miércoles, 11 junio 2025

El arte del flan casero: Receta de Huevo o de vainilla, te enseñamos sus secretos

El flan, con su textura sedosa y su corona de caramelo líquido ambarino, es uno de los postres más universales y queridos. Ya sea el clásico flan de huevo, reconfortante en su simplicidad, o su primo aromático, el flan de vainilla, esta delicia a base de lácteos y huevos ha conquistado paladares a lo largo de generaciones y continentes. Su aparente sencillez esconde una técnica que, una vez dominada, recompensa con un postre elegante y profundamente satisfactorio. Acompáñanos a explorar la historia, los secretos y la preparación de este manjar atemporal.

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La historia del flan es sorprendentemente antigua y se remonta a la época del Imperio Romano. Los romanos fueron pioneros en la domesticación de gallinas y, con una abundancia de huevos, comenzaron a experimentar con preparaciones que los combinaban con leche y miel. Estas primeras versiones, conocidas como «tyropatina», eran a menudo saladas, incorporando pimienta u otros condimentos, aunque también existían variantes dulces.

Con la caída del Imperio Romano, la receta evolucionó. Durante la Edad Media en Europa, especialmente en España y Francia, la receta se popularizó y se transformó. Se adoptó el término «flan», derivado del francés antiguo «flaon» (torta plana), que a su vez provenía del alto alemán antiguo «flado». En esta época, el flan se consolidó como un postre dulce, y comenzó a cocinarse en moldes caramelizados, dándole su característica capa superior. La técnica del baño María, crucial para su textura delicada, también se perfeccionó.

Fueron los españoles quienes, durante la colonización, llevaron el flan a América Latina y Filipinas. En cada región, la receta básica se adaptó, incorporando ingredientes y sabores locales. Así nacieron innumerables variantes, desde el flan de cajeta en México hasta el flan de leche condensada, muy popular en toda Latinoamérica, o el leche flan filipino, a menudo más rico en yemas.

Hoy en día, el flan es un postre emblemático en muchas culturas, cada una con su toque distintivo, pero todas compartiendo el mismo ADN de cremosidad y dulzura caramelizada.

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Acompañamientos ideales para tu flan

Fuente: Freepik.es

Aunque el flan brilla por sí solo bañado en su caramelo, algunos acompañamientos pueden realzar la experiencia:

  • Dulce de leche: Especialmente popular en Argentina y Uruguay, una cucharada generosa de dulce de leche al lado es casi obligatoria.
  • Crema batida o nata montada: Un poco de nata ligeramente endulzada ofrece un contraste de texturas.
  • Frutas frescas: Frutos rojos (frambuesas, fresas, arándanos), gajos de naranja o mango aportan acidez y frescura.
  • Salsas ligeras: Un coulis de frambuesa o fresa puede añadir un toque de color y sabor.
  • Un toque de canela: Espolvorear una pizca de canela molida justo antes de servir.
  • Galletas fFinas: Como barquillos o lenguas de gato, para un contraste crujiente.

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