La crisis que sufre Telecinco hoy en día no se parece en nada a la de hace tres décadas. Sin embargo, el canal lleva cuatro años encadenando caídas de audiencia y, desde hace dos, encadena mínimos históricos sin haber tocado todavía fondo.
En 1995, Maurizio Carlotti asumió el mando del grupo tras unas pérdidas de 54 millones de euros en 1994. Hoy, a pesar de la colección de fracasos recientes, el grupo que lidera Alessandro Salem goza de una posición envidiable: Mediaset España sigue siendo rentable al ser uno de los dos grandes operadores en España, lidera el target comercial grupal con un canal más y, en parte, compensa su miopía en materia de contenidos con la emisión de una apática parrilla lastrada por las tijeras plagada de cada día más anuncios.
Hace tres años, Mediaset España amagó con apostar en Telecinco por los informativos y el entretenimiento blanco. Pero aquella aventura naufragó y la hoy derechizada ‘cadena amiga’ sigue atrapada entre un pasado económico brillante y un futuro incierto.
PÉRDIDA DE AUTONOMÍA
El despido de Paolo Vasile a finales de 2022 supuso la pérdida de autonomía de Mediaset España, que durante 22 años fue la caja de beneficios de los Berlusconi, con 3.600 millones de euros en ganancias, y hoy parece actuar como una simple filial española de Media For Europe (o grupo Mediaset).
Los movimientos del nuevo director de Contenidos, Alberto Carullo, parecen lógicos: retornar a Ana Rosa Quintana a las mañanas tras su fracaso vespertino, reordenar las tardes y doblar la apuesta por ‘Supervivientes’, que acaba de estrenar una edición ‘All Stars’ otoñal.
Pese a lo cual, la fiebre política televisiva ha dejado los sensatos cambios en papel mojado. Las tertulias están disparando a La 1, han levantado a Cuatro y, previsiblemente, han evitado una caída de La Sexta, que tiene una parrilla casi idéntica desde hace más de una década.
Aun así, el problema no es tanto la audiencia actual de Telecinco, sino la falta de herramientas de su grupo matriz para construir su futuro. La plataforma OTT Infinity no cuenta con contenidos diferenciadores de calidad, la compañía no se ha especializado en vender contenidos a terceros ni apuesta por diversificar ingresos —tal y como hace Atresmedia—, y las necesarias inversiones para realizar una reconversión industrial no llegan a España, ya que el dinero de los Berlusconi parece haberse ido a Alemania.
Por último, la torpeza a la hora de fulminar su productora más rentable, La Fábrica de la Tele, y la fallida decisión de volcarse con los productos de Unicorn Content y Banijay agravan aún más la situación de Telecinco.
MEDIASET ESPAÑA SE CONVIERTE EN UN ENGRANAJE DE MFE
Mediaset España necesita unas inversiones que no llegan, en parte, porque los Berlusconi están quemando sus naves para hacerse con el segundo grupo de televisión alemán, ProSiebenSat. Esta compañía teutona se integra en MediaForEurope (MFE), que es el grupo audiovisual europeo controlado por la familia Berlusconi que ya contaba con Mediaset Italia y Mediaset España.
Con esta operación, MFE eleva su participación en el gigante alemán del 33% al 75,6%, consolidando su control tras la retirada del competidor checo PPF, que vendió su 15,7% a los italianos. La operación no ha encontrado obstáculos regulatorios ni en la Comisión Europea ni en las autoridades alemanas de competencia, lo que allana el camino para que los Berlusconi creen un nuevo conglomerado televisivo que intente ser capaz de plantar cara a las grandes plataformas de streaming estadounidenses.
MFE, que ya domina el mercado en Italia (junto a la pública RAI), tiene una presencia destacada en España a través de Mediaset (que comparte el negocio con Atresmedia), y se convierte ahora en un actor decisivo también en Alemania, Austria y Suiza.

Con la incorporación de ProSiebenSat.1 —el segundo mayor grupo privado de Alemania, solo por detrás de RTL— MFE aspira a controlar cerca del 25% del mercado publicitario televisivo en los cinco principales mercados europeos, según datos de la consultora Ampere. Los ingresos combinados podrían alcanzar los 3.600 millones de euros anuales.
Según la prensa alemana, la endeudada ProSiebenSat.1 defendía hasta ahora su independencia. Sin embargo, los planes de RTL para adquirir Sky Deutschland podrían haber acelerado la decisión, al representar una amenaza de concentración aún mayor en el mercado alemán.
Pese al optimismo empresarial, crecen las preocupaciones políticas y periodísticas. El sindicato de periodistas DJV advierte sobre el riesgo de una deriva populista y una pérdida de pluralismo, señalando los históricos vínculos políticos ultraconservadores de la familia Berlusconi.
El ministro de Cultura alemán Wolfram Weimer expresó su inquietud y pidió garantías de independencia en una reunión celebrada la pasada semana con el presidente de MFE, Pier Silvio Berlusconi, que prometió mantener la identidad alemana del grupo.
En paralelo, se prevén recortes: ProSiebenSat.1 ya anunció el pasado año la eliminación de 430 empleos y estima ahorros de 150 millones de euros anuales si se completa la integración legal. MFE eleva esta cifra hasta 400 millones, aunque los analistas dudan de ambas hipótesis.
Con esta adquisición, MFE quiere redibujar el mapa de la televisión europea, en un contexto de transformación digital y fuerte competencia global. La intención de los Berlusconi, desde hace una década, es crear una especie de Netflix paneuropeo que, según fuentes del sector, todavía está en frase embrionaria.