El palacio de los Luján en La Promesa vuelve a acoger emociones en el límite, esas emociones que contribuyen a establecer un formato dramático que resulta imposible insensibilizar. El episodio 611 de la ficción española, que se emite este viernes 6 de junio, no solo abre un anticipo –es una antesala, a partir de ahora, de algo que estaba ya determinado; todo ello combinado con un torbellino de situaciones irreversibles- si bien tras el brutal bautismo de Andrés y Rafaela, la familia intenta reconstruirse por medio de las traiciones, las pasiones y los peligros que surgen de la penumbra.
2UNA BATALLA SILENCIOSA POR EL PODER

Si hay algo que caracteriza a los Luján en La Promesa es que no pueden librarse de las intrigas palaciegas. Leocadia, enfurecida por el cese de Petra sin su consentimiento, califica este hecho como una ofensa directa a su autoridad, «Catalina ha rebasado ciertas pautas». Ella remarca la intensidad de su rabia fijando su mirada en el retrato del clan. Su furia no tiene como excusa a Petra, sino a lo que ella simboliza: un ataque a su influencia en palacio.
Samuel, por su lado, se siente traicionado. Al constatar que indirectamente se le considera responsable de la salida de Petra, su lealtad hacia los Luján comienza a dilatarse. ¿.
Pero lo más peligroso es lo que no se expone. Leocadia atesora las viejas rencillas y esta situación podría ser la excusa para mover las piezas de la situación. ¿Acudirá a Samuel para debilitar a Catalina? O, con el compromiso de culpabilizar a ambos, ¿reforzará el poder que ostenta? En el juego de tronos doméstico, nadie está a salvo.
Samuel, al fin y al cabo, establece el dilema que está dispuesto a asumir. Ya sabemos que si se enfrenta, puede perderlo todo en el palacio. Y si calla, no hace más que ser cómplice de su propia humillación, para terminar con la mirada perdida al final del capítulo, lo que hace pensar que algo está por estallar. ¿Él es quien puede hacer estallar la próxima guerra familiar?
Lo que parece claro es que el despido de Petra es sólo el principio. Cualquier puerta cerrada puede convertirse en un susurro, en una alianza secreta o en un puñal oculto y, así, Leocadia y Samuel pueden pasar de víctimas a verdugos en un instante.