La codorniz tiene algo que enamora desde el primer bocado. Quizá sea su carne tierna y jugosa, o ese punto salvaje que recuerda a la caza menor, pero lo cierto es que, cuando se cocina bien, es capaz de eclipsar a cualquier ave de corral. Pocos saben que esta pequeña joya gastronómica fue un manjar reservado a reyes y nobles durante siglos. Hoy, por suerte, cualquiera puede llevarla a su mesa sin dejarse el sueldo en el intento.
Y no, no estamos hablando de platos sofisticados imposibles de reproducir en casa. La receta de codornices asadas o fritas es tan sencilla como deliciosa, y no exige más que unos pocos ingredientes de calidad y ganas de disfrutar. Es un plato que invita a comer con las manos, a mojar pan sin remordimientos y a saborear cada minuto de la experiencia. Si ya te está entrando hambre, espera a descubrir todo lo que hay detrás de este clásico que nunca pasa de moda.
2EL ENCANTO DE LA SENCILLEZ

La receta de codornices asadas o fritas tiene algo de ritual. Apenas se necesita sal, aceite de oliva, ajo y alguna hierba aromática para que luzca como un festín. Lo importante es respetar el punto de cocción para que la carne no pierda jugosidad. Un asado demasiado largo y diremos adiós a su ternura; un frito rápido pero a temperatura baja y perderemos esa piel crujiente que la hace irresistible.
En muchas casas, se sirven partidas por la mitad o enteras, acompañadas de una guarnición humilde pero infalible: patatas fritas o asadas. El truco está en que la guarnición absorba los jugos de la carne y las hierbas. Así, cada bocado es una mezcla de sabores que recuerda a la cocina de antaño, sin artificios, solo pura esencia.