martes, 30 septiembre 2025

«Llevas años pulsando el botón de recirculación del aire sin saber que te puede dormir al volante»: La alerta de un paramédico del SAMUR (47)

Este sistema dispara los niveles de CO₂ en el habitáculo, lo que puede llegar a reducir la capacidad de reacción del conductor hasta en un 20 %. Se recomienda no usar esta función más de 10 minutos seguidos y activarla solo en situaciones puntuales como túneles, atascos o para climatizar el coche rápidamente.

Llevas años pulsando el botón de recirculación del aire sin saber que te puede dormir al volante, una acción aparentemente inofensiva que esconde un peligro real. Lo advierte un paramédico del SAMUR con una larga trayectoria, y es que su uso continuado, sobre todo en viajes largos, puede dormirte al volante de forma imperceptible, convirtiendo tu coche en una trampa. ¿Te suena esa sensación de fatiga que no sabes de dónde viene? Quizá la respuesta esté en ese mando de recirculación que activas por costumbre.

Ese gesto casi automático es el centro de la alerta lanzada por el sanitario, que insiste en que no es una exageración. Al activar esta función, la concentración de dióxido de carbono se dispara dentro del vehículo, creando un ambiente que nos adormece lentamente y reduce nuestros reflejos de una manera drástica. Pocos conductores son conscientes de que esa simple tecla es una puerta directa a la somnolencia, el gran enemigo silencioso en la carretera.

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EL SECRETO QUE ESCONDE EL SÍMBOLO DEL COCHE CON LA FLECHA CURVA

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Cuando presionas ese interruptor, el sistema de ventilación de tu coche deja de coger aire del exterior y empieza a mover únicamente el que ya está dentro. Aunque parece ideal para aislarse del calor o del mal olor, el habitáculo se convierte en una burbuja que no renueva el oxígeno, un detalle que solemos pasar por alto. Es una comodidad que, sin darnos cuenta, nos pasa una factura muy alta en términos de seguridad al volante.

El problema es que, mientras respiramos, exhalamos dióxido de carbono (CO₂), que se va acumulando sin que ningún filtro pueda eliminarlo. Tal y como insiste la alerta del paramédico del SAMUR, ese aire viciado que respiramos es el que nos adormece lentamente sin que salte ninguna alarma visible en el salpicadero. Ese pulsador del climatizador, por lo tanto, inicia un proceso invisible pero con consecuencias muy reales para nuestra atención.

UN ENEMIGO SILENCIOSO SENTADO A TU LADO: ASÍ TE AFECTA EL CO₂

El verdadero peligro de este botón es que sus efectos son progresivos y silenciosos, mermando tu capacidad de reacción sin que te des cuenta. Fuente: Freepik
El verdadero peligro de este botón es que sus efectos son progresivos y silenciosos, mermando tu capacidad de reacción sin que te des cuenta. Fuente: Freepik

La acumulación de CO₂ no provoca un sueño repentino, sino una somnolencia gradual que se manifiesta con pequeños síntomas que a menudo ignoramos. Un bostezo, los párpados que pesan más de la cuenta o una ligera dificultad para concentrarse en las señales de tráfico, y es que la somnolencia aparece de manera tan gradual que el conductor no la percibe como una amenaza. Culpamos al cansancio del día o al viaje, sin sospechar de ese control del aire.

Este efecto es precisamente lo que subraya la advertencia del experimentado sanitario: el conductor se siente confortable, ajeno al peligro que se está gestando. Este botón crea una falsa sensación de confort mientras reduce tus capacidades cognitivas, una combinación realmente peligrosa en la carretera. No es el calor ni el ruido, es el propio aire que respiras gracias a esa tecla de recirculación el que te pone en riesgo.

¿POR QUÉ NADIE HABLA DE ESTO? LOS DATOS QUE CONFIRMAN EL PELIGRO

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Diversos informes sobre seguridad en la conducción han analizado este fenómeno, y los resultados son alarmantes. Según algunas pruebas, la capacidad de reacción se reduce hasta en un 20 % con altos niveles de CO₂ en el interior del vehículo, un porcentaje similar al que podría provocar el consumo de alcohol. Esa función del climatizador nos hace más lentos, menos precisos y, en definitiva, más peligrosos.

Las mediciones son claras: un espacio cerrado como un coche puede pasar de unas 400-800 partes por millón (ppm) de CO₂ a niveles preocupantes en muy poco tiempo. Como bien señala la fuente de esta alerta, el nivel de CO₂ puede superar las 2.500 partes por millón en pocos minutos con este botón activado, una concentración que la normativa de salud laboral considera inaceptable para una jornada de trabajo. Y tú lo respiras mientras conduces a 120 km/h.

NO TODO ES MALO: CUÁNDO DEBERÍAS (Y DEBES) PULSAR ESE BOTÓN

A pesar de los riesgos, hay situaciones específicas en las que usar el botón de recirculación no solo es útil, sino recomendable. Fuente: Freepik
A pesar de los riesgos, hay situaciones específicas en las que usar el botón de recirculación no solo es útil, sino recomendable. Fuente: Freepik

No se trata de demonizar esta función, sino de aprender a usarla con cabeza, porque tiene su utilidad en momentos muy concretos. Por ejemplo, al entrar en un túnel, en un atasco denso o al circular por una zona con mucho polvo o malos olores, este botón es un escudo eficaz contra la contaminación exterior en momentos puntuales. El mecanismo de recirculación nos aísla temporalmente de un ambiente exterior hostil.

También es un gran aliado para enfriar o calentar el coche de forma más rápida cuando acabamos de arrancarlo. El sistema no tiene que trabajar con el aire gélido o tórrido de la calle, por lo que su uso debe limitarse a los primeros minutos para aclimatar el coche rápidamente. La clave, como insiste la advertencia del paramédico, es desactivar el modo de aire interno una vez alcanzada la temperatura de confort.

LA REGLA DE ORO PARA CONDUCIR DESPIERTO Y SEGURO

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La solución es tan sencilla como generar un nuevo hábito: usar la recirculación solo cuando sea estrictamente necesario y por periodos muy cortos. La recomendación general de los expertos en seguridad vial es clara: la recomendación es no mantener activado el botón más de diez minutos seguidos para asegurar una correcta renovación del aire. Este simple gesto con el sistema de aire cerrado es fundamental para mantener la concentración.

Al final, la seguridad en la carretera a menudo reside en los pequeños detalles, en esas acciones que hacemos por inercia sin pensar en sus consecuencias. La próxima vez que tu mano vaya hacia ese dibujo del coche con la flecha, recuerda la advertencia del paramédico y pregúntate si de verdad lo necesitas, porque un simple gesto consciente puede ser la diferencia entre un susto y un viaje tranquilo. Conducir con aire fresco no es solo una cuestión de comodidad, es una necesidad vital.


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