma función.