domingo, 8 junio 2025

Tú dañas el motor de tu coche al repostar y no lo sabes: el error que tienes que evitar ya

El cuidado de tu coche es fundamental para asegurar su longevidad y un rendimiento óptimo, pero a veces, sin ser conscientes, cometemos errores que pueden salir muy caros. Uno de los hábitos más extendidos, y sorprendentemente perjudicial, ocurre en un lugar tan cotidiano como la gasolinera, justo en el momento de llenar el depósito. Muchos conductores, con la intención de apurar al máximo cada repostaje, continúan echando combustible después del primer «clic» de la manguera, una práctica aparentemente inocua que, sin embargo, esconde riesgos significativos para la mecánica de nuestro vehículo.

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Esta costumbre, la de llenar el depósito «hasta arriba», puede parecer una forma de ganar unos kilómetros extra de autonomía, pero la realidad es que estamos sometiendo a nuestro coche a un estrés innecesario y potencialmente dañino. Los sistemas modernos de los vehículos están diseñados con una precisión milimétrica, y cualquier alteración en su funcionamiento, por pequeña que parezca, puede desencadenar una cascada de problemas. Entender por qué este gesto es contraproducente es el primer paso para proteger una inversión tan importante y evitar visitas inesperadas, y costosas, al taller.

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EL ENEMIGO SILENCIOSO BAJO EL CAPÓ: EL SISTEMA QUE NO PERDONA EL EXCESO

Fuente Pexels

Cuando llenamos el depósito de nuestro coche más allá de lo recomendado, el primer damnificado suele ser el sistema de control de emisiones evaporativas, conocido como EVAP. Este sistema tiene una función crucial, ya que se encarga de recoger los vapores de gasolina que se generan en el depósito, evitando que se liberen a la atmósfera y redirigiéndolos hacia el motor para su combustión. Para ello, cuenta con un filtro de carbón activado, o cánister, que absorbe dichos vapores. Si el combustible líquido alcanza este filtro, lo satura y lo daña irremediablemente, perdiendo su capacidad de absorción y gestión de gases.

La consecuencia directa de un cánister dañado es que el sistema EVAP deja de funcionar correctamente, lo que no solo incrementa las emisiones contaminantes de nuestro coche, sino que también puede afectar al rendimiento general del motor. Un síntoma habitual es la dificultad para arrancar después de repostar, o incluso la activación del testigo de fallo motor en el cuadro de instrumentos, una señal inequívoca de que algo no va bien en las entrañas de nuestro vehículo. Ignorar estas advertencias puede llevar a problemas mayores y a reparaciones mucho más complejas y onerosas a largo plazo.

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