El último episodio de La Favorita 1922 culmina con una cena que promete fuegos, traiciones y amores imposibles. Elena y Julio hacen su último esfuerzo frente a César que, mientras tanto, el restaurante se convierte en el lugar que acoge las despedidas y los secretos inconfesados que explosionan como bombas de tiempo. El último capítulo de La Favorita 1922 será una tormenta perfecta de emociones donde cada uno de los personajes da lo máximo. Ya sabemos que el lunes 7 de julio a las 23:00h Telecinco termina un ciclo de pasiones, venganzas e incluso sacrificios de consecuencias dudosas. La cena más esperada del año es, en definitiva, una trampa mortal.
1EL JUEGO DEL GATO Y EL RATÓN

El plan de Julio y Elena en La Favorita 1922 es tan audaz como desesperado. Cada movimiento de César, cada tic, cada palabra envenenada que arranca de su boca hecha de cerilla lo han estudiado hasta el último momento. Saben que si fallan, estarán perdidos. El viejo amigo que han reclutado para esta ocasión saben que la clave de su éxito será hacerle creer que la amenaza viene de donde menos se lo espera y mientras tanto ir preparando el jaque mate. Pero en este juego, hasta un leve temblor de voz puede costar la vida.
César se encuentra sentado en el centro de la mesa entre brindis fingidos y sonrisas contenidas. Está claro que disfruta la sensación de haber vencido. Ignora que el camarero que le sirve el vino es en verdad un actor que ha conseguido una interpretación perfecta. Todo depende de saber captar el tiempo: si la distracción llega demasiado pronto, César percibirá la trampa, y en caso de que llegue tarde, Julio no tendrá tiempo de actuar.
En ese momento, Elena se entromete con una conversación trivial con Cecilia, aunque ella se las arregla muy bien a fin de utilizar su vuelo de miradas para buscar la señal de su hermano. El reloj avanza y el plan requiere sangre fría. Sin embargo, César no ha llegado a ese punto por azar. En el último instante, cuando ya se supone que se tienen las cosas bajo control por parte de Elena, lanza la mirada hacia la puerta en señal de complicidad.
Algo ha cambiado en el ambiente. Repentinamente, dos figuras desconocidas entran en el restaurante, y la expresión de Julio queda petrificada. ¿Son reforzos del marqués? ¿O ha habido un soplo? La guerra se complica, y no se están jugando sólo la venganza, sino la supervivencia.