La advertencia de este joven formador de la Guardia Civil resuena con la fuerza de una verdad incómoda que nadie quiere oír. Llevas años, quizás décadas, acercándote a una rotonda y ejecutando un movimiento que crees absolutamente normal, pero una maniobra que repites a diario en las glorietas es en realidad ilegal y podría dejar tu carnet de conducir temblando con cuatro puntos menos. ¿Te suena esa sensación de confianza al volante? Quizás es el momento de cuestionarla antes de que sea demasiado tarde.
Esa seguridad que sientes al circular podría estar basada en una costumbre profundamente errónea, un vicio adquirido que se ha extendido como la pólvora en nuestras carreteras. La clave está en un gesto casi automático al salir de la glorieta, y los agentes de tráfico están poniendo el foco en esta infracción común que la mayoría de conductores ni siquiera sabe que está cometiendo. Sigue leyendo, porque lo que vas a descubrir puede cambiar para siempre tu forma de enfrentarte a la próxima rotonda.
¿EL ERROR QUE COMETEMOS TODOS LOS DÍAS?

Imagínate la escena: circulas por el carril interior de una glorieta de dos o más carriles, te acercas a tu salida y, con un rápido giro de volante, cruzas directamente el carril exterior para tomarla. Es rápido, es eficiente y lo hace todo el mundo, ¿verdad? Pues bien, según la normativa que aplica la Guardia Civil, esta acción de «corte» desde el interior es completamente ilegal y se considera una de las más peligrosas. Es un hábito tan interiorizado que nos parece lo correcto, pero es una bomba de relojería.
El problema fundamental de esta práctica tan extendida es que rompe con cualquier principio de previsibilidad en la conducción. El conductor que circula correctamente por el carril exterior no espera que otro vehículo le corte la trayectoria de forma tan abrupta, y la falta de visibilidad y el tiempo de reacción nulo generan un riesgo altísimo de colisión lateral. Es la crónica de un accidente anunciado, una infracción que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado persiguen no por afán recaudatorio, sino por pura seguridad vial.
LA FÍSICA NO ENGAÑA: POR QUÉ ES UN IMÁN PARA ACCIDENTES
Más allá de la multa, es crucial entender el peligro real que se esconde detrás de esta maniobra aparentemente inofensiva. La propia dinámica de una glorieta está diseñada para un flujo de tráfico circular y ordenado, donde cada carril tiene su función. Al salir desde el interior, invades un espacio que no te corresponde, y el vehículo que circula por el carril exterior tiene la prioridad de paso, convirtiéndolo en una víctima potencial de tu impaciencia o desconocimiento. Es una ruleta rusa en la que pones en juego tu seguridad y la de los demás.
Piénsalo por un momento: al realizar este cruce indebido, creas un ángulo muerto gigante para el coche que va por tu derecha. Él sigue su trayectoria confiado, mientras tú te lanzas a la suya sin apenas visibilidad. El resultado, en el mejor de los casos, es un frenazo brusco y un buen susto. En el peor, una colisión que podría haberse evitado fácilmente, un siniestro del que serías el único responsable a ojos de los agentes de la autoridad, que aplicarán el reglamento de circulación sin contemplaciones.
LO QUE DICE LA LEY (Y MUCHOS DESCONOCEN)

Muchos conductores se escudan en un falso mito: «el carril de dentro es para ir más rápido». Nada más lejos de la realidad. El Reglamento General de Circulación, cuya vigilancia en carretera es competencia de la Guardia Civil, establece implícitamente que las glorietas son vías de sentido único con carriles, y se rigen por las mismas normas. Por tanto, para abandonar la rotonda siempre debes situarte previamente en el carril exterior, y si no puedes hacerlo con seguridad, debes dar otra vuelta completa hasta poder posicionarte correctamente.
La sanción por no respetar esta norma no es ninguna broma y pone de manifiesto su gravedad. La maniobra se tipifica como conducción temeraria o negligente, dependiendo de las circunstancias, y la sanción económica puede ser considerable. Pero lo que más duele es la pérdida de puntos, ya que la infracción conlleva una retirada de hasta 4 puntos del permiso de conducir, un golpe que puede dejar a muchos al borde de perder la licencia. La Benemérita no pasa por alto una acción que causa tantos siniestros.
MÁS ALLÁ DE LA MULTA: EL COSTE HUMANO DE LA IMPACIENCIA
El trabajo de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil va mucho más allá de poner multas; su principal objetivo es salvar vidas. Cada vez que un agente presencia esta maniobra, no solo ve una infracción, sino la antesala de un posible accidente con heridos. Detrás de las frías estadísticas de siniestralidad en rotondas se esconden historias personales, familias rotas y secuelas físicas y psicológicas que podrían haberse evitado con un simple gesto de responsabilidad y conocimiento de la norma. Es el factor humano lo que realmente preocupa.
El estrés que genera en otros conductores es también un factor a tener en cuenta. El que circula correctamente por el exterior vive en una tensión constante, anticipando que en cualquier momento alguien le puede hacer la «cruzada». Esta desconfianza colectiva deteriora la convivencia en la carretera, y provoca frenazos y reacciones evasivas que, a su vez, pueden causar otros accidentes en cadena. Tu error no solo te afecta a ti, sino que enrarece el clima de seguridad para todos, algo que el cuerpo de seguridad vial combate a diario.
LA MANIOBRA PERFECTA: UNA CLASE PRÁCTICA PARA EVITAR LA SANCIÓN

Entonces, ¿cómo deberíamos hacerlo? La clave es la anticipación, la misma que aplica la Guardia Civil en sus formaciones. Antes de entrar en la glorieta, decide qué salida vas a tomar. Si es una de las primeras, sitúate directamente en el carril exterior. Si vas a tomar una salida pasada la mitad del círculo o a hacer un cambio de sentido, puedes usar los carriles interiores para no entorpecer, pero con una condición innegociable: debes cambiar al carril exterior con suficiente antelación antes de llegar a tu salida, señalizándolo siempre con el intermitente.
Si al intentar cambiarte al carril derecho descubres que no es posible hacerlo de forma segura porque hay otros vehículos, la regla de oro que enseña la Guardia Civil es clara: no te la juegues. Mantente en tu carril interior y da otra vuelta completa a la rotonda. Perderás treinta segundos, pero ganarás en seguridad y te asegurarás de conservar intactos tus puntos y tu bolsillo. Es un pequeño peaje de tiempo que, comparado con el coste de un accidente o una sanción, resulta insignificante. La paciencia, al final, es la maniobra más inteligente que puedes realizar al volante.