Pocas cosas en esta vida son tan reconfortantes como una galleta recién horneada. Ese aroma envolvente que escapa del horno y se cuela por todos los rincones de la casa es casi terapéutico. Y si hablamos de galletas de avena con chocolate, estamos jugando en la primera división de la repostería casera: textura rústica, sabor profundo, un equilibrio entre lo sano y lo indulgente. Un bocado que te dice “todo va a estar bien”, aunque tu día haya sido un caos.
Pero estas galletas no solo son un capricho dulce. Son también un símbolo de cómo los ingredientes simples —la avena, el chocolate, la mantequilla— pueden transformarse en una experiencia sensorial. Hoy te propongo un viaje completo: historia, ingredientes, receta paso a paso, ideas para personalizarlas y hasta consejos para maridarlas (sí, las galletas también se pueden maridar, créelo o no). Prepárate para hornear magia.