Cárcel y dinero no suelen ir en la misma frase, pero en España, sí, los presos cobran por trabajar. La imagen que tenemos de la vida entre rejas dista mucho de la realidad diaria de muchos internos, que lejos de pasar el día sin hacer nada, asumen empleos con horarios, obligaciones y, sí, con un sueldo. Los reclusos que desempeñan una labor dentro del centro penitenciario reciben una remuneración regulada por el Estado. No es una cifra que enriquezca a nadie, pero genera un debate cada vez más vivo: ¿deberían cobrar más? ¿menos? ¿nada?
Saber cuánto gana un preso en las cárceles de España es adentrarse en un sistema tan complejo como desconocido. Porque no todos los internos trabajan, ni todos los trabajos están pagados igual. El sueldo depende del tipo de tarea, la categoría asignada y el convenio vigente con la Administración Penitenciaria. Entre planchar uniformes, fregar comedores, empaquetar material o limpiar módulos, algunos reclusos se ganan cada euro con esfuerzo. Pero lo cierto es que los ingresos no siempre alcanzan ni para mantener una vida digna entre barrotes.
5UNA POLÉMICA RECURRENTE FUERA DE LOS MUROS

El hecho de que un preso cobre por trabajar genera división de opiniones fuera de prisión. Hay quien lo ve como una medida justa y necesaria para fomentar la reinserción social. Otros consideran que no deberían recibir un sueldo mientras cumplen condena. Este debate resurge cada cierto tiempo, sobre todo cuando se publican casos de empresas que colaboran con prisiones.
Al final, el trabajo en la cárcel sigue siendo una herramienta, no un privilegio. Para muchos internos, es la única vía de redención o de escape mental. No se trata solo de ganar dinero, sino de sentirse útil, con rutina y propósito. En un entorno donde el tiempo parece no pasar, tener una tarea diaria marca una diferencia enorme. Aunque el sueldo sea escaso, el valor personal es incalculable.