El sorbete, un postre helado que ha conquistado paladares en todo el mundo, tiene una historia rica y diversa. Se cree que su origen se remonta a las antiguas civilizaciones, como los romanos y los árabes, que preparaban mezclas de nieve y hielo con frutas y jarabes azucarados. Estas primeras versiones del sorbete se disfrutaban en épocas de calor como un refresco, utilizando los recursos que ofrecía el invierno para conservar el hielo.
Con el tiempo, las técnicas de preparación de helados y sorbetes fueron perfeccionándose, llegando a Europa en la Edad Media. En el siglo XVII, el sorbete tal como lo conocemos, comenzó a aparecer en menús de restaurantes y se popularizó rápidamente. Las combinaciones de sabores, especialmente la de frutas cítricas como el limón y la naranja, se convirtieron en favoritas, ya que proporcionaban un contraste refrescante y aromático.
4Acompañamientos para el sorbete

El sorbete se puede disfrutar solo, pero también queda delicioso acompañado de:
– Galletas o conos de helado: Perfectos para servir el sorbete, añadiendo un contraste crujiente.
– Frutas Frescas: Una ensalada de frutas con melón, fresas y kiwi puede complementar perfectamente el sorbete.
– Sirope o salsa de chocolate: Un chorrito de sirope de chocolate o caramelo puede añadir un toque dulce y decadentemente delicioso.
– Menta fresca: Decorar con hojas de menta no solo es visualmente atractivo, sino que también aporta frescor al plato.