El Dr. Sergio Abanades, doctor en farmacología, exinvestigador en Cambridge y director clínico en una Big Pharma, decidió dar un giro radical a su carrera. Después de años sumergido en la industria farmacéutica, dejó atrás el camino tradicional para liderar ISIC, un centro de salud integrativa. Su decisión, explica, nació de un sentimiento de desconexión con lo que realmente le movía como médico. “Yo me estaba desconectando del propósito por el que decidí ser médico. Y el propósito, sobre todo, es estar al lado de las personas”, confiesa, con esa mezcla de firmeza y nostalgia que dan los años de experiencia.
Abanades no esconde sus críticas hacia la estrategia de la industria farmacéutica, cuestionando si su meta real es curar enfermedades o, simplemente, controlar síntomas. “He trabajado para ellos… ¿dármacos para curar enfermedades o diseñar fármacos para controlar los síntomas?”, se pregunta, casi a modo de reflexión interna. Fue precisamente esta incomodidad la que lo llevó a explorar un modelo más humano y completo: la medicina integrativa.
La visión integrativa del Dr. Abanades

Para él, la medicina integrativa va mucho más allá de la simple combinación de terapias convencionales y alternativas. Su enfoque se centra en la integridad del ser humano, contemplando todas sus dimensiones: física, emocional, mental y espiritual. “La medicina integrativa, para mí, tiene que ver con ser íntegros. Vamos a integrar todas las dimensiones del ser humano”, explica, con un entusiasmo que contagia.
Abanades subraya que nuestras emociones y pensamientos influyen constantemente en el cuerpo, que termina respondiendo con síntomas físicos. “Lo emocional y lo mental nos dirige hacia el cuerpo, y el cuerpo se queja… ahí aparecen los síntomas”, comenta, gesticulando como si hablara directamente de su propia experiencia clínica. Además, enfatiza la importancia de la escucha y del tiempo en la consulta: “Una medicina que no escucha no va a funcionar. Y si no tiene en cuenta los hábitos de vida, no sirve para nada”. En el plano espiritual, destaca la conexión social y el sentido de la vida, citando el estudio longitudinal de Harvard: “Lo que mantiene vivos a las personas y es clave para la longevidad es estar conectados con otros seres humanos”.
Críticas al modelo de evidencia y sesgo de lo patentable

Abanades también cuestiona la forma en que se aplica hoy la medicina basada en la evidencia. Según él, el sistema privilegia ensayos clínicos aleatorizados (RCTs), que resultan prohibitivos para terapias no patentables. “Nadie va a poner 2 billones de dólares para demostrar que la acupuntura funciona en el dolor de espalda”, comenta, medio riéndose. Esto deja fuera terapias naturales y vitaminas esenciales, como la D o la C, que son fundamentales para la vida pero que muchos médicos consideran solo “complementarias”.
Aunque reconoce que los RCTs son el “Gold Standard”, advierte que la investigación institucional ignora terapias con evidencia sólida cuando no generan rentabilidad, como ocurrió con la vitamina D y su potencial para mejorar el pronóstico en COVID grave.
El poder del efecto placebo
Otro pilar de la medicina integrativa es el efecto placebo, que en algunas patologías, especialmente en neurociencias, puede alcanzar entre un 40% y un 70% de eficacia total. “El efecto placebo resulta que es del 40, 50, 60% en muchas patologías”, explica. Pero, aclara, no es solo sugestión: activa neuroquímicos como opioides, canabinoides y serotonina, fomentando la autocuración. Por eso Abanades defiende crear consultas donde haya calma, confianza y contacto humano genuino.
Psicodélicos y terapias emergentes
El resurgimiento de los psicodélicos, como la psilocibina, ejemplifica el sesgo hacia lo patentable. Sustancias desestimadas históricamente han podido investigarse gracias a protocolos patentables, demostrando eficacia en depresión y TEPT resistente. Abanades advierte: su uso requiere respeto, conocimiento ancestral y criterios médicos rigurosos, porque un mal uso puede tener graves consecuencias.
Con ISIC, el Dr. Abanades busca ofrecer una medicina que no solo trate síntomas, sino que integre la complejidad del ser humano. Pone al paciente en el centro, equilibrando ciencia, experiencia clínica y conexión emocional. Su apuesta por la medicina integrativa representa un camino hacia una atención más humana, consciente y efectiva, donde la salud se entiende como un equilibrio de cuerpo, mente y alma.