jueves, 25 septiembre 2025

Andrea Gascón (37), dermatóloga: «El gel de ducha que parece limpiar tu piel en realidad está demoliendo tu única barrera contra infecciones y tumores»

El gesto más común de tu rutina diaria podría estar saboteando tu salud sin que lo sepas. La dermatóloga Andrea Gascón desvela por qué muchos geles de ducha son un peligro oculto.

Las infecciones cutáneas que vemos en consulta han aumentado de una forma que empieza a ser preocupante, y la causa a menudo está en el lugar más insospechado: la ducha. Así de contundente se muestra la dermatóloga Andrea Gascón (37), quien advierte que “el gel de ducha que parece limpiar tu piel en realidad está demoliendo tu única barrera contra infecciones y tumores”. Lo que parece una simple cuestión de higiene, podría estar comprometiendo seriamente nuestra salud dermatológica futura.

Lo que Gascón describe es un escenario alarmante que transforma un hábito diario en un riesgo potencial para la piel. Su afirmación sobre la demolición de nuestra barrera protectora no es una exageración, ya que una barrera cutánea debilitada abre la puerta a la inflamación crónica, un proceso que a largo plazo se relaciona con el desarrollo de lesiones precancerosas y facilita la aparición de más problemas cutáneos. ¿Estamos realmente limpiando nuestra piel o la estamos dejando indefensa ante el peligro?

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EL GRAN ENGAÑO DE LA ESPUMA: ¿MÁS LIMPIO SIGNIFICA MÁS SANO?

Un mito muy extendido que la ciencia se encarga de desmontar.
Un mito muy extendido que la ciencia se encarga de desmontar. Fuente Freepik.

Nos han enseñado a asociar la cantidad de espuma con una limpieza más profunda y efectiva, un error que, según los expertos, pagamos caro. Esa sensación de piel “rechinante” después de la ducha es, en realidad, una señal de alarma. Aunque el efecto psicológico es de una pureza absoluta, lo cierto es que esa espuma abundante suele ser sinónimo de sulfatos agresivos como el SLS, que barren sin piedad los aceites naturales que nos protegen y alteran por completo el equilibrio de nuestra piel.

Cuando esos lípidos esenciales desaparecen, la piel pierde su capacidad para retener la humedad y se vuelve tirante y seca. Este es el primer paso hacia una piel desprotegida y vulnerable. Se inicia un ciclo de sequedad e irritación que debilita progresivamente nuestras defensas naturales, dejando la piel expuesta a todo tipo de agresiones externas y, por supuesto, a más infecciones. La verdadera limpieza no debería dejar esa sensación de desierto en la piel.

TU PIEL TIENE UN EJÉRCITO PROPIO: ESTÁS ACABANDO CON ÉL

Quizás no lo sepas, pero sobre tu piel vive un complejo y vital ecosistema de millones de bacterias, hongos y virus que trabajan para ti. Es un verdadero ejército de microorganismos buenos conocido como microbioma cutáneo, que nos defiende activamente de los patógenos dañinos que pueden causar infecciones. Este batallón microscópico es fundamental para mantener la salud dérmica, regular la inflamación y educar a nuestro sistema inmunitario. Cada vez que usamos un producto agresivo, lo estamos diezmando.

El uso continuado de geles con agentes antibacterianos no selectivos o surfactantes potentes es como lanzar una bomba sobre ese ecosistema. Acabamos con lo malo, sí, pero también con todos los microorganismos beneficiosos que nos protegen. Al eliminarlo indiscriminadamente, alteramos el pH y creamos el caldo de cultivo perfecto para las infecciones fúngicas y bacterianas, que encuentran un terreno desprotegido donde campar a sus anchas. Un desequilibrio que puede tardar semanas en repararse.

¿QUÉ SE ESCONDE DETRÁS DE ESE PERFUME TAN AGRADABLE?

Detrás de un aroma irresistible puede ocultarse un enemigo para tu salud dérmica.
Detrás de un aroma irresistible puede ocultarse un enemigo para tu salud dérmica. Fuente Freepik.

Ese olor a océano, a flores exóticas o a frutas del bosque que deja tu gel de ducha puede ser uno de los mayores enemigos para tu piel. Las fragancias son una de las causas más comunes de dermatitis de contacto y reacciones alérgicas. Aunque nos seducen a nivel sensorial, la realidad es que el término ‘parfum’ en la etiqueta puede ocultar cientos de químicos sintéticos no regulados, muchos de ellos conocidos alérgenos que la marca no está obligada a desglosar de forma individual.

Esa irritación que a veces sentimos como un ligero picor o enrojecimiento es una señal de que la barrera cutánea está siendo atacada. No es un efecto secundario sin importancia. La inflamación constante, aunque sea de bajo grado, debilita las uniones entre las células de nuestra piel, y esa irritación no solo es molesta, sino que genera microfisuras que son una autopista directa para las infecciones, permitiendo que bacterias y alérgenos penetren con mucha más facilidad.

LA BARRERA DEMOLIDA: CUANDO EL PELIGRO VA MÁS ALLÁ DE LA PIEL

La advertencia de Andrea Gascón sobre los «tumores» puede sonar extrema, pero se apoya en una lógica científica que no debemos ignorar. Una barrera cutánea permanentemente dañada conduce a un estado de inflamación crónica. Este no es un problema superficial, ya que la dermatóloga insiste en que esta inflamación de bajo grado, si se mantiene en el tiempo, puede provocar estrés oxidativo y dañar el ADN de las células cutáneas, lo que aumenta el riesgo de mutaciones.

Esto no significa que un gel de ducha provoque cáncer directamente, sería una afirmación irresponsable. Sin embargo, sí subraya una verdad incómoda: un ecosistema cutáneo saludable es nuestra primera línea de defensa. La ciencia ha demostrado que un estado inflamatorio perpetuo aumenta la vulnerabilidad frente a tumores y agrava de forma significativa el riesgo de sufrir infecciones recurrentes. Proteger la barrera de la piel es, en última instancia, una estrategia de salud a largo plazo.

MANUAL DE SUPERVIVENCIA EN LA DUCHA: CÓMO ELEGIR BIEN Y PROTEGERTE

Detrás de un aroma irresistible puede ocultarse un enemigo para tu salud dérmica.
Detrás de un aroma irresistible puede ocultarse un enemigo para tu salud dérmica. Fuente Freepik.

Entonces, ¿qué podemos hacer para protegernos? La solución no es dejar de ducharse, sino hacerlo de forma más inteligente y consciente, algo crucial para evitar futuras infecciones. La próxima vez que compres un gel, dale la vuelta al bote y busca fórmulas que no contengan sulfatos (SLS/SLES). En su lugar, la clave está en buscar limpiadores suaves (syndet), con un pH neutro o ligeramente ácido (en torno a 5.5) y formulados con ingredientes hidratantes y reparadores como glicerina, ceramidas o niacinamida.

No se trata de demonizar la higiene, sino de entenderla. El objetivo no es erradicar todo lo que vive en nuestra piel, sino cuidarla para que ella misma nos defienda de las verdaderas amenazas, como son las infecciones. A veces, el mejor producto es el que interviene menos, el que respeta ese equilibrio perfecto que la naturaleza diseñó para evitar infecciones y mantenernos sanos. Y esa, quizás, sea la lección más importante que nos llevamos de la ducha.


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