martes, 2 septiembre 2025

Jorge Iris (32), astrónomo: «La gente paga por ver auroras boreales en Noruega y no sabe que en este pueblo de Ávila tenemos uno de los cielos más limpios del mundo para ver la Vía Láctea»

Existe un lugar en España donde la Vía Láctea se ve con una nitidez que compite con las auroras boreales, y está mucho más cerca de lo que crees. El otoño ofrece las condiciones perfectas para vivir esta experiencia, con noches más largas, frescas y transparentes.

La provincia de Ávila esconde un secreto a voces entre los aficionados a la astronomía, un tesoro que la mayoría de nosotros pasamos por alto en nuestra búsqueda de experiencias inolvidables. Soñamos con vuelos carísimos a Noruega para cazar auroras, sin saber que aquí, en el corazón de Castilla, se despliega un espectáculo de igual o mayor magnitud. Imagina un lienzo negro infinito, salpicado por miles de millones de diamantes, porque uno de los espectáculos celestes más impresionantes del planeta está a la vuelta de la casa.

El zumbido constante de la ciudad nos ha robado el cielo, convirtiendo la noche en un borrón anaranjado donde apenas se distinguen un par de estrellas. Por eso, escapar a un lugar donde la oscuridad es total se ha convertido en una necesidad, una experiencia que conecta con algo ancestral. No es solo mirar arriba, es sentir la inmensidad, ya que la oscuridad absoluta se ha convertido en un lujo en peligro de extinción que en ciertos pueblos de Ávila todavía se puede disfrutar.

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¿UN TESORO ESCONDIDO A UNA HORA DE MADRID?

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Cuando hablamos de un cielo de calidad mundial, no es una forma de hablar. La Sierra de Gredos, en el sur de Ávila, fue el primer espacio de Castilla y León en obtener la prestigiosa certificación ‘Destino Turístico Starlight’. Este sello no es un mero adorno publicitario, sino un reconocimiento científico riguroso. Para conseguirlo, la zona debe demostrar una calidad del cielo nocturno excepcional y un compromiso firme para protegerlo de la contaminación lumínica, porque la Fundación Starlight certifica que la nitidez y oscuridad del cielo son óptimas para la observación astronómica.

Este reconocimiento sitúa a la comarca a la altura de otros santuarios estelares como el desierto de Atacama en Chile o las islas Canarias. La diferencia es que este paraíso para el turismo de estrellas está a un paso de las grandes ciudades. La verdadera magia de este rincón de Ávila reside en redescubrir la noche, en apagar el móvil y levantar la vista, porque la ausencia de luz artificial permite que miles de estrellas invisibles en la ciudad aparezcan de repente ante nuestros ojos, creando una sensación de vértigo y maravilla.

EL OTOÑO, LA PANTALLA PERFECTA PARA LA VÍA LÁCTEA

Aunque cualquier noche despejada en Gredos es un regalo, el otoño tiene algo especial. Las calurosas noches de verano, a menudo cargadas de calima, dan paso a un aire mucho más limpio y estable. El frío empieza a asentar la atmósfera, reduciendo las turbulencias que distorsionan la luz de las estrellas. Las noches son más largas, lo que nos da más tiempo para que nuestros ojos se acostumbren a la oscuridad. Por eso, las noches de otoño en la sierra ofrecen una transparencia atmosférica insuperable, ideal para la observación del cielo profundo.

Es en esta época cuando el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, todavía es visible durante las primeras horas de la noche, cruzando el cielo como una majestuosa nube blanquecina. Con unos simples prismáticos, esa nube se descompone en un enjambre de estrellas. En una noche de otoño en Ávila, sin luna, el espectáculo es abrumador. Ves con claridad nebulosas, constelaciones que en la ciudad son un borrón, y si tienes suerte, alguna que otra estrella fugaz. Realmente, la Vía Láctea se muestra en todo su esplendor antes de «esconderse» hasta la próxima primavera.

«LA GENTE NO VALORA LA OSCURIDAD QUE TENEMOS»

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El astrónomo Jorge Iris lo tiene claro. Hay una desconexión entre el valor real de este patrimonio natural y la percepción que tenemos de él. Gastamos fortunas y planificamos con meses de antelación un viaje para ver un fenómeno celeste concreto, que además depende de la suerte. Sin embargo, no le damos importancia a tener un cielo de categoría mundial a un par de horas de casa, disponible casi cualquier noche. Es una cuestión de perspectiva, porque invertimos miles de euros en buscar fuera lo que tenemos aquí con una calidad excepcional.

Y este tesoro no es eterno. La contaminación lumínica es un enemigo silencioso que avanza sin piedad. Cada farola mal diseñada, cada pueblo que ilumina su iglesia hacia el cielo, es una pequeña puñalada a esta oscuridad. La certificación Starlight no es solo un premio, es un compromiso para luchar contra este problema. Por eso, visitar estos lugares y valorar su cielo es también una forma de protegerlo. La concienciación es clave, porque la protección activa contra la contaminación lumínica es vital para conservar este patrimonio natural único en Ávila.

GUÍA BÁSICA PARA TU BAUTISMO ESTELAR

Mucha gente cree que para disfrutar de las estrellas se necesita un telescopio carísimo y conocimientos de física cuántica. Nada más lejos de la realidad. Lo más importante es lo que no tienes que llevar: la prisa. El primer paso es elegir un lugar alejado de las luces de los pueblos, como el Puerto del Pico o la Plataforma de Gredos. Abrígate bien, incluso si no parece hacer mucho frío, porque la noche en la sierra engaña. Y, sobre todo, ten paciencia, ya que tus ojos necesitan al menos veinte minutos para adaptarse completamente a la oscuridad y empezar a percibir los detalles del firmamento.

Unos simples prismáticos pueden ser tu mejor aliado, mucho más intuitivos que un telescopio para empezar. Te sorprenderá la cantidad de estrellas que puedes ver en cúmulos como las Pléyades. Una tumbona o una manta para tumbarte en el suelo harán la experiencia mucho más cómoda. Existen además aplicaciones móviles que te ayudan a identificar constelaciones simplemente apuntando con el teléfono. En esta zona de Ávila, la experiencia de tumbarse a contemplar la inmensidad del cosmos es un bálsamo para el alma, una cura de humildad que te resetea por dentro.

MÁS ALLÁ DE LAS ESTRELLAS: EL OTRO ENCANTO DE GREDOS

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El turismo estelar en esta comarca de Ávila tiene un complemento perfecto en la luz del día. La Sierra de Gredos es un paraíso para los amantes de la naturaleza y el senderismo, con rutas que te llevan a lugares tan mágicos como el Circo de Gredos o las Cinco Lagunas. El otoño tiñe los bosques de ocres y amarillos, creando un paisaje de postal. Es la combinación perfecta: agotar el cuerpo durante el día con una buena caminata y dejar que la mente vuele durante la noche. Por eso, la oferta de naturaleza diurna y la magia del cielo nocturno crean una escapada redonda.

Además, no podemos olvidar la gastronomía. Después de una noche fría bajo las estrellas, no hay nada como reponer fuerzas con un buen plato de judiones de El Barco de Ávila o un chuletón de ternera de la tierra. Los pueblos de la zona, como Hoyos del Espino o Navarredonda de Gredos, conservan ese encanto rural y auténtico que te hace desconectar del mundo. Es una inmersión completa en un ritmo de vida más lento y conectado con la tierra, una experiencia que empieza mirando al cielo y acaba enamorándote de lo que tienes bajo los pies.


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